Año de publicación: 2021
Valoración: recomendable
En este blog nos gusta mucho Eduardo Halfon o, por lo menos, nos gusta a varios de nosotros: la prueba está en la buena cantidad de reseñas, todas favorables, que hemos hecho sobre sus libros... Y las que aún nos quedan, porque este escritor atesora ya un buen número de títulos publicados, aunque bien es cierto que, en genral, se trata de libros bastante breves y que guardan no poca relación entre sí, de tal manera que casi se diría que se trata de diversos capítulos de un único libro que Halfon va escribiendo por entregas, a su ritmo.
Así pues, esta Canción comparte elementos con otros libros del mismo autor, aunque haya variado un tanto la partitura, si se me permite el tropo facilón -y algo tramposo, pues el título no tiene nada que ver con canción o música alguna, aviso-; encontramos también al propio Halfon como personaje-narrador y, como en otros de sus novelas o relatos, se encuentra de viaje en un país cuyo idioma desconoce y donde debe elaborar una identidad ad hoc, de acuerdo con las expectativas ajenas: en este caso -y es lo más jocoso del libro- invitado a un congreso en Tokio sobre literatura libanesa, él, un guatemalteco que nunca ha estado en el Líbano y cuyo vínculo con ese otro país se debe tan sólo (o nada menos), a que es el lugar de origen de su abuelo paterno.
El segundo punto en común es fácil de adivinar: este libro también trata, en gran medida, sobre la historia familiar de Halfon, en este caso de su abuelo paterno, que se llamaba como él -es decir, él como su abuelo-, un judío emigrado a Guatemala desde Beirut, previo paso por París y que en el país centro americano prosperó hasta el punto de ser secuestrado, en el año 1967, por la guerrrilla insurgente, para cobrar un rescate. Enlazando con este asunto, Halfon le sigue la pista, muchos años después, a algunos de los secuestradores de su abuelo, en especial a uno de ellos, y nos cuenta su devenir, aasí como nos instruye en ciertos momentos dolosos de la Historia reciente de Guatemala (que supongo poco conocidos para quienes no seamos guatemaltecos). De forma más amplia, aprovecha para presentarnos toda una serie de personajes más o menos curiosos que van poblando los distintos vericuetos por los que transcurre la novela y que, aunque sea por unos pocos párrafos, consigue que conciten todo nuestro interés, como si fueran los principales protagonistas; algo muy característico, también de la obra de Halfon, me parece.
Todos estos elementos, Guatemala, Japón, Líbano, su familia, los secuestradores, etc. los va combinando el escritor avanzando y retrocediendo en el tiempo, dando saltos de un país a otro y de una línea narrativa a la siguiente, pero sin que el resultado que de caótico, sino dotado de cierta agilidad y ligereza. Eso sí, algunas de esas narraciones quedan un tanto deshilachadas y quizá le falte un poco más de consistencia al conjunto. Una carencia que, de todos modos, queda compensada por la extraordinaria capacidad de Halfon -de la que, sospecho, es muy consciente- de captar y mantener la atención del lector a las pocas líneas de haberse puesto con cualquiera de sus libros. Con un estilo, además, sencillo y natural, en absoluto recargado -lo que no significa que no utilice los recursos narrativos que le interesan en cada momento-; algo, me temo, al alcance de muy pocos, los tocados por la Gracia literaria.... Entre quienes no está en útimo lugar, desde luego, Eduardo Halfon (nieto).
Varios libros de Eduardo Halfon reseñados en este blog: aquí
4 comentarios:
Pues mira que casualidad. Después de haber leído varias reseñas sobre este autor, todas positivas, esta semana me decidí y me hice de dos de sus obras, Monasterio y Duelo. Las cuales, por su brevedad, seguramente lea pronto. Canción pinta bien, también.
Un abrazo desde la Argentina encuarentenada (nuevamente), Juan!
Hola, Puma:
Pues me alegro de que te decidas con él; estoy seguro de que te gustará Halfon.
Por lo demás, mucha suerte y ánimo desde acá.
Muy buena tu reseña. Sobre todo eso de que cada libro de Halfon parece una nueva entrega del mismo libro. Solo que no solo cambia el episodio del que decide narrar sino también el foco.Cambia el personaje o el fenómeno en que se centra y desde ahí sí va hacia adelante y atrás en el tiempo, traza innumerables links a lo ya relatado en las entregas previas con guiños permanentes para los ya iniciados. No recuerdo si aparecen específicamente en Canción, pero un abrigo rosa nos ubica en Polonia, un viejo Saab en una recorrida por Guatemala y así. En este caso, además, creo que le salió un libro más sudamericano, incluso algo más político que los anteriores.
Primer y satisfactorio Halfon. Se lee de una sentada, como quien dice, y contiene prácticamente lo dicho en la reseña, que si fuese una novela, que no lo es, la habría destripado. Habiendo buen narrador, no importa tanto el qué, sino el como lo cuentas. Tampoco conocía el terrible pasado reciente de Guatemala. Me ha recordado, salvando las distancias, al rumano Mircea en su libro contando si periplo por Francia junto a otros escritores rumanos, no recuerdo ahora el titulo... Caerán más Halfon.
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