Año de publicación: 2021
Valoración: Bastante recomendable
Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera. Algo así, dependiendo de la traducción, viene a decir el comienzo de Ana Karenina. Ese parece ser, al menos en un primer momento y debido a un matrimonio que se derrumba y a una herencia cuanto menos extraña, el camino que va a seguir este Simpatía: el de una crónica familiar a las que tan acostumbrados nos tiene la literatura latinoamericana. Algo de eso hay, pero la cosa no es tan sencilla porque lo que se derrumba no es solo un matrimonio; tanto lo individual como lo colectivo, lo personal como lo nacional se vienen abajo y flota en el ambiente un aire de desastre y locura, de miedo y absurdo que todo lo impregna.
Aquí, en cambio, uno siente una guerra pero no la ve. Y son los mismos desplazados, la gente misma, los que abandonan a sus perros. Eso es peor que colgarlos de un poste. Los abandonan para anunciar que se marchan de este infierno
Así que lo que en un primer momento puede ser una crónica familiar con toques de picaresca se complica. Surgen varias subtramas en las que nada es lo que parece, en las que los hechos van enredándose y entrelazándose, y que convierten Simpatía en un "thriller político" o en una "novela de misterio", aunque no creo que el libro pueda o deba encuadrarse en una casilla determinada ya que Rodrigo juega con lo géneros como ya lo hicieron algunos de los nombres que aparecen en el texto (Borges, Bolaño, etc). Ese giro, ese convertir la novela en algo diferente y salir airoso del paso, especialmente en su parte final, es uno de los aspectos más significativos del texto.
Otro punto favorable: el engarce entre la historia individual y la historia colectiva, entre la trama personal de Ulises y compañía y la historia reciente de Venezuela. Nuevamente la novela como metáfora de la sociedad del país.
Más: los personajes. Toca regresar al texto de la novela (a la página 178). Si algo te enseña Francis Ford Coppola es que en una buena película no hay personajes secundarios. Todos sus personajes, en caso de emergencia, por decirlo de alguna manera, deberían poder cargar con el peso de la historia. Estas frases vienen como anillo al dedo a Simpatía. La acción recae en Ulises Khan (o Kan) pero la casi totalidad de los personajes "secundarios" podrían ocupar ese lugar central. Serían novelas diferentes, claro, pero serían novelas tan interesantes o más que esta. El ejemplo más claro, para mi, es el del General Ayala, suegro de Ulises. Pero no es el único: los Aponte, Nadine...tienen enjundia más que suficiente para ser protagonistas absolutos.
Volviendo a Bolaño (¿otra vez? - sí), podría ocurrir algo así como el caso de Auxilio Lacouture. De todas formas, ya encontramos algo de esta autorreferencialidad en Simpatía cuando aparece, en una breve pero fundamental escena, el psiquiátra forense Miguel Ardiles, uno de los protagonistas centrales de The Night.
Y hablando de The Night, y aunque sé que las comparaciones son odiosas, creo que Simpatía es un pelín inferior a aquella. O, si no inferior, sí menos arriesgada, menos atrevida en el aspecto formal. Esto no quita que Simpatía, historia de orfandades, sospechas y pasadizos ambientada en un mar de mierda, sea una novela más que recomendable y que Rodrigo Blanco Calderón sea un autor de referencia del que, por edad y por lo ya leído hasta ahora, oiremos hablar mucho y bien en el futuro. Eso espero.
También de Rodrigo Blanco Calderón en ULAD: Los terneros y The Night
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