sábado, 10 de abril de 2021

Leonardo Padura: Como polvo en el viento

Idioma original: español

Año de publicación: 2020

Valoración: Recomendable (más o menos)

 

Dust in the wind

All they are is dust in the wind.

Same old song

Just a drop of water

In an endless sea

All we do

Crumbles to the ground

Though we refuse to see

Del grupo musical Kansas (1977)

 

Transitar por esta novela coral o, lo que es lo mismo, por la vida y milagros de sus ocho protagonistas –tres de ellos con mayor relevancia, si cabe– durante aproximadamente un cuarto de siglo, es un ejercicio arriesgado, un carrusel de sensaciones que nos conducirá del éxtasis a la fatiga para elevarnos de nuevo a las alturas y dejarnos caer una vez tras otra hasta la última de sus casi 700 páginas. Tranquilos, ya que esta irregularidad tampoco se nota demasiado, depende mucho de las expectativas con que abramos nuestro ejemplar por primera vez. En mi caso disfruté lo inimaginable con El hombre que amaba a los perros y eso pasa factura ¡qué duda cabe! ¿Qué si recomiendo la novela? Por supuesto que sí, es más, la considero apropiada para casi todos los gustos. Concretaré para que puedan entenderme.

El título procede de Dust in the Wind, un viejo tema del grupo Kansas, mil veces versionado, cuya melodía es probable que hayan tarareado alguna vez ya que es de esas que se graban en la memoria afectiva y resuenan en nosotros cada vez que volvemos a escucharla. Quienes, en este caso, serán arrastrados por el viento de la vida serán los integrantes de un grupo de amigos nacidos y residentes en La Habana (Cuba); grupo indestructible –o eso pensaban ellos–, al que se refieren como el Clan y que al comienzo de la trama, recién iniciado 1990,  se reúne para celebrar el trigésimo cumpleaños de uno de ellos, Clara, cuya emblemática mansión, y ella misma, constituirán el núcleo en torno al cual se concentra un conjunto de alianzas, desencuentros, pasiones y enemistades que, junto a los avatares sociopolíticos que se sucederán a lo largo de la década irán determinando sus trayectorias.

Los rasgos individuales que definen a estos personajes quedan apenas esbozados, pero sus vínculos indisolubles o esos lazos aleatorios que se desatan fácilmente servirán para que el lector los identifique y determinarán gran parte de los acontecimientos que iremos presenciando. Sin olvidar el vínculo que mantienen con su propio país, que a unos les mantiene en él  suceda lo que suceda y a otros les atrae como un imán del que no pueden (ni quieren) deshacerse por mucho arraigo y éxito que hayan logrado en el lugar que les acogió. Hablábamos de amistad, pero el exilio es otro de los grandes temas cuya presencia es constante en cada una de las páginas. El exilio y sus efectos en personalidad, estado de ánimo, opiniones, posición social y afectiva y, desde luego, en los afectos que se dejaron allá. Es por eso que amistad y exilio se encuentran tan ligados en la novela que apenas pueden separarse.

Pero volvamos a esa celebración que sirve para presentarnos, no solo a Clara, también a Irving, Horacio, Walter, Bernardo, Elisa… y que tiene lugar tras habernos puesto al corriente del encuentro e inicio de la relación de dos jóvenes de ascendencia cubana y residentes en Estados Unidos, Adela y Marcos, cuyo parentesco con el Clan mencionado entenderemos fácilmente en esas vueltas adelante y atrás narrativas que se mantendrán a lo largo de toda la historia. En esa celebración, decía, se mostrarán los perfiles de todos ellos, pero sobre todo será el momento idílico previo a la tragedia, una o varias, que se producirán poco después. A  partir de ese momento, veremos salir de Cuba a algunos de ellos, a lo largo del tiempo, por motivos diversos y con excusas diferentes; se consolidarán afinidades, se derribarán afectos que parecían indestructibles y la constelación amistosa se irá modificando sin cesar hasta un desenlace no tan imprevisible gracias a una serie de pistas que jalonan el relato y que no nos pasarán desapercibidas a poco que estemos atentos.

Recordemos que Padura ha frecuentado la novela negra, de ahí que la trama contenga misterios de varios tipos, entre ellos un suicidio (¿o fue asesinato?) cuyas circunstancias o parte de ellas no conoceremos hasta el final tal como mandan los cánones. A esto hay que añadir una desaparición, identidades confusas, filiaciones no aclaradas del todo y el viento del destino que, en forma de circunstancias externas y de fuerzas temperamentales, arrastra a los personajes en todas direcciones, tanto físicas como emocionales, incluso existenciales y éticas.

El paisaje habanero, sus gentes y la fuerza de atracción que todo ello ejerce sobre los que quedaron a un lado y otro de la frontera cubana será una presencia constante. Simboliza, como imaginarán, la llamada de la tierra, pero hay otro paisaje que, aunque secundario, producirá también un impacto emocional en el lector, un paraje agreste situado en Tacoma, al noroeste de Estados Unidos, cuyo efecto espiritual en el personaje de Loreta servirá para dar un giro definitivo a los acontecimientos. Y es que aquí vamos a encontrar de todo: creencias religiosas, posiciones políticas, corrupción a gran y pequeña escala, deserciones y lealtades a prueba de bomba, ambiciones personales y resignación de por vida, amores y odios, idealismo y pragmatismo, rencor, admiración y deseo. Sin olvidar algún episodio no demasiado verosímil y esos tiempos muertos y escenas irrelevantes, puede que demasiadas, de las que les hablaba al principio y cuya ausencia, en mi opinión, reduciría la novela a la mitad mejorándola notablemente.


Otras obras de Leonardo Padura: El hombre que amaba a los perros, Aquello estaba deseando ocurrir, La cola de la serpiente, Máscaras, Herejes

20 comentarios:

Unknown dijo...

Tiene buena pinta, pero superar a "el hombre que amaba a los perros" lo veo complicado, es su obra maestra

Montuenga dijo...

Hola, lectores. Cada vez que alguien interpreta mal alguna afirmación mía os recomiendo que releáis la reseña, pero no siempre se hace, así que aquí os dejo el párrafo:

"... un carrusel de sensaciones que nos conducirá del éxtasis a la fatiga para elevarnos de nuevo a las alturas y dejarnos caer una vez tras otra hasta la última de sus casi 700 páginas. Tranquilos, ya que esta irregularidad tampoco se nota demasiado, depende mucho de las expectativas con que abramos nuestro ejemplar por primera vez. En mi caso disfruté lo inimaginable con El hombre que amaba a los perros y eso pasa factura ¡qué duda cabe! ¿Qué si recomiendo la novela? Por supuesto que sí, es más, la considero apropiada para casi todos los gustos. Concretaré para que puedan entenderme."

Como podéis ver, lo que digo es justo lo contrario de lo que sugiere el lector anónimo. Lo vuelvo a explicar. Esta novela es bastante irregular, tiene momentos excelsos y otros que son puro relleno, irrelevantes, tópicos, incluso pueriles, si se los hubiera ahorrado el texto quedaría reducido a la mitad (tal como señalo en el último párrafo) y a la vez mejoraría muchísimo. (He incluido algún matiz más por si sigue sin entenderse).

Peeero... sigo diciendo en el susodicho párrafo: puede que mis expectativas fueran excesivamente altas después de haber leído "El hombre que amaba a los perros" allá por 2015 (tal como podrán comprobar en la reseña que escribí y su valoración correspondiente). Y esas expectativas tan altas, pues mi fascinación sigue intacta después de tantos años, pueden haberme inducido a juzgar la novela con mayor severidad de la que merece.

Resumiendo: "El hombre que amaba a los perros" es muy superior a esta y la reseña lo afirma por activa y por pasiva. Que luego entra gente muy joven y estos comentarios que afirman lo contrario de lo que dice la reseña les pueden llegar a confundir.

Buen sábado a todos.

liuva dijo...

Decir que a este libro le sobran la mitad de las páginas es mucho decir, a mí no me lo parece. Me recuerda cuando a Borges le preguntaron qué le parecía “Cien años de soledad” y dijo que le parecía bien, pero que le sobraban 50 años. Claro que Borges es Borges y se le permite todo.
Este libro estuvo entre mis mejores lecturas del año pasado. Enterito, sin quitar páginas. Saludos.

RB dijo...

Los seres humanos somos una especie construida con palabras. Las palabras nos permiten establecer sentidos comunes, comunicarnos y generar interacciones. Sin embargo, el mundo crece y se desarrolla en el mal entendido. Al respecto, me permito ciertas libertades para hacer la siguiente reflexión:
Unknown ha comentado: "Tiene buena pinta, pero superar a "el hombre que amaba a los perros" lo veo complicado, es su obra maestra".
Montuenga ha leído el comentario y ha entendido: "Tiene buena pinta, pero (contrario a lo que dice la reseña) superar a "el hombre que amaba a los perros" lo veo complicado, es su obra maestra".
Puedo equivocarme, pero creo que lo que Unknown quería decir era: "Tiene buena pinta, pero (tal como dice la reseña) superar a "el hombre que amaba a los perros"lo veo complicado, es su obra maestra".
Saludos y gracias por mantener un blog tan interesante

Montuenga dijo...

Pues perfecto Liuva, me alegro que te gustase tanto. Disfrutar de la lectura es uno de los placeres que nos podemos permitir a pesar de casi todo. Saludos.

Montuenga dijo...

Buenas tardes R. B., gracias por dejar tu opinión.

Gerónimo dijo...

Hola,

Para mi un chasco de los grandes.
He leido y disfrutado la serie de Mario Conde. Para mi un gustazo (la etiqueta de novela negra chirría)
Tambien me encantó Herejes.
Empezé Como Polvo con muchas ganas (que chula la foto de la portada) pero me fui desinflando y cuando me faltaban 100 paginas. Ya no pude mas.
Quizas demasiada ambición, o personajes o temas, no se.
Desde luego tiene buenos momentos, como cuando el libro viaja a Madrid o Barcelona. Pero tambien fases infumables como el rollo espiritual de Loreta en el desierto (no se reconoce aqui en nada a Padura, parece que no lo hsya escrito el)
Me sabe mal porque crei que ha sido libro muy leido, y los lectores que hayan conocido a Padura a traves de este libro igual se desaniman y se pierden a un fenomenal escritor.

Saludos
Gerónimo

Montuenga dijo...

En conjunto merece la pena, pero hay muchas escenas irrelevantes que parecen puestas ahí para abultar.

Os dejo un par de enlaces sobre el tema :

https://elpais.com/cultura/2010/08/23/actualidad/1282514411_850215.html

https://www.efe.com/efe/america/cultura/leonardo-padura-afirma-que-la-novela-negra-es-muy-generosa-y-le-permite-contar-todo/20000009-3885958

LIU dijo...

Efectivamente. Plagia otros textos y parece que alguien de fuera -la editorial?- haya metido la cuchara para alcanzar las páginas que seguramente había acordado por contrato

Rodrigoovalle dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rodrigoovalle dijo...


Muchos pasajes irrelevantes, muchos temáticas que no pegan ni juntan. Me pasó lo mismo que a vos "el hombre que amaba los perros" me encantó y esperaba mucho de esta novela por toda las recomendaciones en los periódicos y buenas calificaciones en distintas páginas (tiene 4,27/5 en goodreads!!!) Y al leer te encuentras con escenas vergonzosas que pareciera que las escribió un adolescente en Wattpad.

Concuerdo totalmente con vos, si le sacáramos la mitad de las páginas quedaría una mucha mejor novela.

Gerónimo dijo...

H

Gerónimo dijo...

Hola,
Pones dos enlaces que no aportan nada a la novela reseñada pero que presentan a Padura como autor de novela negra.
No me quiero dar importancia y pensar que lo haces porque he comentado que me chirriaba hablar de Padura como autor de novela negra.
Saludos

NOEMI dijo...

Me encanto la novela. Dejando de lado la aburrida descripción de Lorera con el caballo. Por lo demás es muy buena

Montuenga dijo...

Muchas gracias, Rodrigo y Noemí. Vuestras aportaciones enriquecen el post y servirán a todo el que entre a partir de ahora para conocer otras opiniones y argumentos además de los míos.
Saludos.

irati dijo...

Hola, Montuenga! Como siempre, una reseña que da gusto leer. Yo leí la novela justo después de El hombre que amaba a los perros y disfruté muchísimo las dos, cada una a su manera. Esta me pareció muy "cinematográfica", incluidas esas escenas de "culebrón", a veces incluso algo ñoñas. A mí casi me sobraron más las intrigas y misterios no resueltos, estaba más concentrada en lo que quedarse en Cuba y marcharse había supuesto para los personajes, en esa sensación de no haberse ido nunca que tenían los que se fueron, incluso aunque triunfaran en otros lugares. En fin, que me gustó mucho esa parte de la historia. Y creo que es cierto que a veces las expectativas nos juegan una mala (o no tan mala) pasada. Lo dicho, un placer leerte!

Montuenga dijo...

¡Hola Irati! No sé si te habrá pasado, pero al principio me recordó a nuestra querida JCO por esa información acumulativa que va dejando un mapa completísimo de los hechos. Hasta que me dí cuenta de que aquí las digresiones eran banales, de que lo importante (todo el entramado delincuencial que se traían Walter y el padre de Elisa) no nos lo iban a contar nunca. Si no puede hablar que no hable, pero que no nos deje a medias.
La intriga, como tú dices, no conduce a casi nada: alguien oculta cosas y el tiempo las descubre, ¿y qué? eso no da para tantos centenares de páginas. Además, demasiadas casualidades, algo que destroza cualquier argumento, literario o cinematográfico.
Lo que vale, y en eso estamos de acuerdo, son los sentimientos de desarraigo y nostalgia. También el
retrato pesimista del país (aunque me ha sabido a poco), el canto a la amistad y la forma en que cada personaje intenta salir adelante (cuanto menos escrúpulos tienen mejor les va en la vida).
Gracias por elogiar la reseña, me alegra que te guste.

Zamboy dijo...

Lo más flojo de Padura que le he leído! La temática se repite nuevamente, la podemos observar en la serie de Mario Conde, regreso a Itaca, etc. En ese sentido el desarraigo, las promesas fallidas de la revolución y el lamento ya me tienen cansado de este autor! Creo que los hombres, herejes y la novela de mi vida es lejos lo mejor que hizo. Es realmente llamativo que luego de escribir las transparencias del tiempo, último capítulo de conde al momento, haya sacado esta novela tan rápido! Corre el rumor que está realizada por un autor fantasma y corregida por Leonardo, esperemos que no sea así porque sería lamentable.
Si está es la primera vez con padura no lo recomiendo! Es más de lo mismo. Esperemos que para el próximo se tome su tiempo y se juegue un poco con lo escrito.

Montuenga dijo...

Hola Zamboy. Que repita el tema del exilio, situación de Cuba etc en sus novelas me parece comprensible siempre que no repita argumentos. Muchos escritores excelentes dan vueltas una y otra vez a una obsesión o varias y es ella la que les hace grandes. Pero es que aquí ni siquiera profundiza en la realidad cubana cuando se supone que es uno de los asuntos del libro. Y abultar una obra a base de mediocridad lo único que hace es quitarle valor.
Pero cuando se llega a ese nivel de popularidad y prestigio el profesional (no sólo escritores) sólo recibe halagos, no hay nadie que le lleve la contraria. Y eso confunde mucho, le hace creer que todo lo que escribe es magnífico, como además vende no hay forma de que salga de su error.

Zamboy dijo...

Si comparto lo que decís Montuenga! Urgente una vuelta de rosca pero bueno cada vez se vuelve más famoso y vejete! Difícil combinación, está a tiempo del volantazo!