lunes, 12 de abril de 2021

Álvaro López Martín / Marta García Villar: Mi vecino Miyazaki

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2017

Valoración: Está bien (Recomendable para fans)


Es lo que tienen los libros sobre cine, o también sobre música, que en principio nos atraen por aquello de lo que sabemos que van a hablar, porque es algo que conocemos, que nos gusta o nos interesa en alguna medida. De forma que empezamos con un cierto prejuicio generalmente positivo, un poco lo que me ha ocurrido en este caso. Conozco unas cuantas de las películas de Hayao Miyazaki (o mejor, de Studio Ghibli), algunas vistas bastantes veces, y se me ofrece un libro que a primera vista tiene ya un evidente aspecto laudatorio, de esos que parecen destinados a lucir en la estantería, con formato generoso, tapas duras y muchas ilustraciones. Pero a pesar de este segundo prejuicio, ahora más bien negativo, supongo que algo nos contará sobre este popular e inconfundible cine japonés, en apariencia destinado a los niños aunque seguramente con mucho más contenido detrás.

Antes de nada, para los que no conozcan el tema, Ghibli es un importante estudio de animación japonés creado por Isao Takahata (Heidi, Marco), Hayao Miyazaki y el productor Toshio Suzuki. Su primera película fue Nausicaä del Valle del Viento (1984) y parece que Miyazaki, ya bastante mayor, prepara ahora la que será la de su despedida, años después de que Takahata hubiera fallecido. Son casi siempre largometrajes, varios de ellos muy conocidos y objeto de numerosos premios en el ámbito internacional. Y sobre todo, en mi opinión, trabajos con un sello especial, artesanal, claramente alejados de los productos Disney y sus réplicas.


El libro hace un repaso exhaustivo de todos los títulos del estudio, dedicando unas cuantas páginas a cada uno, acompañadas de imágenes significativas, breves comentarios en relación con su gestación y algunas otras anécdotas sobre los relatos o mangas en los que se han basado, su banda sonora o las circunstancias de su producción. Aquí encuentro el primer motivo de crítica: será una apreciación personal pero dedicar el mismo espacio a todos los títulos da al libro un aspecto de catálogo que le hace perder bastantes puntos. No dudo de que haya cosas interesantes que contar sobre la mayoría de las películas, pero creo que hubiese sido más lógico destinar a cada una la atención que de verdad requiere, que no siempre ha de ser la misma. En concreto, entiendo que debiera haberse otorgado un lugar más destacado a las más emblemáticas y que han dado a conocer el sello de Ghibli, todas alrededor del año 2000: La princesa Mononoke y, sobre todo, El viaje de Chihiro y El castillo ambulante

Aunque este no es un blog sobre cine, no me quedaré sin decir que estas películas han llevado a su nivel más alto el cine de animación por la complejidad y valentía de sus guiones, la perfección de las imágenes (esos fondos maravillosamente detallados), la riqueza de sus personajes o la música que los acompaña (esa soberbia banda sonora de El castillo ambulante, de Joe Hisaishi). En mi opinión estas tres películas, y más en general toda la filmografía de Miyazaki, marcan una ruptura decisiva en la animación, como a nivel creativo y técnico lo haría, casi al mismo tiempo aunque en otra dirección distinta, Pixar en Estados Unidos. Bueno, sin ser experto en estos asuntos, se habrá dado cuenta el lector de que con algunos infantes en casa uno se ha digerido una tras otra (y unas cuantas veces cada una) casi todas estas pelis. Pero volvamos al libro.

El análisis de las aproximadamente veinte películas se centra sobre todo en explicar el argumento, y ahí resulta algo escaso y excesivo a la vez. Excesivo cuando las películas no tienen demasiado que contar o su contenido resulta en alguna medida recurrente, con protagonistas similares (casi siempre infantiles o juveniles), o tramas en las que se repiten  episodios de amistad, amor, situaciones de desamparo y mensajes de superación personal. Y  escaso cuando los relatos se salen de ese esquema y ganan en complejidad o funcionan sobre escenarios de mayor peso, como La tumba de las luciérnagas. En este supuesto de películas de mayor riqueza, la limitación de espacio y la fijación por el argumento dejan poco margen a otras cuestiones que pudieran un interés especial, como las alusiones a la mitología y tradiciones japonesas, o los aspectos puramente artísticos o técnicos, las diferencias gráficas, e incluso narrativas, entre Miyazaki y Takahata, el uso del efecto máscara y el diseño de personajes, o por qué parece haberse detenido lo que parecía una evolución hacia historias más complejas.

Algo hay de todo esto, es  verdad, como también algunos amagos de tímida crítica que realmente son de agradecer. Pero en definitiva personalmente me sobra bastante del componente decorativo y promocional del libro, como también cierta pretenciosidad al describir argumentos que a veces son bastante simples, y echo de menos un análisis un poco más sólido (¿más serio?) de esta interesante filmografía, algo que indique que los autores son más que un par de fans que se saben de memoria cada minuto de cada película (que me da la impresión de que sí lo son). Seguramente me sobran y me faltan todas estas cosas que he comentado porque este no es quizá el tipo de libro adecuado para encontrarlas, aunque para cierto segmento de entusiastas más interesados en recrear la memoria y conocer unas cuantas anécdotas puede ser una opción interesante. Para gustos.


4 comentarios:

Oriol dijo...

Muy buena reseña, Carlos. Miyazaki me parece un grande, aunque está algo sobrevalorado. En todo caso, he ido revisitando su obra y siempre deja un buen sabor de boca, pese a que en general podría pulirse aquí y allá. Si te gusta la animación japonesa de calidad te recomiendo a Satoshi Kon.

Unknown dijo...

Hola:

Muchas gracias por la reseña, Carlos, pues este libro es el regalo ideal para un próximo cumpleaños que tengo cercano. Además, me gusta mucho el anime y tengo dos hijas fanáticas otakus, que piensan que el estudio Ghibli es algo del pasado con películas prehistóricas o parecido, lo que me ha recordado que puedo intentar que las veamos juntas y puedan opinar. A mí, en general, me gustan mucho, sobre todo "Mi vecino Totoro", "La tumba de las luciérnagas", y "El recuerdo de Marnie"

Oriol, puede ser que esté sobrevalorado, pero también influye mucho la nostalgia y que sean películas ligadas a la infancia de los aficionados. También el público se ha vuelto más exigente. Tomo nota del consejo que le das a Carlos para verlas en casa: Perfect blue es una de las películas favoritas de un amigo.

Saludos

Lupita

Nato dijo...

TOKYO GODFATHEEEERS.

Carlos Andia dijo...

Comienza el desfile de los otakus, jeje. Oriol, agradezco tu elogio aún más por venir de un experto. No sabría decir si Miyazaki está sobrevalorado, porque esas pelis a las que me refería me parecen soberbias, y hay algunas otras que me parecen menos interesantes, con un aspecto más infantil y un poco sobrecargadas de estereotipos. Pero en general me gusta, y quisiera que se metiera otra vez por terrenos más arriesgados.

Lupita, como puedes suponer, yo también tengo otakus en casa. Igual depende un poco de la edad, pero yo creo que algunas de estas películas les pueden gustar mucho a los chavales. De hecho, me sorprende cómo les gustan incluso cuando son pequeños porque en algunos casos no son nada fáciles, incluso es fácil pensar que les pudieran dar miedo. Pero no. 'La tumba de las luciérnagas' es una película preciosa, aunque se pasa un poco de lacrimógena, como algunas de las cosas que hacía Takahata.

Y por supuesto tomo nota de las recomendaciones que me dejáis los tres.

Muchas gracias por vuestros comentarios.