miércoles, 5 de noviembre de 2025

Abraham Merritt: ¡Arde, bruja, arde!

Idioma original: Inglés
Título original: ¡Arde, bruja, arde!
Año de publicación (por entregas): 1932
Traducción: ¿?
Valoración: Se deja leer

El reputado neurólogo doctor Lowell recibe la visita del líder mafioso Ricori, quien le trae a su mano derecha, un hombre aquejado por un mal inexplicable. El paciente, que presenta una rigidez anormal y un rostro desfigurado por el terror, no tarda en morir. Tanto Lowell como Ricori inician entonces una investigación para descubrir qué ha sucedido, y terminan enfrentándose a una perversa bruja y los muñecos que obedecen sus diabólicas instrucciones.

Este es el argumento de ¡Arde, bruja, arde!, novela con cierto aroma "pulp" de Abraham Merritt que, si bien resulta una lectura entretenida, no llega a ser memorable y da la impresión de que podría haberse ejecutado con mayor solvencia. Personalmente, siento que la acuciante falta de acción, las excesivas explicaciones de los personajes y el cuestionamiento constante que Lowell hace de la magia la convierten en pesada. Asimismo, creo que su final es anticlimático, y que la villana, aunque imponente en algunos tramos de la historia, no parece tan amenazante como debería durante otros.

Resumiendo: ¡Arde, bruja, arde! es una novela correcta. Aunque sus limitaciones impiden que se disfrute en exceso, no defraudará a quienes acudan a ella con las expectativas bajas. 


P.D.: Por cierto, no hay término medio en las cubiertas de sus ediciones en español. O son preciosas (como las de Anaya y de Costas de Carcosa) o entrañablemente casposas (como las de Molino y Diana). En cuanto a la de Beetruvian, todavía tengo que determinar a qué categoría pertenece. 

P.D.: Ah, la novela de Merritt fue adaptada libremente al cine en 1936 por el cineasta Tod Browning.





2 comentarios:

Anónimo dijo...

Os sigo desde hace mucho y aprecio mucho vuestro contenido. Sin embargo, se ha demostrado por parte de múltiples traductores que la editorial Beetruvian ha utilizado inteligencia artificial y otros medios de dudosa calidad y moralidad para la traducción de sus obras, por lo que es un poco triste que un blog con la calidad como el vuestro le de un escaparate a prácticas tan ruines. Un abrazo.

Oriol dijo...

Te agradezco que sigas el blog y aprecies nuestro contenido, Anónimo. Pero:

1) Yo reseño lo que leo. Por tanto, como leo los libros que ha publicado Beetruvian, los reseño. ¿Supongo que esto es, a su manera, hacer de escaparate? Al menos no me acusas de hacer apología.

2) Ya me pronuncié sobre la cuestión de las traducciones de Beetruvian en la reseña de "La declaración de Stella Maberly". No voy a seguir repitiéndome al respecto, a no ser que lo crea pertinente porque una edición concreta sea particualrmente nefasta.

3) Cuando reseñamos literatura en este blog, lo hacemos desde dos perspectivas distintas (aunque a menudo complementarias): hablamos de la obra (es decir, el texto) y, si corresponde, de la edición. En "¡Arde, bruja, arde!" me he limitado a hablar de la obra, pues aunque leí la edición de Beetruvian, noté menos sus erratas y gazapos que en otros libros de su catálogo.

4) Mi rechazo a la IA (matizado, pero aun así contundente por lo general, y sobre todo cuando su uso es explícitamente ilegítimo o perjudicial para el sector artístico y sus trabajadores) es probablemente tan o más fuerte que el tuyo. De hecho, mencioné que la cubierta de "The Machine Stories", una antología que parecía escrita para mí, de tanto que conecto con el estilo del autor, era horrenda, pues había recurrido a la IA.