Año de publicación: 2024
Valoración: Bastante recomendable
Normalmente es a la inversa. El camino "habitual" suele ir del cuento a la novela, pero Natalia es una escritora peculiar hasta para eso y La máquina de hacer pájaros llega tras dos novelas y más de 3 años de silencio. Y no es cuestión de comparar, sobre todo porque tengo Trajiste contigo el viento en la pila de pendientes desde hace demasiado tiempo, pero si Nuestra piel muerta ya nos dejaba ver a una escritora de gran potencial, La máquina de hacer pájaros confirma ese potencial y muestra a una autora madura y con un universo personal absolutamente reconocible.
Once son los breves relatos que conforman un volumen que, además de coherencia interna en cuanto a obsesiones y temáticas, resulta sorprendente por la circularidad con la que se cierra. Las obsesiones y temáticas siguen una línea continuista (al menos con el ya citado Nuestra piel muerta): el cuerpo, la infancia, la muerte o la violencia atraviesan, de una u otra manera, la gran mayoría de los relatos. Destacaría, especialmente, el cuerpo. En La máquina de hacer pájaros (otra presencia constante, por cierto) encontramos cuerpos en transformación, cuerpos en transición, cuerpos rotos, cuerpos que despiertan deseo o repugnancia, etc. Quizá podríamos hasta hablar de relatos escritos con o desde el cuerpo.
Otro aspecto destacable del volumen son las atmósferas, que se mueven entre lo espectral y lo onírico, aunque ancladas en la realidad. Imprescindibles para la consecución de esas atmósferas son las imágenes, cercanas casi a una poética maldororiana, que crea Natalia en sus relatos. Dos buenos ejemplos lo constituyen Formas de reparar lo que no está roto, relato que podría encajar en el Ahí fuera de Kate Folk, y Yo amo a Paquita Gallegos, extraño cuento de revelación / reconocimiento de magnífica ambientación.
Pero lo curioso es que esas atmósferas no son construidas desde lo explícito. Hay una sordidez general en La máquina de hacer pájaros que procede más de lo no contado y que juega con situaciones grotescas que rozan, en ocasiones, el humor negro. Claro ejemplo de lo primero es el circular y terrible Cabeza quemada, relato sobre muertes y renacimientos fuera del tiempo y el espacio; de lo segundo, el mejor exponente es La persona de la que te enamoraste, uno de mis textos favoritos.
Lo anterior me lleva a pensar en un realismo mágico-grotesco (¿podría ser?), en un gótico andino pasado por filtros de humor negrísimo. Etiquetas que sirven para dar una idea, sí, pero que no dejan de ser meros reduccionismos. Al fin y al cabo, hablamos de literatura de la buena y eso es lo que cuenta.
También de Natalia García Freire en ULAD: Nuestra piel muerta
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Y aquí os dejamos la entrevista que a cuatro manos hicimos el gran José de Monfort y un servidor a Natalia García Freire:
2 comentarios:
Pues el libro parece interesante, pero la entrevista a tres bandas, espectacular.
Pese a mi, pese a mi
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