lunes, 20 de mayo de 2024

Walter Hill , Matz & Jef: Balas perdidas

Idioma original: francés

Título original: Balles perdues

Año de publicación: 2015

Traducción: Gema Moraleda García

Valoración: entre recomendable y está bien

Supongo, espero, QUIERO PENSAR que no hará falta que explique quién es Walter Hill pero, aunque sólo sea por rellenar esta reseña en atención a una hipotética e improbable persona que no lo conozca (léase con tono desengañado) lo comentaré: Walter Hill es una leyenda viviente (de momento y por muchos años, ahora que nos ha dejado otro monstruo del cine de entretenimiento, Roger Corman) del cine norteamericano, sobre todo de acción, director de grandes títulos del género como The Driver, The Warriors, Southern Comfort, The Long Ryders, Límite 48 horas, Johnny el Guapo, Cruce de caminos, etc. y productor y/o guionista de otras películas incluso más míticas, como la saga Alien... 

Ahora bien, ¿qué tiene que ver este cinesata de arraigada y celebrada carrera con el mundo del cómic o, para ser más exactos, con el de la Bande Dessinée? Pues bien, resulta que durante la promoción de la película Una bala en la cabeza, dirigida por él, pero basada en un cómic dell guionista francés Matz (Alexis Nolent), éste preguntó a Hill si, a su vez, no guardaría algún guión en el cajón del escritorio que pudiese ser trasladado a viñetas. El cineasta le respondió que un montón de ellos, entre otros el de este Balas perdidas, que había escrito 30 años antes.  A resultas de esta colaboración, Matz se puso manos a la obra junto con el ilustrador Jef (Jean-François Martínez) y el resultado, al cabo de unos años, fue este cómic o novela -negra- gráfica que hoy reseñamos (luego repetirían la experiencia con Cuerpo y alma), toda toda una lección del noir más clásico aunque, sin duda, -aprtiendo de un guión de Walter Hill no podía ser de otra forma-, bastante escorado hacia el hardboiled.

Sinopsis de la historia: en la época de la Ley Seca llega, a un pueblucho de Arizona, un tipo trajeado en un lujoso coche, buscando al dueño del bar, con el objeto de que salde cierta deuda... Sólo que el tipo trajeado es Roy Nash, un asesino implacable que, hasta poco antes, cumplía condena en una cárcel de Chicago, de donde se ha fugado con ayuda de la Mafia, a cambio, eso sí, de que lleve a cabo un ajuste de cuentas múltiple para ellos (*) Su siguiente parada será Los Ángeles, donde Roy, además, intentará encontrar a su antiguo amor, Lena, el verdadero motivo de su fuga y búsqueda.

Como cualquiera puede imaginar, la historia está llena de tipos duros como el pedernal, villanos más malos que la sarna y mujeres bellas como un sueño húmedo... Destaca, además, tanto el elegante trazo de Jef y su composición panorámica de las viñetas como la cuidada ambientación, gracias en buenamedida, al acertado uso de la transferencia fotográfica y de una paleta de color de lo más adecuado, sobre todo en la parte que se desarrolla en Arizona.

Tampoco os voy a engañar: esta novela gráfica -y supongo que el guión original de Hill- tiene más de recreación p incluso de homenaje al cine negro más clásico que de una historia que aporte un punto de vista original al género, pero, aún así, no me cabe duda de que los amantes del noir, del polar y del cómic, en general, disfrutarán de lo lindo con ella. Después de todo, lleva encima el marchamo de calidad de toda una leyenda...

(*) Esta primera parte tiene un regusto a una película dirigida por Hill en 1996, El último hombre o Last Man Standing (o quizá sea al revés, puesto que su guión de Balas perdidas es anterior).




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