Título original: Arraianos
Traducción: Luisa Castro
Año de publicación: 1991
Valoración: Muy recomendable
(Aviso: He leído este libro en el gallego original, por lo que no puedo opinar sobre la traducción).
Méndez Ferrín es una popular figura y gran referente de las letras gallegas que, de hecho, ostentó la presidencia de la Real Academia Galega, por lo que el nivel de expectación respecto a su obra se sitúa bastante alto. Veamos.
Este Arraianos es una colección de diez relatos breves pertenecientes a una época madura del autor, cuando este ya tenía algo más de medio siglo de vida y gran parte de su carrera realizada. Podemos entonces presuponer – y acertar con - un estilo maduro y elaborado, consistente y bien trabajado, donde se pueden observar claramente sus influencias.
Los arraianos del título hacen referencia al gentilicio de A Raia, región fronteriza entre España y Portugal, en la provincia de Ourense, de donde es oriundo el autor y donde toman lugar los relatos que aquí nos atañen, quizá lo único que tengan en común entre ellos. El tiempo donde tienen cabida oscila entre un par de siglos atrás y la posguerra civil, en la primera mitad del Siglo XX.
Si alguno de ustedes es seguidor de la literatura galaica, probablemente se habrá hecho eco de unos rasgos comunes – no tanto como para llamarlo un estilo propio – que comparten varios narradores gallegos, y en concreto varias obras suyas. Me refiero a una especie de realismo mágico a la gallega donde se juntan realidad y fantasía, mundo real y onírico, prosaísmo y superstición, dotado de sus propias reglas y coherencia interna, y que se nutre de un enraizado mundo mitológico muy propio que bebe del folklore gallego.
Méndez Ferrín no podía ser menos y, en esta colección de relatos se deja ver una transparente pátina de fantasía que los envuelve y los contagia en mayor o menor medida, convirtiéndose así – para mí gusto – en el punto fuerte del libro: esa estar y no estar, esa cuerda floja, la delgada línea que separa el mundo concreto y el abstracto.
Puede presumir el autor de estar ducho en el arte de la narración: el estilo varía en cada relato, desde la forma epistolar hasta el soliloquio interno, pasando por las narraciones oscilantes entre primera y tercera persona, por narrador omnisciente o por personaje secundario de la obra, todo ello, como he dicho antes, con gran coherencia y sin resultar forzado en ningún momento, añadiendo, al contrario, gran variedad a la lectura.
Los temas siempre bordean el mundo del ensueño: desde la reencarnación hasta la brujería (tema que protagoniza varios relatos), la soledad, y, sobre todo, la guerra y la venganza/rencor (como unidad indisoluble). Es en la violencia donde se rasgan las vestiduras mágicas y aparece el ser humano más brutal, sin velos tras los que esconder su salvajismo primitivo.
Es esta, en suma, una recopilación de relatos muy recomendables, en un conjunto bastante breve, y de los cuales estoy seguro que complacerán a casi cualquier perfil lector que se ponga con ellos.
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