Título original: Lives of Girl and Women
Año de publicación: 1971
Traducción: Aurora Echevarría
Valoración: bastante recomendable
Pues una década he tardado en cumplir la promesa de volver a leer a Munro. Para que luego se nos tilde de oportunistas, resulta que una vez premiada con el Nobel de 2013, la escritora canadiense no ha contado con cobertura de este blog. Y La vida de las mujeres ha reposado tranquila en los estantes hasta que le ha llegado el turno. De hecho, la obra de la canadiense ha sido pasto del boom y me ha costado encontrar la portada de esta, su primera edición en castellano, cuando ya ha sido objeto de ediciones de bolsillo.
Si los cuentos de Munro me recordaban a Chejov, esta novela me ha confirmado la influencia del gótico sureño en la obra de la autora. La vida de las mujeres es una novela construida en episodios que podrían pasar por independientes si se publicaran por separado. Pero conforman una secuencia, una novela de aprendizaje que arranca en Jubilee, Ontario, donde Del Jordan, niña, reside con su familia. Son los años 30-40, la II Guerra Mundial está en curso y la familia de Del subsiste de la crianza de zorros. El curso de la narración nos va presentando personajes y episodios del entorno de la niña, desde familiares lejanos hasta habitantes del pueblo, y Del crece, sus inquietudes se conforman, su familia evoluciona con el signo de los tiempos, las cosas parecen evolucionar a su alrededor y Del, la narradora, parece pasar de puntillas sobre ciertos hechos y los relata con cierta fría naturalidad. Una naturalidad sólo aparente: como en Faulkner, las omisiones aquí tienen tanto peso como las acciones: entre un capítulo y otro no solo asistimos a la evolución de Del desde su infancia hasta su juventud, también asistimos a un salto generacional, mientras la madre parece echarse a la familia a la espalda poniéndose a vender enciclopedias, el papel de la mujer en la sociedad parece haber tomado cierta mayor trascendencia: Del ya tiene un interés cultural por encima del asociado a lo necesario para la subsistencia.
Ahí surge el tono autobiográfico de la narración. Un tono que, medio siglo tras la publicación de la novela, suena algo añejo y desfasado. He de decir que por fortuna, porque el escenario físico y social se ha esfumado en su estructura principal. No sé decir exactamente por qué, pero parece que esa situación ya no pueda darse. Por la evolución de la sociedad, porque el acceso a la tecnología lo ha cambiado todo, por lo que sea. Pero se hace difícil ponerse en la piel de Del e imaginar eso en el presente. No digo que ello impida valorar la novela o ponerle pegas. Digo que es una novela de corte clásico, con influencias muy definidas y con una intención bastante directa, desde el título: poner en evidencia la enorme diferencia entre los roles sociales que se definían en los años 40 en función de género, y hacerlo de forma crítica, aunque ello entrañe buenas maneras y una cierta amabilidad que hoy nos suena demasiado tímida.
También de Alice Munro en ULAD: Aquí
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