viernes, 21 de abril de 2023

Mercedes Olivet: Treinta centímetros

Idioma original: castellano
Año de publicación: 2023
Valoración: Recomendable



 



«Con treinta centímetros más, podré pulsar el botón del interfono de mis amigos, tomar un ascensor solo, podré pedir un zumo de piña en la cafetería sin que el camarero tenga que asomarse por encima de la barra, podré sentarme en el cine sin necesidad de llevar un alza conmigo…»


La literatura infantil y juvenil es un género que ofrece temáticas y planteamientos interesantes y adecuados a la experiencia y madurez de sus lectores potenciales. Factores que no están en absoluto reñidos con la calidad literaria ni con la capacidad para seducir a un público adulto. Personalmente, no soy habitual de este género (como no lo soy de tantos otros) pero me parece que cualquier lectura que sea capaz de apelar a la niña que fui y de emocionar a la adulta que soy, debe ser, como poco, compartida.

Resumen resumido: Marcos tiene once años y acaba de descubrir lo mucho que le cuesta decir lo que realmente piensa o siente por miedo a la reacción de los demás. Sin embargo, a partir de su amistad con Damián, un niño de su misma edad que padece acondroplasia (enanismo) aprenderá, entre otras muchas cosas, la importancia de ejercer la propia voz.

Mercedes Olivet es una autora especializada en el público infantil y juvenil. Su escritura trasluce absoluto mimo por cada párrafo, con una narrativa sin fisuras y al servicio de la trama. En este caso concreto, la historia entre Marcos y Damián fluye con naturalidad, con la acción y el ritmo bien calibrados, las descripciones son detalladas sin regodeos, el lenguaje es rico y adecuado al tono de la historia, y los capítulos son cortos y con unos títulos que atrapan el interés del lector. Eso en cuanto a la forma, en cuanto al contenido, Treinta centímetros aprovecha muy bien la oportunidad de explicar una historia singular para desarrollar toda una estructura profunda que la sustenta y le da calado.
«Julen ni siquiera se ha dado cuenta de que sus nuevos amigos tienen acondroplasia. Para él son amables y cariñosos, y eso le basta. Entonces pienso que quizá hacerse mayor no siempre es bueno, porque, al crecer, aprendemos a diferenciar. Y, cuando somos capaces de ver las diferencias, nos entra la estupidez de poner etiquetas a las cosas y a las personas.»
Algunos de los aspectos sustanciales de los que se nutre la historia son:
  • El elogio de la sensibilidad. El lector vive la historia a través de la mirada de Marcos que ejerce de narrador. Marcos es un niño que aprende a sacar partido de su sensibilidad, relacionándose mejor con la gente que le importa y reflexionando sobre el mundo que le rodea, elementos indispensables en su tránsito hacia la madurez.
  • La normalización de vivir en diversidad e inclusión. Marcos tiene amigos y amigas, y se tratan mutuamente en igualdad. Damián tiene amigos sin acondroplasia y otros con acondroplasia, y se tratan mutuamente en igualdad. Y nada de eso conforma un «tema» o una trama de la novela si no que forma parte del contexto natural de la acción.
  • Valores como la asertividad, la empatía, el trabajo en equipo y, por supuesto, la amistad. El desarrollo de la asertividad en concreto, será lo que le permitirá a Marcos mostrarse como la persona sensible que es sin sentirse vulnerable por ello.
Otro elemento a destacar y que está de algún modo implícito en los tres anteriores, es el espacio que la novela otorga a las «otras masculinidades». Eso no significa que se juzgue o se desplace a los personajes masculinos que reproducen patrones más tradicionales, si no que se construyen situaciones en las que también tienen cabida otros modelos que no son nuevos, solo que hasta ahora no se consideraban genuinamente masculinos. Marcos, sin ir más lejos, no es tan deportista como su amigo Javier u otros chicos, ni está tan interesado en los videojuegos. En la novela también se muestra en varios momentos cómo las generaciones de hombres anteriores a Marcos tienden a reprimir sus emociones para adaptarse a unas convenciones que ya están obsoletas.

Treinta centímetros es una historia encantadora que nos acerca a una realidad (la acondroplasia) que afecta a personas que también forman parte de nuestra sociedad aunque la sociedad a veces les de la espalda. La novela está recomendada para niños de unos diez años, así que Recomendable para niños y también para aquellos adultos curiosos que no han olvidado que (hace mucho) también fueron niños.


Nota al margen de la reseña:
Últimamente está proliferando la idea de que la narrativa para las nuevas generaciones tiene que adaptarse al ritmo de los contenidos creados para las nuevas tecnologías: cortos, apresurados, concatenados… contenidos que muchas veces se quedan en la estructura superficial de la historia; la acción, ya sea aventura o romance o fantasía (por poner varios ejemplos), domina la narración sin dejar espacio para el subtexto. Personalmente entiendo que cada lector debe aprender a reconocer sus apetencias y disponer de diferentes opciones a su alcance, lo que no comparto es que la literatura —del género que sea— se desprenda voluntariamente de su capacidad para hacer reflexionar y se convierta es un simple medio de distracción.

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