Título original: The Deep Dark Sleep
Año de publicación: 2011
Traducción: Santiago del Rey
Valoración: recomendable
Hace tiempo ya reseñé las dos primeras novelas protagonizadas por el detective Lennox, del escocés Craig Russell, y como me lo pasé teta leyéndolas (no sé si hoy día se considera aún correcta esta expresión) y no hay dos sin tres, aquí va la reseña de la siguiente novela publicada en castellano (hay otra más, pero todavía no ha sido traducida, que yo sepa). Para no haceros consultar las otras dos, os pongo en antecedentes: Lennox es un veterano de guerra canadiense que, en vez de regresar a su país, se ha quedado a ejercer de detective privado en el Glasgow de los años 50. Con mucho menos glamour que sus colegas del otro lado del Atlántico, me temo...
Concretamente, en el otoño de 1955, que es cuando se desarrolla esta novela, Lennox ha conseguido distanciarse un poco de sus clientes habituales, los "Tres Reyes" que dominan el hampa local. pero no de ese ambiente, puesto que recibe el encargo de averiguar si unos restos humanos encontrados al dragar el río Clyde pertenecen a Joe "Gentleman" Strathan, una leyenda de la delincuencia de antes de la guerra, desaparecido tras un golpe especialmente suculento. Además, acepta también resolverle cierto delicado asuntillo a una estrella de cine de Hollywood, que se encuentra en Escocia rodando una película. Los casos, como cabe suponer, se van complicando cada vez más y, en el camino para resolverlo, Lennox se encontrará con maleantes desalmados, bellas mujeres -alguna también desalmada-, secretos incómodos, mucha pasta y violencia a cascoporro. a todo lo cual se enfrenta nuestro protagonista con sus puños, su perspicacia y unas buenas dosis de humor cínico, en la mejor tradición de los detectives hard-boiled, desde Marlowe a Bernie Günther.
En fin, no puedo decir que ésta sea una de las mejores novelas que existen del noir más expeditivo, pero sí que se devora con maravillosa facilidad y que el lector, o al menos yo, se lo pasa pipa (mejor empleo este término) haciéndolo. Casi tanto como, sin duda se lo pasó su autor escribiéndola; se nota en cada página lo mucho que debió disfrutar, en buena medida por todas las ácidas -aunque cariñosas- pullas que le permitió lanzar, por medio de su protagonista-narrador, contra su Escocia natal y la ciudad de Glasgow en particular (ignoro si Russell vive o ha vivido allí en alguna ocasión, pero, desde luego, lo parece). De momento, me queda la duda de saber si la relación de amor-odio que tiene Lennox con su ciudad de adopción -y con su casera- acaba en matrimonio o en abandono, pero ya digo que la última novela de la serie no ha sido publicada en español; habrá que desempolvar mis conocimientos de inglés... si es que en Glasgow hablan ese idioma. Lennox lo dudaba.
Otras "lennoxadas" reseñadas en Un Libro Al Día: Lennox, El beso de Glasgow
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