Idioma original: alemán
Título original: Der Bund der Okkultisten. Julius Bentheims zweiter Fall
Traducción: Elisa Martínez Salazar
Año de publicación: 2014
Valoración: Está bien
Este libro lo tenía todo para gustarme. ¡Todo! Novela policial. Tintes sobrenaturales. Toques de humor. Una cierta sensualidad juguetona. ¿Qué más se puede querer en un libro de 240 página?
Y sin embargo, ay, como se puede deducir por la valoración del encabezamiento, este libro me ha gustado mucho menos de lo que habría debido gustarme. Voy a intentar explicar por qué, aunque hasta cierto punto la verdad es que no me lo explico ni yo mismo.
Una primera razón por la que quizás no he acabado de conectar con el libro está en su subtítulo: El segundo caso de Julian Bentheim. Siendo este el segundo libro de una trilogía, quizás se disfrute más después de haber leído el primero, La musa oscura, también publicado por Impedimenta. Que conste que El Gabinete... es una novela independiente, y aunque conecta y continúa algunas subtramas (amorosas, por ejemplo) de la anterior, el autor se esfuerza por ofrecer los contextos y antecedentes necesarios para que un lector que, como yo, no la haya leído, no se pierda. Aun así, quizás si ya se trae en la mochila la conexión emocional con Julian y Albrecht, los jóvenes detectives protagonistas, resulte más fácil involucrarse en la historia.
Pero no se trata solo de eso: estoy (estamos) muy habituados a leer novelas de series policiacas (Mankell, Camilieri, Márkaris...) sin seguir el orden cronológico y sin que eso disminuya el placer de la lectura.
Creo, la verdad, que esta novela tiene un cierto problema de ritmo y estructura que a mí, personalmente, me ha resultado incómodo.
Y mira que la novela empieza fuerte: ya en el primer capítulo, después de una suntuosa cena y una sesión espiritista, tenemos una primera muerte (¿un primer crimen?): uno de los invitados a la cena muere de forma brutal en un aparente accidente con un coche de caballos. (Nota al margen: Öhri es particularmente gráfico en la descripción de las muertes, las heridas y los cadáveres, algo así como el Eli Roth de la novela policiaca...) Pero después de ese primer capítulo tan prometedor, al menos para este humilde lector, la novela se pierde. Hay que esperar páginas y páginas, capítulos y capítulos hasta que vuelva a aparecer cualquier atisbo de investigación criminal, y también, sí, otro crimen (este indudable).
¿Y qué tenemos mientras tanto? Pues la historia de cómo Albrecht monta el Gabinete de los Ocultistas para dar continuidad a aquella primera (y trágica) sesión de espiritismo; otra cena más con una sesión espiritista más detalladamente descrita; y, como decía antes, una subtrama amorosa que por estar totalmente desligada de la trama principal (no sé si en La musa oscura también pasaba lo mismo) dan una cierta sensación de pastiche.
Es verdad que a partir de la segunda mitad, cuando la novela decide dejarse de tonterías y entra en los engranajes de lo policiaco, funciona muy bien y se lee (esa parte sí) de un tirón - aunque el desenlace sea algo rebuscado o rocambolesco. También hay que reconocerle a Öhri la destreza en la ambientación histórica, que va desde los primitivos procesos fotográficos hasta el tipo de condones que se usaba en la época.
En cuanto al sentido del humor, pues en fin, la verdad es que no he conseguido conectar demasiado con él, sobre todo cuando este humor se manifiesta en forma de poesías "picantes" inventadas y recitadas por Albrecht a las que, sinceramente, no les veo la gracia por ningún lado (quizás en el original alemán sean más ingeniosas, no sé). En general, todo el personaje de Albrecht con sus comentarios y sus argucias tirando a machistas me ha resultado bastante poco simpático...
En fin, puede que sea porque la he cogido en mal momento, o porque esperaba otra cosa, o porque no he leído la primera novela de la serie, como decía antes; o puede que sea porque efectivamente, como sospecho, la novela es un poco irregular en su estructura y desarrollo. Sea por lo que sea, lo que prometía ser una refrescante y fascinante lectura para las vacaciones, ha acabado siendo algo decepcionante. Con puntos positivos, y sin ser una mala novela, pero sin provocarme tampoco ese deseo de devorar páginas que se espera de este tipo de lecturas.
(Nota curiosa: salvo que me equivoque, y salvo que haya algún error en las etiquetas del blog, esta es la primera reseña de un autor de Liechtenstein que publicamos. ¡Ya nos falta menos para dominar el mundo!)
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