Idioma original: italiano
Título original: Non si paga! Non si paga!
Traducción. Carla Matteini
Año de publicación: 1974
Valoración: Bastante recomendable
Dario Fo, dramaturgo italiano y Nobel de Literatura en 1997, tiene (tenía) una virtud maravillosa: en prácticamente todas las imágenes que tenemos de él aparece sonriente. Entiéndame el lector, encontrar un rostro risueño, que transmite simpatía y ganas de vivir es algo que yo al menos aprecio mucho, así que este señor ya de entrada me caía bien.
La risa es el elemento del que se vale don Dario en este comedia en dos actos para presentar una obra que encaja bien en la etapa setentera en la que el autor se mojó, y bien mojado, ante la injusticia social, los atropellos policiales o los gobiernos dictatoriales de la época. Fo era un tipo comprometido, algo alborotador y muy activo en la promoción de talleres de teatro e iniciativas de esa índole. Como digo, la obra encaja bien en esa trayectoria, aunque con algunos matices, porque el tono es mucho más distendido, más ligero, no obstante su carga crítica, que en otros trabajos del mismo ciclo, como la famosa Muerte accidental de un anarquista, que tal vez traigamos por aquí en un futuro. Porque el señor Fo sonreía mucho en las fotos, pero también sabía ponerse serio.
Así que nos encontramos con una comedia, un vodevil que a primera vista es tan divertido que puede parecer inofensivo, un simple entretenimiento para echar unas risas sin más pretensiones, pero que de ninguna manera abandona el componente crítico característico del autor italiano. Antonia y Giovanni, Margerita y Luigi, son dos parejas obreras que se ven inmersas en un loco enredo cuando las mujeres participan en una pequeña rebelión en un supermercado: los precios han subido tanto que se sienten estafadas y, arrastradas por la indignación y el creciente vocerío, deciden llevarse los productos por ‘la voluntad’, o directamente haciendo lo que hoy día llamaríamos un sinpa. La ocultación de lo sustraído da lugar a sucesivas complicaciones, incluida la intervención de varios cuerpos policiales, todo en clave cómica pero sin perder de vista el origen del conflicto.
Los personajes reproducen en su nivel la dialéctica de los distintos tipos de lucha frente al sistema que les impide acceder a los productos necesarios. Giovanni se opone con rotundidad a esa especie de modestísima acción directa, porque antepone su honorabilidad y las directrices del Partido (Comunista), que rechaza semejantes veleidades ácratas. Mientras, Antonia, más dispuesta o más pragmática, inventa todo tipo de artimañas para sacar provecho de lo que ha conseguido llevar a casa. La pugna entre las dos posiciones es notoria durante toda la obra y no hay duda de por cuál toma partido el autor: en realidad, el mismo Giovanni está también de acuerdo en tomarse la justicia por su mano, aunque intente mantener su imagen de ciudadano honrado.
El libro tiene la virtud de entretener dejando que el lector se sumerja más o menos, a su antojo, en el debate que se plantea. Si decide implicarse en él, tiene elementos suficientes, porque la política de verdad no puede ser indiferente a los problemas reales a pie de calle. Si por el contrario nos apetece limitarnos al aspecto humorístico de la obra, no hay más que dejarse sorprender por los gags, los diálogos absurdos y el tono popular de la farsa. Seguro que nos sacará unas cuantas sonrisas francas como las que exhibe el propio autor, y probablemente alguna que otra carcajada. Que tampoco viene mal.
P.D. Y aun presenta otra característica interesante: al menos en mi opinión, parece una obra bastante fácil de representar, con lo que muestra claramente su vocación popular y facilita su difusión.
También de Dario Fo en ULAD: Lucrecia Borgia, la hija del Papa
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12 comentarios:
Gracias por esta reseña tan interesante. Darío Fo fue lo que se llama un dramaturgo comprometido en posiciones políticas radicales. La farsa como agitación. Tuvo problemas serios y creo que hasta su mujer, que era actriz, sufrió un asalto salvaje a manos de una banda fascista. Esto ya no era teatro. Es posible que "Aquí no paga nadie" deba leerse dentro del clima político de la Italia del momento, al margen de su valor literario. Cuando se estenó, en 1974, Italia estaba en los años del plomo, del terrorismo rojo y negro que por poco no entierra a la frágil democracia italiana. En cierta medida, cada personaje de esta obra podría representar un punto de vista sobre la necesidad o no de la acción directa. Ya se sabe que el terrorismo ácrata (y el que vino luego) defendía la acción directa: atentados personales, la propaganda por el hecho. Giovanni, el comunista, no quiere robos, su mujer, ácrata, sí. Es muy didáctico, porque este era el debate dentro de la izquierda radical italiana en esos años: el PCI rechazaba cualquier forma de terrorismo político, siendo fiel al parlamentarismo y al compromiso histórico con la Democracia Cristiana. Pero la izquierda revolucionaria justificaba el terrorismo en respuesta al terrorismo fascista y a la violencia institucional del Estado. Esta postura era la del filósofo Toni Negri (acabó preso) y quizá (no estoy seguro) la del propio Fo.
Debo decirte Carlos que tu reseña me gustó, pero mucho más me ha gustado la exposición de 1984, contextualizando históricamente a esta obra. A propósito, agrego que las intervenciones de 1984 son siempre muy interesantes y enriquecedoras, lo cual aprecio sinceramente.
En cuanto a Dario Fo. No he leído ninguna de sus obras, pero sí atesoro como uno de los momentos memorables de mijuventud el haber asistido a la puesta en escena de Muerte accidental de un anarquista, allá por comienzos de los 80, protagonizada por un gran actor chileno llamado Patricio Contreras. Todo lo que reí durante la función lo mastiqué con amargura los días posteriores.
Un gran abrazo desde el sur en cuarentena.
Carlos gracias a ti he sabido cosas de fo que ignoraba kempes 19
Hola, Carlos: También a mi me agrada la cara sonriente, riente, de Dario Fo. Y buscaré Muerte de un anarquista que tú señalas.
En fin, el vodevil de tu reseña no me ha gustado nada aunque le reconozco su buena intención crítica, la capacidad de Antonia para inventar mentiras locas e increibles y me hace gracia el gendarme.
Un saludo
Gracias a los tres por vuestras opiniones.
Solo quería puntualizar una cosa en relación con las distintas posturas sobre la acción directa. Desconozco cuál era la posición exacta de Fo, aunque por su trayectoria y personalidad le veo más bien poco proclive a la disciplina comunista, y de hecho creo que estuvo en la génesis del Movimiento Cinco Estrellas junto a su amigo Beppe Grillo. Pero refiriéndonos a los personajes, yo creo que es excesivo atribuir a Antonia algún tipo de pensamiento libertario. Antonia es simplemente un ama de casa italiana de los 70, eso sí, harta de los precios abusivos, consciente de que la gente no tenga que aguantar el despojo, y hasta con un cierto ramalazo feminista, bastante raro para la época. Antonia representa, creo yo, el punto de vista sencillo de la gente humilde que no entiende de estrategias políticas, sino que simplemente sabe lo que cuesta llevar la comida a casa.
Por lo demás, tampoco conviene olvidar que es un libro francamente divertido.
Un saludo y gracias de nuevo.
Hola Beatriz. Veo que nos hemos pisado recíprocamente el comentario.
No me queda claro si has leído el libro o has visto alguna representación. Yo he visto una, creo que de TVE, y el libro me parece más divertido, más fino.
Saludos y gracias por comentar.
He leído el libro, Carlos.
A mí no me gusta apenas el teatro salvo unos cuantos títulos que me entusiasman. Pero tampoco me gustan, en general, las obras muy lijeras, de enredo, de vecindad, como la de hoy. Tengo un sentido del humor muy rebuscado y subterráneo. Pero sí le reconozco la crítica política como ya te dije.
De nuevo saludos
ligeras, corrijo
Carlos, qué reseña tan bonita, me ha gustado mucho.
No conozco nada de Darío Fo y soy una mala lectora de teatro, aunque algunas obras me gustan mucho y he leído gran parte del teatro clásico y los principales autores del XX. Me encanta el teatro, me apasiona, pero..no tanto leerlo. Por ello, por la deuda pendiente, creo que debería ponerme manos a la obra y esta en concreto, caerá.
No sé si llegaré a verla representada, pero seguro que me reiré mucho porque tengo la risa muy fácil y casi todo me da risa.
Viva el teatro y viva el humor.
Saludos
Yo creo que te reirás más con el libro que si la ves representada. Ya nos contarás.
Un saludo, Lupita.
Os animo a ver la obra representada en la temporada de 1982. La tenéis en “Teatro de archivo de RTVE” , en TVE.es. Con producción de Teatro Estable Castellano. Bajo la dirección de José Carlos Plaza. Intérpretes: Esperanza Roy, Maite Blasco, Nicolás Dueñas, Ángel de Andrés, y Alberto de Miguel. Los actores están que se salen, sobre todo Esperanza Roy y Nicolás Dueñas, los principales.
Luego me contáis si os habéis reído más con la obra representada o con el libro. Yo me lo pasé bomba en el teatro. Desde entonces, ha llovido, pero lo recuerdo como una de las experiencias más desternillantes y anárquicas del momento. Hay que considerar que hablamos de actores cuyos nombres no deberíamos olvidar. Auténticos animales de escena. Esperanza Roy y Nicolás Dueñas, intérpretes que hacían carne el texto. Texto de por sí, divertido, sin duda, pero para verlo, la verdadera intención de Darío Fo.
Pues siento discrepar bastante contigo, Rochester. He visto esa representación casi entera y no me ha gustado demasiado. Las interpretaciones me parecen algo forzadas y la única que me convence algo más es la de Nicolás Dueñas, algo bufonesca pero más contenida. Puede que mi opinión se deba a haber leído antes el libro, con lo que la corriente humorística pierde algo de gracia, puede ser. Y admito también que la finalidad de la obra es claramente verse representada y accesible a un público mayoritario. Así que, en lo que se refiere a esa puesta en escena, el texto escrito me parece más fino y mucho más atractivo.
Un saludo y gracias por tu opinión.
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