miércoles, 22 de abril de 2020

Elvira Navarro: La isla de los conejos

Idioma: español
Año de publicación: 2019
Valoración: se deja leer (aunque algunas veces se deja más que otras)

No había leído hasta ahora ningún libro escrito por Elvira Navarro y, dado que en distintas reseñas sobre los mismos (empezando por las de este magnificiente blog) he encontrado tanto elogios como dictámenes poco halagadores, debo decir que sentía cierta curiosidad sobre esta autora. Y ya se sabe que una buena forma de explorar la obra de los escritores que no conocemos puede ser algún libro de relatos, siendo en este caso, además, o eso creo, el último que ha publicado, La isla de los conejos

Tampoco creo descubrir algo nuevo si digo que los cuentos o relatos cortos disponen de una serie de procedimientos, casi fórmulas, para interesar y hasta encandilar al lector: está, por supuesto, el típico recurso a un giro o sorpresa final; también la técnica de contar una historia por medio de lo que no se menciona, más que por lo que se revela (aquello del iceberg que comentaba Hemingway). Por otra parte, hay relatos más atmosféricos o descriptivos y otros cuyo intríngulis consiste en llevar alguna idea o proposición hasta sus últimas consecuencias...  Tal es el principio que siguen muchos de los relatos de Elvira Navarro: agarrar una premisa u ocurrencia y llevarla al extremo, extrujarla hasta sacar la última gota de sus posibilidades cual limón en un exprimidor.

Aparte de ésta, los cuentos comparten otras características, comunes a casi todos ellos:
  • La mayoría están protagonizados por mujeres jóvenes -o todavía jóvenes- un tanto descentradas, ya sea por encontrarse en medio de una crisis -de pareja, pérdida de un ser querido, víctima de circunstancias anómalas- o por sentirse, sin causa evidente, bastante desubicada en la vida, así en general.
  • Casi todos los relatos, también, y pese a que sus argumentos sean de lo más variado, se desarrollan en espacios periféricos, incluso marginales o, cuando m,enos, alternativos a la "normalidad " del centro de las ciudades o de la propia sociedad: puede tratarse, directamente, de la banlieu parisina o del extrarradio de otras ciudades -Talavera, Zaragoza-, pero también terrenos baldíos, parques descuidados, barrios degradados, isletas del Guadalquivir... Y aunque asimismo hay grandes islas, como Mallorca y Lanzarote, en estos casos las historias se ambientan en una finca de la Tramuntana y en hotel de un pequeño pueblo, respectivamente. Incluso cuando la trama se desarrolla en Madrid, como ocurre en Notas para una arquitectura del infierno, se trata de espacios más bien atípicos, como una clénica psiquiátrica o una iglesia de dimensiones inasibles... (Esta querencia por lo periférico, por las geografías más bien desabridas, cuando no desoladas, parece ser que le viene de lejos a esta autora, por lo que sé de alguno de sus otros libros y, sobre todo, por su blog madridesperiferia.blogspot.com, en el que explora las facetas de estos espacios y que, por lo que he leído en una entrevista, va a servir de base para un libro que está preparando).
  • Una evidente tendencia hacia la morbosidad, entendiéndola no como lo sexualmente escabroso o la violencia friki, sino ese recrearse en lo que resulta, en principio, desagradable o enfermizo, como quien hurga con un palillo en una encía infectada -la analogía, en este caso, no es casual-; también el rebozo en lo simplemente cutre, como ocurre en los relatos Las cartas de Gerardo y Regresión.

¿A qué se debe la valoración, algo regulera, que he hecho de este libro? He de aclarar que no se refiere a todos los relatos por igual, sino que sería algo así como una "nota media": así, en esta recopilación encontramos, según mi opinión, un cuento muy bueno (o de lectura muy absorbente, al menos... aunque también he de decir que es de los más morbosos); justamente, el que da título al libro, que trata de la extravagancia de un falso inventor (!) y sus consecuencias. Después hay otros dos o tres bastante sugerentes: el ya mencionado Notas..., acerca de la obsesión de un joven por su hermano mayor; Memorial, sobre los recuerdos de una mujer que acaba de perder a su madre, y, en gran medida, La habitación de arriba, protagonizado por la cocinera de un hotel y sus sueños.

En principio, se diría que cuatro aciertos de once no está nada mal; el problema es que los otros siete relatos del libro oscilan entre los insulso y lo exasperante (aunque igual éste es el efecto buscado, que vete tú a saber...). Alguno hay, como La adivina, cuyo planteamiento resulta interesante, pero su concreción no acaba de cuajar, me parece a mí... Sin embargo,  el resto dan la impresión de tratarse de meras ideas o chispazos (de ahí lo de "ocurrencias" que he mencionado antes) que en algún momento le asaltaron a la autora y que ésta decidió desarrollar hasta el final, sin atender demasiado a su, es de presumir, sentido crítico. Y tampoco es que Elvira Navarro escriba mal, al contrario: maneja un estilo cuidado y un léxico harto rico (quizá hasta demasiado). Pero, en ocasiones, ser un buen escritor consiste también en saber lo que se debe tirar a la papelera. Aunque tal vez esa sea la parte más difícil.


Otros títulos de Elvira Navarro reseñados en Un Libro Al Día: La ciudad en inviernoLa trabajadoraLos últimos días de Adelaida García Morales

3 comentarios:

PL Salvador dijo...

Totalmente de acuerdo. Te recomiendo La ciudad en invierno y La trabajadora, las dos obras maestras de la autora. Este es, quizás, el más flojo. Y La ciudad en invierno, el mejor.

Anónimo dijo...

Muy acertado se deja leer unas veces mejor que otras.. Gracias Juan mayor Thompson

Juan G. B. dijo...

Hola a los dos y gracias por los comentarios: es cierto que el mayor problema de estscrecopilación de cuentos es su disparidad y eso deja una sensación de "mobtaña rusa" tras leerlos seguidos. Pero no escribe mal, esta autora, así que algún día me pondré con otro de sus libros, aubque no de inmediato, porque esos que comentas ya están reseñados aquí...
Un saludo y gracias de nuevo por la visita.