miércoles, 29 de abril de 2020

Joseph Sheridan Le Fanu: El pacto de sir Dominick

Idioma original de los relatos: Inglés
Título original de los relatos: Madam Crowl’s Ghost / Sir Dominick's Bargain / Schalken the Painter / Ghost Stories of the Tiled House / The familiar
Traducción: José Luis Piquero
Año de publicación del volumen: 2018
Valoración: Recomendable

Carmilla ha eclipsado el resto de la producción terrorífica de Joseph Thomas Sheridan Le Fanu (1814-1873). No obstante, hay que recordar que el escritor irlandés tiene en su haber relatos de temática sobrenatural la mar de reivindicables, además de susodicho clásico.

Por ejemplo, aquéllos que La Isla de Siltolá ha seleccionado para la antología que hoy traigo a colación, titulada El pacto de sir Dominick. De estirpe gótica pero más cercanas a la cotidianidad victoriana, estas cinco narraciones deleitarán a los amantes del terror canónico. No son particularmente profundas, pero entretienen de lo lindo y exhiben una innegable labor de artesanía. 

El cuento que da nombre a la recopilación y "Schalken, el pintor" son los que, a mi juicio, transmiten una sensación de pavor más intensa. Sus atmósferas están igual de conseguidas que las del resto de ficciones, pero su imaginería es superior en potencia visual. En cuanto a "El familiar", debo reconocer que he disfrutado su lectura; sin embargo, se alarga demasiado, no exprime con acierto la caracterización de su protagonista (el personaje más complejo, con diferencia, de todos los que aparecen en estas páginas) e introduce elementos arbitrarios al último minuto, como el búho de su prometida. Por lo que respecta a "El fantasma de la señora Crowl" e "Historias de fantasmas de la Casa de los Azulejos", señalar que, sin ser especialmente memorables, ambas piezas funcionan en tanto que pasatiempo escalofriante.


También de Joseph Sheridan Le Fanu en ULAD: Carmilla

5 comentarios:

Lucas Despadas dijo...

Tengo en casa "El familiar". Lo he empezado varias veces con idéntico resultado, no logro meterme en la historia y, por supuesto, tampoco acabarlo. Quizás no sea tanto por la novela como por los momentos vitales en los que decidí leerla, pero ahí queda.

Juan G. B. dijo...

Pedazo de ilustración de la cubierta, debo decir...

1984 dijo...

De todos los cuentos de Le Fanu, yo me quedo con “El fantasma de la señora Crowl.” Es el cuento de fantasmas inglés por excelencia. Lo tiene todo: un anciano que recuerda cuando de niño llegó a una casona inglesa de campo, una vieja presumida, apergaminada y diabólica, también algo cómica, atormentada por un terrible secreto, una aparición fantasmagórica, y el misterio remoto y ya casi olvidado que flotaba en la mansión y que se resuelve en un final espeluznante. De manual. No me extraña que M. R. James venerara a Le Fanu. Con todas sus limitaciones de naftalina victoriana, y las propias convenciones del género, era un gran escritor.

Oriol dijo...

Lucas, entiendo tu reticencia a leer "El familiar". Yo devoré este extenso relato de un plumazo, pero no voy a negarlo:
a) Su ritmo es agónicamente lento (especialmente según estándares contemporáneos).
b) Su argumento es reiterativo.
c) Su protagonista está desaprovechado (un ateo, caballero intachable, con un pasado aparentemente turbio).
d) Algunos de los elementos que lo componen no acaban de funcionar (las cartas del inicio de la narración se antojan ridículas y el búho que menciono en la reseña no aparece hasta el final del relato, en vez de haberse anticipado con tiempo).

Juan, tienes razón en que la ilustración es magnífica. A mí me gustan mucho las ediciones de La isla de Siltolá. Especialmente sus hermosas cubiertas.

1984, como siempre, un comentario riguroso y enriquecedor. Permíteme una pequeña corrección: la protagonista de "El fantasma de la señora Crowl" es una anciana, no un anciano. El relato funciona como historia de fantasmas victoriana, no lo niego, pero (y perdón por analizar estos textos desde una óptica moderna) a mí me sobra el fantasma. El fantasma está allí durante una sola escena para proporcionar información que se podía colegir por otros medios, y no es una figura necesaria para transmitir terror teniendo en cuenta que, estando viva, la señora Crowl ya daba bastante miedito.

1984 dijo...

Es cierto Oriol: era una anciana y no un anciano. Gracias por la corrección. La memoria reescribe que es un primor je je.