viernes, 10 de julio de 2009

Truman Capote: Desayuno en Tiffany’s

Idioma original: inglés
Título original: Breakfast in Tiffany’s
Año de publicación: la última edición data de 1973 (por Truman Capote)
Valoración: Muy recomendable

No, no y no. No pienso dedicar este espacio en hacer paralelismos entre un relato titulado Desayuno en Tiffany’s y una película basada (muuuuy libremente) en la misma historia llamada Desayuno con diamantes. Para no ceder a tamaña tentación, atacaré la cuestión en cuatro puntos: a) Truman Capote siempre pensó en su amiga Marilyn Monroe como la perfecta protagonista del asunto, y no en Audrey Hepburn (a la que cogió ojeriza por ser la elegida), dos modelos de mujer tan opuestos como lo son los buñelos y las marron glacée. b) El narrador y protagonista del cuento raramente podría enamorarse de una mujer (Marilyn, Audrey, o la que ustedes se imaginen), cuando los críticos han coincidido en ver en él una suerte de segundo Truman Capote, homosexual reconocido para los que no sepan. c) La película y el libro no acaban igual. Saboreen ambos para descubrirlo…d) Moon river, la mítica canción que canta Audrey en el film, no aparece para nada en el libro.

Ahora, a lo que íbamos, que yo he venido a hablar de “mi libro”.

Desayuno en Tifffany’s reúne cuatro relatos de Truman Capote, el irrepetible escritor de Nueva Orleans, cuya vida (fue abandonado por su madre, una reina de la belleza sureña, y criado por sus tres tías solteronas) bien podría ser la trama de una de sus historias, donde sus héroes (o antihéroes, mejor dicho) son personas de origen incierto, tumultuosa infancia y dolorosa madurez, pero no por ello poco sagaces: todos ellos tienen las agallas suficientes para luchar contra su destino y encontrar su lugar en el mundo pese a que desde que tuvieran uso de razón las facilidades y el afecto fueran envidiables tesoros que se les resistían.

Desayuno en Tiffany’s, el primero de los relatos, presenta a uno de los personajes femeninos más carismáticos de la literatura americana de posguerra: la aparentemente amoral y alocada Holly Golightly, estrella de cine en ciernes de pasado tormentoso y vergonzante, que ahoga en el glamour más impostado sus debilidades. Holly es una suerte de Violeta Gautier con gafas de sol y moños altos, una muchacha de veinte años que cuando está deprimida se come el croissant frente a Tiffany’s, la tienda de joyas más exquisita del mundo. Ella es la “amiga de todos”, el objeto de deseo de los hombres ricos y fácilmente impresionables de Nueva York (incluidos mafiosos encarcelados, lo que será determinante para el desenlace del relato), que la rondan en las múltiples fiestas en las que se la ve, pese a su misteriosa ascendencia. Un vecino/amigo aspirante a escritor del bloque donde vive será el narrador de la vida de esta chica, a la que se puede llegar a aborrecer pese a que se conozca, finalmente, su triste historia.

Los otros tres relatos son Una casa de flores, donde se narra la historia de amor que viven una joven ex prostituta enamorada y su encantador marido, entorpecida por la molesta presencia de una vieja bruja (literalmente), la madre del muchacho, que le hará la vida imposible a la joven incluso una vez muerta. Una guitarra de diamantes, el tercero, logrará arrancar lágrimas al lector medianamente sensible contando la historia de amistad y fuga entre dos tipos encarcelados, uno de los cuales posee una guitarra cubierta, precisamente, de diamantes. Pero el relato que logró dejarme con un nudo en el estómago y los ojos anegados en lágrimas, y que me impulsó a leer toda la bibliografía de Capote (es el único escritor con el que lo he hecho, por ahora) fue el último, Un recuerdo navideño, donde los protagonistas son una pobre mujer madura con cierto retraso que se comporta como una niña fantasiosa y su “amiguito”, el chaval huérfano que ella y otros familiares se han encargado de criar. En una palabra: conmovedor. Y no hay que ser muy sagaz para deducir que Truman Capote habla, una vez más, de lo que él conoció de niño.

Capote es uno de los abanderados del llamado gótico sureño, género cultivado, asimismo, por otros escritores como Carson McCullers, Flannery O’Connor o el terrible Faulkner, todos ellos crecidos y amamantados en las peculiares tierras situadas en las inmediaciones del río Mississippi, donde la humedad, las costumbres atrabiliarias y una impagable mezcla de costumbrismos WASP, negro, criollo y afrancesado han hecho que surgiera esta apasionante corriente literaria, violenta, mítica, y sin precedente a la vista.

A lo largo de la vida de este blog trataré de hacer críticas de algunas de estas obras, aunque mi preferida sea la de Capote, cuyo final fue triste e indigno, quemando sus últimos días como una reinona de lengua mordaz que apuraba sus noches entre alcohol, drogas y amantes jóvenes al ritmo de la música dance del mítico Studio 54 neoyorquino.

Otras obras de Truman Capote en ULAD: Aquí

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy de acuerdo con el artículo! Eso si, tengo una pequeña observación sobre el comentario del relato 'La casa de las flores', y es que la vieja bruja es la abuela y no la madre del marido de Ottilie. Un saludo

Ian Grecco dijo...

¡Ah! Que era la abuela...Como lo leí hace tanto...¡Gracias por la observación! ¡Y me alegro de que te haya gustado! Un saludo.

David Cotos dijo...

el final es distinto. me gusta más el final del libro. en cuanto a la película me gusta la sensación triste que le da Audrey.

Lhiannan dijo...

Gracias por la información. Me ha encantado tu artículo/crítica. Aunque adoro la película de Edwards, ahora estoy deseando leer el libro.

Armando Alanís dijo...

Estupendo análisis. La película es divertida, bastante disfrutable, pero la novela es toda una joya de la literatura norteamericana.

Silvio dijo...

Es casi imposible aceptar la película. Toda la esencia del libro se pierde detrás de una historia de amor simplona. Sin embargo, no queda más remedio que admitir la relevancia en la cultura popular que tuvo y tiene la figura de Audrey Hepburn particularmente por ese film (del que rescato una bonita ambientación)

Me gustó mucho "una casa de flores". Una metáfora interesante acerca del accionar del hombre/mujer enamorado y de la fuerza de los mandatos sociales. La mujer estará hecha para ser esposa y madre, aunque esto represente sufrir, y no para vivir su vida en libertad y disponer, entre otras cosas, de su cuerpo.

Disfruté tu análisis. Un abrazo.

Unknown dijo...

se viven desayunos inolvidables en fechas espepciales cuando se comparte con alegria haciendo que
la felicidad perdure mucho mas e incomparables recuerdos buenos.

Anónimo dijo...

Justo ayer por la noche terminé de leer Desayuno en Tiffany’s. Me dejó muy buena sensación y me quedé completamente sorprendida con la poca similitud que tiene con la película. Cómo si fuera la primera vez que una película no tiene nada que ver con la novela en la que está basada.
Empecé a buscar referencias en internet por saber que más ha escrito Truman Capote, aparte de “A sangre fría”, libro que tengo pendiente, y los “Cuentos completos” que me leí hace años. En esa búsqueda di con tu artículo, el cual me ha gustado mucho por la cantidad de datos curiosos que aportas.
No tenía ni idea de que Truman Capote hubiera preferido a Marilyn Monroe, y una vez leído el libro le encuentro todo el sentido pero también entiendo que en lo que se refiere a la película la ideal era Audrey Hepburn.
Me quedo con la novela en todos los aspectos, ya que me parece menos forzada que la película en la que en ocasiones no acabo de entender la relación de los protagonistas. Aunque la mítica escena de Audrey en el escaparate de Tiffany´s me sigue pareciendo espectacular.
Supongo que tanto la película cómo la nóvela nos aportan cosas maravillosas o esa es la sensación con la que me yo me quedo.

Anónimo dijo...

También he terminado el libro y al ver el trailer de la película (así como al leer la sinopsis de la misma), no entendía nada. Leer este artículo me deja más claro el porqué. Gracias!

Fernanda Sandoval dijo...

Me encantó el libro y amo la película. Pero especialmente me quedo con el relato de "Una casa de flores"; está tan bien descrito y toca puntos tan sensibles, perder tu esencia ¿si las hay? porque encontraste el amor, para que ya nunca vuelva a picarte una abeja. ¡Vaya historia!

Anónimo dijo...

Terminé ayer de leer el libro y, es curioso, porque antes de saber qur Truman pensaba en Marilyn ya me parecía que los rasgos eran suyos: pelos y ojos claros y momentos de su vida en los que está gordita (un "gordita"además con connotaciones únicamente positivas, como lo era en posguerra o lo sigue siendo para nuestras abuelas).
Y evidentemente, la historia de amor en la película desvirtúa la esencia del personaje de Fred (vecino). Hay una frase en la que dice algo así como "me enamoré de ella en el sentido en el que uno se puede enamorar de un paisaje bonito o una familia encantadora". Es decir, en ningún momento como una relación de amor carnal. Efectivamente, una piensa que Fred es un trasunto de Capote y se entiende todo sin decir más.
Y qué decir del último relato... me pasó como a ti. En España somos poco de relatos, creo que esta categoría, al menos en mi caso, se ha degradado a fuerza de concursos populares, prácticamente cada pueblo, empresa o institución tiene uno, con los consiguientes ganadores con su calidad digamos mediana. Y luego se te presenta un relato así y entiendes que elgénero también puede ser gran literatura.
Seguiré, por supuedto, con Capote. Genio.
Rocío

Anónimo dijo...

Hola puedo hacer una pregunta?