Título original: It happened to Dydimus
Traducción: Rafael Accorinti
Año de publicación: 1954
Valoración: Se deja leer < Está bien
¿Sabéis esas novelas que os gustan pese a que podrían ser mucho mejores? ¿Alguna vez os ha cautivado una premisa que, sin embargo, no ha sido exprimida del todo? ¿Creéis posible encariñarse de unos personajes a los que falta cocción?
Todas estas sensaciones me ha provocado la lectura de Lo que hizo Dídimus. Porque a la novela de Upton Sinclair la empañan una irregularidad en la ejecución, una indefinición en el propósito, algunos cabos sueltos en lo que respecta al argumento, falta de relieve de los protagonistas y ciertas reiteraciones. Aun así, se lee con interés, parte de una idea prometedora y ha sido ejecutada con el oficio propio de un escritor ya maduro.
La obra sigue los pasos de Tom Strawn, un joven ignorante al que le han sido otorgados poderes. Tanto Tom como el narrador, un académico a quien Tom estaba arreglando el jardín, deberán averiguar, en la medida de lo posible, cuál se supone que es la misión divina que les ha sido encomendada.
Lo que hizo Dídimus es una sátira bastante lograda que reflexiona sobre la incompatibilidad de la espiritualidad elevada y las figuras mesiánicas con un ser humano demasiado egoísta, mezquino y materialista. Sólo le reprocharía a su humor que rara vez se ceba con Tom, personaje que incluso con sus defectillos resulta demasiado perfecto.
Hablando de personajes, ya he adelantado que a los de esta novela les falta cocción. Apenas llegamos a conocerlos íntimamente, pues son demasiado esquemáticos. Incluso Tom y el narrador, que son quienes vemos con más frecuencia, se antojan excesivamente simples; encima, a partir de cierto punto (cuando Tom se vuelve más culto) cuesta diferenciarlos entre ellos, pues hablan y, más o menos piensan, igual.
En cuanto al argumento de Lo que hizo Dídimus, se podría decir que no acaba de explorar todas las posibilidades. De hecho, mientras que en algunos apartados aporta conceptos estimulantes, en otros se queda frustrantemente corto o se atasca en situaciones ya planteadas con anterioridad. A eso hay que añadir varias incoherencias en la lógica interna de la ficción, y algunas repeticiones.
Sea como fuere, la novela de Sinclair es, insisto, obra de un escritor competente. Quizá carece de memorabilidad y ostenta un gran margen de mejora, pero no por ello su lectura deja de despertar nuestro interés y un puñado de reflexiones. ¿Qué más se puede pedir?
También de Upton Sinclair en ULAD: Aquí
1 comentario:
Su obra culmen es la serie de Lanny Budd editada por hoja de lata (al menos llevan ya cinco o seis volúmenes), sobre historia contemporanea.
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