lunes, 18 de septiembre de 2023

Anthony Giddens: La política del cambio climático


Idioma original
: inglés
Título original: The politics of climate change
Traducción: Francisco Muñoz de Bustillo
Año de publicación: 2009
Valoración: Interesante

Después de leer un ensayo tan vital y optimista como En defensa de la Ilustración, de Steven Pinker, necesitaba aminorar mi estado de euforia; si hay algo en lo que todos los opinólogos del cambio climático coinciden, es que no está la situación – ni estará en un futuro próximo – para echar cohetes.

A pesar de tener ya quince años de antigüedad en el momento de mi lectura, y eso es mucho decir en este tema, el principal aliciente – para mí – de este libro respecto a otros volúmenes que podrían considerados como más o menos similares, es el enfoque político que aborda.

Partamos por el principio; el pensamiento central de la divulgación de Giddens es el que con una absoluta falta de humildad ha bautizado con su propio nombre, la paradoja de Giddens: “como los peligros que representa el calentamiento global no son tangibles […], muchos no harán nada […] al respecto”. Fenómeno del que muchos nos habríamos dado ya cuenta en su momento, pero no nos hemos molestado en bautizar.

Después de plantearnos semejante paradoja, el autor contextualiza: nos explica por encima las causas y orígenes del cambio climático, la crisis del petróleo, el uso del gas natural, etc. Se realiza una revisión somera sobre nuevas posibles fuentes de energía y sus presumibles dificultades de implantación, refiriéndose aquí tanto a las renovables como a las nucleares y termonucleares. 

Trata Giddens de abarcar múltiples visiones del tema, por lo que también da espacio a teorías escépticas pero fundamentadas (nada de negacionismo per se, sino escepticismo lógico), al movimiento verde y su historia, al famoso “desarrollo sostenible” que define como un oxímoron, e incluso a otras visiones más optimistas al estilo laissez faire, déjalo que se curará solo.

Aboga también por el liderazgo de la UE en temas medioambientales (adiós EEUU) y se lamenta de un posible Brexit todavía no producido cuando se escribió este libro.

Posteriormente entramos en lo que más he valorado de este libro; más allá de analizar causas, buscar culpables y/o escandalizar al público (lo cual, desde mi punto de vista, no está de más), Giddens hace un ejercicio de valentía y PROPONE. Es decir, plantea escenarios asumibles con hechos concretos con los cuales el cambio climático pueda neutralizarse.

Las proposiciones del autor son tanto vagas como muy concretas; en cuanto a las más vagas, son fundamentalmente de carácter político: promover la cooperación, pactar más allá de izquierda-derecha, formar a la población sobre el clima, etc. Nada nuevo. Pero veamos las más concretas: aviso de que algunas medidas que razona y argumenta Giddens no son fáciles de asumir por nosotros, occidentales del primer mundo. 

Por ejemplo, desde un punto de vista humanista, el autor aboga por que los países en vías de desarrollo puedan (justifica éticamente este razonamiento) contaminar más, siempre y cuando se den dos supuestos: a) los países más avanzados deben disminuir su nivel de contaminación desde ya y b) esta contaminación debería valer para aumentar el nivel de desarrollo de estos países en crecimiento.

Es decir, adiós protocolo de Kyoto, entre tantas otras cosas. No me digan que no es controvertido.

Otro argumento: debemos dejar de utilizar el PIB como medida de bienestar para pasar a utilizar otros índices en los que sí se vean mejor reflejados el estado medioambiental de nuestro entorno (GPI, ISEW o SSI).

Uno más, más convencional: quien contamina paga. Aquí la sorpresa sería quién y porqué paga (lean el libro).

En fin, una serie de medidas muy interesantes (y más que me dejo en el tintero) que nos harán adoptar una nueva perspectiva sobre un grave problema, lo cual generalmente es el primer paso para encontrar una solución cuando nos encontramos enquistados.

2 comentarios:

Diego dijo...

Sencilla y muy buena reseña. Muchos agradecimientos a Emilio, donde quiera que esté, por traer el tema más importante del planeta a este blog.

Oriol dijo...

Gracias en nombre de Emilio, Diego. Un abrazo.