Idioma original: Castellano
Año de
publicación: 2019
Valoración: Muy
recomendable
Cuando andamos por
nuestro entorno, los urbanitas somos muy capaces de distinguir si un automóvil
es gti o turbo o híbrido, si aquel vestido es verde manzana o verde melón o té verde, si
aquel teléfono móvil es de cuarta o de quinta generación. A su vez, fuera del
asfalto, somos en general absolutamente incapaces de llamar a un árbol por su
nombre, de reconocer un animal –esos bichitos- por su especie, o de distinguir un
pájaro por su canto –son pajarracos-. Dice George Steiner que lo que no se
nombra no existe y da la sensación de que, en general, entre nosotros, se
mantiene pujante la percepción que asocia lo rural, sus habitantes, con lo basto,
lo ignorante, lo bruto y paleto. Ahora además también le atribuimos nuevas
cualidades; baldío, vacío, condenado. Y, encima, la cobertura es pésima y falla
de continuo.
Vacía. La España
vacía, que depara crímenes desgarradores -Puerto Hurraco, Fago, Tor…-,
visceralidad cañi, tedio tradicionalista y agonía productiva. Por eso, libros
como Tierra de mujeres tienen el gran mérito de colocar al lector frente a la
urgencia de repensar, reaprender a mirar, a sentir, a comprender, y a reciclar
y reubicar la manera y la función a la que hemos relegado el medio rural en
nuestro imaginario colectivo.
María Sánchez (Córdoba,
Andalucía, 1989) es, además de poeta, veterinaria. Y es de pueblo. Le gusta
rescatar y insuflar nueva vida a palabras desgastadas, veladas por el olvido,
en proyectos compartidos como Almáciga. Ejerce la misma profesión que su padre
y su abuelo pero se sitúa en esa tradición de mujeres, madres, abuelas,
bisabuelas, que se encargaban y podían con todo, que ante la presencia de
extraños escondían las manos en los bolsillos de las batas para no sentir
delatada su condición, su dedicación. Que además de cuidar de todo y de todos,
aún echan una mano en las faenas del campo o con los animales, sin cotizar, ni
cobrar, ni poseer la titularidad de los bienes.
La España vacía no es tal, para María Sánchez. En todo caso, la España vaciada, pues esos pueblos y comarcas están llenos de
historias, palabras, vidas, semillas, veredas, animales, vínculos, personas,
proyectos, oficios y comunidades. Una densidad vital notable e innegable, al
margen de estadísticas demográficas, que no precisa de una
literatura que les denomine granjeros, ni de paternalismos, ni de reportajes
superficiales en los suplementos dominicales a todo color de los diarios, ni ser
reducidos a personajes de Los Santos Inocentes. Y que, como hace
la propia naturaleza, intrinsecamente aferrada al instinto de supervivencia, necesita de su
propia narrativa, de voces que se alcen frente a las dudas, la inseguridad, el
miedo y los complejos porque, en palabras de Chimamanda Ngozi Adiche, “el
silencio es un lujo que no podemos permitirnos”.
Así, María Sánchez
propone una narrativa que germine y propague sin miedo nuevas palabras: cultura,
agroecología, soberanía alimentaria, ganadería extensiva, territorio, feminismo
plural y múltiple. Una narrativa invisible que brote de las obsesiones y de lo
que conmueve, que sea tarea y cobijo, donde las palabras tiemblen para despejar
las sombras y la polvareda con la que percibimos el medio rural y quienes lo
habitan. Una literatura que, como el campo, no debería permitirse la inmediatez
ni los destellos, elaborada con paciencia y calma, “que descanse en las huellas
de todas esas que se rompieron las alpargatas pisando y trabajando”, para
escribir sobre su propio mundo y enfrentar el ninguneo de quienes han
pretendido describirles desde fuera. Toca no avergonzarse de las raíces, ni
de las manchas y las carencias, pues “sólo cuando nos quitemos las máscaras,
nos deshagamos de prejuicios y nos sentemos en la misma mesa, de tú a tú” seremos
capaces de tener un futuro y un territorio viable, sostenible, común y
compartido, “donde poder asentarnos todos y encontrar el idioma común, la mano
que recoge semillas de un lado y las esparce en otro”.
4 comentarios:
Gracias, muchas gracias.
Hola, soy el dueño del blog "El Gabinete de Cinemagnificus". Me cambio al blog "El Blog de José Torres Criado" y os sigo desde ese :) Un saludo.
Un libro imprescindible y auténtico de una mujer que ya con su poemario Cuaderno de campo nos dejó con la boca abierta
Personalmente solo me gusto la última parte, la que es más íntima y familiar, lo otro me pareció que tenía mucho de panfleto feminista y me decepcionó, esperaba otra cosa.
Un abrazo: Sol
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