Idioma original: Catalán
Título original: La
meitat de l’ànima
Año de
publicación: 2004
Traducción: La
propia autora
Valoración: Está
muy bien
Estaciones
ferroviarias, mujeres solitarias enfundadas en una gabardina, portadoras de una
mirada decidida y empuñando una maleta ligera ¿Quién era realmente mi padre? ¿A
qué bando pertenecía mi madre? ¿A quién escribía las cartas apasionadas que un
desconocido me ha hecho llegar?… De acuerdo, digamos que no son los argumentos
más inéditos, los mimbres más originales con los que urdir una trama. Pero en
manos de Carme Riera (Palma, 1948), poseedora de una más que acreditada
solvencia narrativa, dan al menos para una novela concisa, apenas doscientas
páginas, entretenida y con algunas páginas vibrantes. Balance que, a mi
entender, está más que bien.
“Para mí la
memoria es imprescindible. Sin memoria estamos muertos. La memoria es el alma
de las personas y quizás por eso yo ando buscando la mitad de mi alma…”, leemos
en las páginas de esta novela, escrita en primera persona y en la que la
narradora se dirige continuamente y de manera directa al lector, y en este
juego sí que encontramos más carga de sorprendente originalidad. Aunque, de
acuerdo, en novela sepamos que todo todo todo ya está inventado.
Pero también es
quizás uno de los rasgos que más me seducen de las novelas de Carme Riera, la necesidad de ir
siempre un poco más allá en la formas, de escapar de lo cómodo o previsible y
plantearse la escritura como un ejercicio de riesgo, de apuesta por romper
moldes formales, estilísticos o de género literario, lo que en una escritora
que lleva ya casi medio siglo de oficio le propicia un atractivo adicional, en
mi opinión. Y otro aliciente, por si fuera menester. La propia autora es quien
se encarga de traducir sus libros al castellano desde el catalán original, lo
que dota a sus textos de una resolución más vigorosa que una traducción ajena.
En La mitad del
alma, Carme Riera se pone en la piel de una mujer de su propia edad, dedicación
y extracción social, hija única de una pareja formada por un ganador y una
perdedora de la Guerra Civil española, en la Barcelona de entre los años
cuarenta y sesenta del siglo veinte. La narradora se confiesa adicta a las
estaciones de tren, en especial a las del sur de Francia, a los trenes que
enlazan Barcelona con PortBou y a los que desde PortBou van a Montpellier y
luego pasan por Aviñón, para recrear una atmósfera con la que ambientar la
narración y que nos va deparando inevitablemente más dudas que certezas, en una
trama que va enredando al lector progresivamente y por el que pululan fantasmas
familiares y personales, exmaridos, tías y abuelas, fantasías y anécdotas, jirones de realidad,
suposiciones, sombras y sospechas, recortes de diarios y retazos de objetos y
recuerdos con los que se construye la zozobra psicológica y social que agita a
la protagonista: "Ahora sí que lo que más necesitaba era ser escuchada, que alguien aceptará que mi silencio angustioso era también una manera de comunicar".
Incluso la velada aparición que se permite una camusiana declarada
como es la autora de un cameo literario de primer orden se antoja por completo verosímil,
real, posible. Por juegos como ese, leer a Carme Riera parece tener premio
siempre, aunque en mi opinión La mitad del alma no sea uno de sus libros más
ambicioso, exigente, arrebatador.
Otros títulos de
Carme Riera en ULAD: En el último azul, Palabra de mujer
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