lunes, 10 de septiembre de 2018

David Torres: Palos de ciego

Idioma: español
Año de publicación: 2017
Valoración: bastante recomendable

"Un soneto me manda hacer Violante
y en mi vida me he visto en tal aprieto..."

Supongo que a todo el mundo le sonará este ingeniosos y excelso truco de Lope de Vega (ignoro si existen antecedentes) de componer un soneto explicando cómo se hace, precisamente... un soneto. La idea nos será aún más familiar, quizás, porque en estos tiempos de autoficción y metaliteratura -de la buena y de baratillo-, es un recurso al que han acudido muchos escritores, con resultados apreciables, en algún caso -HHhH, por ejemplo- o previsiblemente plúmbeos en otros -Hombres buenos de Pérez-Reverte, que yo recuerde-; pues bien, es el mismo que utiliza David Torres, e incluso de forma más descarada (o desenvuelta, si se prefiere) en este Palos de ciego: escribir un libro explicando cómo escribió -o, en este caso, no escribió-, un libro.

No lo escribió porque el libro que el pretendía hacer, desde más de veinte años atrás, no era éste, sino una novela titulada Borrón, sobre -o alrededor de- un episodio confuso, casi desconocido, de la época estalinista: la supuesta matanza en Ucrania, de cientos de músicos ambulantes ciegos, los conocidos como kobzari -también lirniki o banduristi, según el instrumento que tocaran-, para evitar que continuaran cantando por las calles y plazas sus canciones tradicionales, no demasiado acordes con el espíritu soviético revolucionario. Torres nos cuenta cómo va tirando del hilo de esta historia, a partir de una mención en las supuestas memorias de Shostakóvich, cómo va recopilando los escasos datos que puede y, sobre todo (y a pesar de) una gran bibliografía acerca de la época; sus intentos de urdir una ficción con tan frágiles mimbres, sus desánimos y abandonos, los intentos renovados... Alternando, además, esta narración de un libro fantasma con el descubrimiento de su fantasma particular: la figura (o no figura) de su hermano muerto al nacer un año antes que él y que llevó su mismo nombre -o es el escritor el que heredó el nombre de su hermano, más bien-; ambas existencias truncadas, novela y hermano, articulan todo el libro, aunque no son los únicos espectros presentes en sus páginas: están, por supuesto, los personajes ficticios de Borrón, pero también figuras reales, incluso notorias, ya desaparecidas... Grandes músicos como Shostakóvich, Prokófiev o la pianista María Yúdina (genial la historia sobre el Concierto para piano nº 23 de Mozart); escritores como  James Barrie o el poeta Osip Mandelshtam; alpinistas británicos o alemanes que perecieron en su asalto a los ochomiles... Y la presencia más  ominosa de todas, la de Iósif Stalin, el dictador soviético al que presuntamente -o no- se le puede hacer responsable de la matanza de los juglares ciegos, aunque fuera sólo una gota en el océano de muertes a su cargo (algo que, de todas formas, matiza bastante Torres).

También están, por supuesto, los fantasmas que pueblan la propia memoria y que solemos llamar recuerdos. los de la infancia o de la juventud letraherida, en este caso... Aquí, Palos de ciego comparte cierta actitud "autoficcional" e incluso telón de fondo, con los últimos libros de otro escritor madrileño de su generación, Antonio Orejudo. Aunque en el caso de éste la autoficción no es más que, creo, una excusa irónica o juguetona para revirar hacia la ficción sin más adjetivos, mientras que en el libro que nos ocupa, se trata de la argamasa que une elementos, componentes que, en principio, se diría que difícilmente iban a ligar entre sí. Si David Torres lo ha conseguido o no, lo debe decidir cada lector. Yo digo que sí.


Otros títulos de David Torres reseñados en Un Libro Al Día: Punto de fisión

11 comentarios:

Lupita dijo...

Señor Juan:
Quevedo era ingenioso por demás,
pero fue don Lope el genial autor.

Me han sangrado un poquito los ojos...

Saludos kawais

Diego dijo...

Sé que me repito y que no tiene mayor interés, pero me nombras a Shostakóvich dos veces y no puedo remediarlo. Es que este agosto leí el coloso "Europa Central" donde Shostakóvich es el principal de los personajes y le cogí mucho cariño. Inolvidable.

Este libro que traes parece muy interesante también. Me pregunto si el autor no se habrá visto también influenciado por Vollmann.

Un gusto leerte, como siempre.

ToniLV dijo...

Tenía descartado a este autor después de leer "El gran silencio", en mi opinión una novela malísima pese a ser finalista del Nadal (que por otro lado no es garantía de nada, salvo de ventas). Pero veo que sus dos obras reseñadas en ulad tienen muy buena valoración, razón suficiente, viniendo de vosotros, para darle otra oportunidad. Salud.

Juan G. B. dijo...

Hola, Lupita:
¡Ostras, es verdad...qué patinazo!
Mil gracias; corro a corregirlo antes de que seqdencuenta mis compañeris y me quiten las dietas...
Saludos kawai para ti también (empezamos a patecer una esoecie de jedis o algo así...; )

Juan G. B. dijo...

Hola a los dos:
Diego, en la bibliografía que recoge al final del libro, Torres no menciona a Vollma (por cierto, que yo ya debería olantearme leerlo), pero sí a un autor de apellido algo semejante, Solomon Volkov, autor, precidamente, delas supuestas memorias de Shostakóvich y de "Shostakovich and Stalin". Como estás interesado te recomiendo también leer "El ruido del tiempo", de Julian Barnes, una magnífica e inmrjorable reseña del cual puedes encontrar en este mismo blog ; )
Toni, aparte de sus columnas en prensa, de David Torres sólo he leído los dos livros reseñados aquí, que es de los que puedo opinar. "Punto de fisión" me gustó, pero reconozco que tuvo muco que ver su vocación humorística, ya que dista de ser una novela perfecta. Este otro libro, que sin embargo no es una novela (o sólo en parte) me parece más logrado, aunque sólo si se asume desde un principio su naturaleza híbrida y un pico esquiva.
Un saludo.

Pepe Pótamos dijo...

De David Torres yo leí "Niños de tiza". Es una especie de novela negra pero que en gran parte de la novela el protagonista habla de sus vivencias infantiles en el populoso barrio de San Blas (Madrid) de los años 70, pero a pesar de nuestros orígenes tan similares y de sus buenas intenciones, también me pareció flojilla. Lo que sí me gustaban mucho eran sus artículos en el diario Público. Hablo en pasado no porque haya dejado de escribirlos o que ya no me gusten, es que con el tiempo me he ido distanciando de su linea editorial (vamos, que algún día tenía que reconocerme a mi mismo que me he vuelto un señor de derechas :)
Saludos!

Juan G. B. dijo...

¿Cómo? ¿Pepe Pótamos con su alarido hiperhuracanado es de derechas? ¡Madre mía, que Lenin nos pille confesados!
No, en serio: yo sigo leyendos las columbas de Torres y unas veces me gustan más y oteas menos (en todo caso, me gustan màs que cuabdo escribía en El Mundo de PedroJota, pues su presencia y la de algún otro opinador me resultaban impostadas, como una justificación para la aspiración de ese diario de ser "el periódico progresista de derechas").
De todos modos, es interesante que menciones la faceta de columnista de este escritor, puesto que yo creo que buena parte del mérito de que este libro se mantenga en pie radica precisamenteven la capacidad de Torres de ligar diferentes temas con apatente poco esfuerzo, como hace en sus columnas, lo que lleva a columnelementos que en principio parecerían ajenos unos a otros.
Es el cado, también, de ese ambiente de barriada madrileña que también aparwce aquí, como en el libro que mencionas.
Bueno, no me enrollo: un saludo y mil gracias por tu comentario, Pepe.

pitufocabrón dijo...

Entre la literatura de David Torres destacan sobremanera "El mar en ruinas" una magnífica novela que revisiona el mito de Ulises/Odiseo y su primera y sorprendente novela "Nanga Parvat". Cualquiera de las dos considero que son imprescindibles en la literatura española actual. Aunque estilísticamente Orejudo sea muy diferente de Torres ciertamente forman un tándem que se complementan muy bien con una prosa elegante, concisa y clara de una calidad apabullante. Cualquier obra de estos dos autores destaca sobre muchos de sus coetáneos y suponen un regreso a la gran literatura española que parecía haberse perdido en bestsellers mediocres.

Elastigirl dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Elastigirl dijo...


Totalmente de acuerdo! Sin duda uno de losmejores autores españoles de la actualidad. Añadiría “La sangre y el Ámbar” donde nos cuenta su viaje a Polonia y que está lleno de referencias muy interesantes

Juan G. B. dijo...

Hola, Pitufocabrón y Elastigirl, aquí Estupendoman ; )
Estoy de acuerdo con vosotros en los elogios a David Torres y desde luego, Antonio Orejudo. Ambos son autores que manejan y cuidan muy bien el lenguaje y tienen una pericia y agilidad envidiable en su uso.
Sin embargo, y aún pensando que las comparaciones y las categorizaciones son odiosas, he devdecir que en mi opunión Orejudo está bastantes oasos por delante de Torres. Sin ir más lejos, en este libro queda claro que el de la autoficción es un recurso que utiliza el autor para paliar las carenciasven la historiavde ficción que él pretendía llevar a cabo, mientras queven los últimos libros de Orejudo, y particularmente en "Los Cinco y yo", la (supuesta) autoficcion es un truco de manos que le sirve al autor para dirigir al lector, sin que se de cuenta o sólo de forma paulatina, hacia el terreno que quiere, que es el de la auténtica ficción.
No me enrollo más, un saludo a los dos y gracias por comentar.