Idioma original: español
Año de publicación: 2015
Valoración: recomendable
Esta es una de esas reseñas que vienen con un disclaimer al principio (para evitar suspicacias): Alejandro Melero es un amigo, fue compañero mío de departamento en la Universidad de Limerick, y fue él mismo quien me hizo llegar el libro. Pero Alejandro es más que eso: también es profesor de escritura de guiones en la Universidad Carlos III, autor de varias obras de teatro que van del microteatro a la comedia al musical, representadas con buena acogida en varios teatros de Madrid, y también es autor de relatos que han obtenido diversos premios en los últimos años.
Y La escalera oscura es precisamente una recopilación de esos relatos, de extensión variable, desde las dos páginas de "Kokoro", hasta las casi cuarenta de "Último y penúltimo deseo de la niña Carmela" (casi una novela corta), varios de ellos premiados o publicados anteriormente en volúmenes colectivos. En muchos de los relatos predomina el enfoque realista, por ejemplo en "La prueba" o "La escalera oscura", a veces con un giro trágico casi lorquiano, como en "Habla Miguel", o con un ambiente decadente, como en "Espejo de luces tenues". En el caso de "Último y penúltimo deseo de la niña Carmela", el modelo parece ser más el de las novelas de Manuel Puig, mientras que "Confesiones de un carnero" nos adentramos en el relato fantástico, en lo que podría ser una alegoría terrible de la condición humana.
El tema central del libro, o al menos de muchos de los relatos que lo componen, es el deseo, entrelazado con el amor, independiente del amor, opuesto a él. El descubrimiento de la (homo)sexualidad, su represión, su aceptación; el encuentro de los cuerpos (a veces placentero, otras doloroso física y espiritualmente), la complicidad y el sacrificio dentro de la pareja, la lucha contra las convenciones y contra la imagen que la sociedad proyecta en nosotros, son algunas de las variantes que el tema adquire a lo largo del libro. Quizás "Habla Miguel", con sus voces diferentes y contradictorias, su carga de violencia implícita (y explícita al final) y su estructura fragmentaria es el que mejor condensa estas pequeñas obsesiones del autor.
Aunque solo sea un libro de relatos, es suficiente para ver que Alejandro Melero conoce y sabe explotar una variedad de tonos, técnicas y recursos, que es capaz de ser sensible y brutal, que sabe crear espacios (como el "Hostal Amparo") y también escenas (aquí le ayuda su experiencia de "dialoguista" y de dramaturgo). Para consolidarse como narrador, le falta, creo, descubrir una voz y un estilo propios, que lo hagan reconocible a través de textos diferentes; utilizar todas las herramientas que se muestran en esta Escalera oscura, y condensarlas en una obra que sea más suya y más inconfundible. Mientras tanto, este es un primer libro de relatos que merece ser tenido en cuenta.
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