miércoles, 13 de agosto de 2014

Gonzalo Torrente Ballester: La muerte del Decano

Idioma original: español

Año de publicación: 1992

Valoración: Recomendable




Gonzalo Torrente Ballester ha sido una de las mejores plumas de la segunda mitad del siglo XX en España, si no la mejor de todas. Y si parece una afirmación discutible añadiré que sobran los motivos. Una prosa rompedora y magnífica, su carácter radicalmente innovador, la honestidad de sus propuestas, su interés por la sociedad y el individuo, y una huella ideológica tan impalpable como persistente. Sin olvidar, por supuesto, la construcción irreprochable de sus tramas, su fantasía desbordante, el omnipresente sentido del humor en una obra tan variada como prolífica, la apariencia de frescura que consigue dar a unos textos laboriosamente trabajados a causa de su constante obsesión por la forma, y un carácter marcadamente polifacético. Aunque es más conocido por las novelas, publicó en prensa toda su vida y llegó a cultivar todos los géneros: artículos periodísticos, relato, teatro, ensayo y hasta misceláneas.

La saga fuga de J.B, Los gozos y las sombras y Don Juan componen lo que podríamos denominar su obra magna, pero la calidad de cualquiera de las suyas es incuestionable. Escrita con la soltura que caracteriza a su autor aunque, quizá, más apresuradamente que otras, La muerte del Decano aprovecha una enrevesada investigación policial, recién terminada la guerra civil española, en un recinto universitario para pasar revista a jerarquías, componendas y prejuicios del ámbito académico, así como a los abusos de poder que constituían la norma por entonces. Las situaciones, absurdas pero creíbles, y una intriga policial de difícil solución (¿podría alguien suicidarse solo para que metan en la cárcel a un rival amoroso?) le sirven para realizar una crítica, constante y más o menos explícita, de la sociedad de la época apoyada, fundamentalmente, en el humor y la parodia. Ante el cuerpo recién descubierto del Decano, quien había sido, no exactamente un rojo pero sí un desafecto, hablan el juez y el comisario:

“-Está claro, dijo después de un rato. Se trata de un suicidio.-¿Tiene usted mucha práctica en estos casos?-No. Mi carrera es corta. Hasta ahora, algunos robos, algunas peleas. ¿Y usted?-Yo tampoco tengo mucha práctica pero he leído novelas policíacas que son el mejor libro de texto y que suplen la experiencia. Están escritas por gente enterada, con más medios que nosotros, y, sobre todo, con más experiencia en cierta clase de crímenes, diríamos complicados.”

Esta clase de ironía impregna una narración que se sustenta en un certero conocimiento de los tipos y el ambiente que retrata. Y eso es, precisamente, lo que distingue a esta novela de las policiacas más típicas: a medida que avanza la trama, la intriga se va disolviendo y, finalmente, apenas interesa saber quién mató al decano. A cambio, cada vez nos implicamos más en el análisis que, del ambiente, realiza el novelista. Este, no obstante, esboza una respuesta, aunque no directamente sino a través de la prolongada conversación que mantienen fiscal y abogado poco antes de celebrarse el juicio, así como del cambio de actitud del primero a lo largo de este.

Actualmente no parece que sea muy recordado. Y, como me parece una soberana injusticia, empiezo poniendo mi granito de arena en este blog.

Otras obras de Gonzalo Torrente Ballester en ULAD: La saga/fuga de J.B.Filomeno, a mi pesarLos cuadernos de un vate vagoLa isla de los jacintos cortados

5 comentarios:

raquel.creatora dijo...

En el mismo tomo en el que venía "La muerte del decano" leí también "La boda de Chon Recalde", que también me parece una obra espléndida de un autor que, aunque desgraciadamente parece pasado de moda, siempre es un grato descubrimiento.

Francesca dijo...

Hola :D Pues no conocía este libro, aunque quizás me anime, porque leí un libro de este autor y me sorprendió para bien :3 Un besin!

Montuenga dijo...

No he leído La boda de Chon Recalde. Todas son muy divertidas, pero con una comicidad de la buena, nada de hacernos reír para colocarnos un producto más flojo que un patito de goma. (Y no digo que no miro a nadie porque SÍ miro)

Para empezar, recomendaría Filomeno a mi pesar o Historias de humor para eruditos, porque La Saga Fuga de J.B. y Don Juan son más difíciles, pero, no me cansaré de repetir, son sus grandes obras. Ojalá alguien se anima con ellas.

Ya me iréis contando.

raquelita dijo...

5No había leído ninguna obra de este autor pero me ha dejado un buen sabor de bocas, sobre todo, por su crítica tanto a la sociedad como a la universidad. Una lectura fácil pero al mismo tiempo te hace reflexionar sobre varios temas actuales.

Montuenga dijo...

Tengo la impresión de que nos estamos olvidando de Torrente. Es una injusticia pero somos nosotros los que salimos perdiendo a uno de los mejores del S. XX en España, divertido, irónico, originalísimo y que escribía maravillosamente.

"La muerte del Decano" es una de sus obras menores, creo yo, pero tiene la marca de la casa. Te sugiero que repitas con él (por ahí arriba he recomendado algunas obras suyas) y que lo divulgues. A ver si con un poco de suerte lo traemos de nuevo a la palestra.