Idioma original: español
Año de publicación: 2024 y 2023
Valoración: aburrido e insuficiente, respectivamenteAclaración preliminar propia de señor que reseña un poco por inercia y acuciado por los plazos leoninos impuestos por el CEO del blog: en otro contexto hubiera pasado de largo por estos libros, se hubieran limitado a sus respectivos (demasiado frecuentes) abandonos y la cosa no hubiera pasado de ahí, que ya hay bastantes libros malos para otorgarles más atención de la que se merecen. Pero en algún momento, y debido a la secuencia temporal de sus intentos, los he relacionado de alguna manera. Las dos son novelas ambientadas en Galicia. Las dos son escritas por escritores de origen gallego, pero nacidos en Barcelona y Madrid respectivamente, ambos en sus respectivas cuarentenas y con cierta raigambre profesional, aunque aquí empieza a establecerse cierta diferencia, donde Otero pasaría por un cierto perfil alternativo amable (de hecho publicó en Blackie Books sus novelas anteriores), Ónega es, aparte de hija de un reputado periodista, presentadora estrella de su cadena de TV, cadena, que, oh sorpresa, pertenece al mismo grupo de comunicación que le otorga su cuantioso premio literario por esta novela. Al margen de esta forzada coincidencia, centrándonos en lo literario, parece que los dos escritores hayan querido homenajear a sus orígenes manteniendo cierta fidelidad formal e incluso apelando a lo social. Y si esto no fuera una Reseña Interruptus (bueno, dos) aseveraría que ambos han fracasado por igual.
La novela de Otero es como una puesta de largo. Alfaguara ha publicado a Vargas Llosa, al póstumo Bolaño, y su pura maquetación ya impone cierto respeto. Las necesarias alusiones a la obra del autor resultan curiosas: todas refieren a Simón de forma entusiasta, como si ni siquiera una opinión previa de Orquesta pueda ser contemplada. Leí La cápsula del tiempo, que recomendé en su momento, y del que soy incapaz de recordar un detalle al margen de su trama al gusto del lector. cosa que debería matizar mi recomendación, pero no vamos a cargar más las tintas. El lastre de Orquesta es su excesiva pretensión. Desde su rocambolesco planteamiento - el narrador es la Música - hasta su inmediata puesta en escena, carente de diálogos y empeñada en algo en que coincide con Ónega: retratar una sociedad desde sus microesferas, esta la de Valdeplata, un pueblo imaginario en el que se ha producido el típico concierto de esas decadentes orquestas que desfilan por las fiestas mayores supurando voluntariosas versiones de éxitos para todos los públicos, casi siempre compuestas por músicos ajados que ni siquiera son conscientes de que su posibilidad de acceso a la gloria ha pasado hace décadas. Y Otero, o eso deduzco cerca de la página 70, en que dejo el libro por imposible, monta esas escenas , numera los capítulos (incluyendo un capítulo 0) con series numéricas paralelas, a medida que pone personajes sobre el escenario del Valle, obligando al lector, con descripciones cargadas, apelando a algún mito local, algo que podría resumir, con algo de cruel sorna, aventurándose a ser Faulkner pasado por el cedazo de un Casavella ya cansado... Página 70, lo siento de veras.
Ónega, para empezar, demuestra bien a las claras que su desempeño como escritora es algo complementario. Aquí la secuencia es lineal y empezamos en 1900 con dos partos y un planteamiento que amaga con ser militante. Aquí estamos en la típica finca propiedad de familia rica, que en todo caso el narrador trata de Don y de Doña, y con los consabidos abusos por parte del hijo del terrateniente, que el dinero se encarga de ocultar debidamente, y la cuestión es tejer un culebrón de historias ocultas y venganzas, un puro folletín como excusa para poner en contexto situaciones de la época, diálogos con regusto apolillado y rancio y un incómodo intercalado de expresiones y vocablos pretendidamente cultos que alejen el tufo a best seller y lo acerquen a lo literario, que por supuesto, no. Pagina 66, platero a tus platós.
También de Miqui Otero en ULAD: Aquí
2 comentarios:
A mí "Simón" me pareció bastante bodrio (no entendí el 'hype': que si una voz única, que si la voz de una generación, que si PATATAS). Así que, a la vista de esta reseña a "Orquesta" no me acerco ni con un palo (al de Sonsóles Ónega tampoco, claro).
No, no , yo no pensaba...qué horror. Pero a lo mejor me los colocan en algún club de lectura, nunca se sabe.
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