sábado, 7 de septiembre de 2024

Contrarreseña: Un amor de Sara Mesa

Idioma original:
español
Año de publicación: 2020
Valoración: Muy recomendable

Los grandes cismas de la historia de la humanidad (Catolicismo vs. Protestantismo, Comunismo vs. Capitalismo, Barcelona vs. Real Madrid) no son nada comparados con algunas de las discrepancias que atraviesan al equipo de este modesto blog de crítica literaria: Murakami, Knausgard, Marías o Houllebecq son algunos de los autores que pueden llevar a duelos a florete al amanecer entre la comunidad uladiana. Otra autora que tiene esa "capacidad divisoria" es Sara Mesa, a quien hemos adjudicado valoraciones que van desde el imprescindible de Cuatro por cuatro o el Muy recomendable de Cicatriz o Cara de pan, hasta otras más medianas (o mediocres) como el "está bien" de Un incendio invisible o Mala letra. Esta reseña, de hecho, es una respuesta a la obra peor valorada de la autora, Un amor, que recibió un parco "Se deja leer" por parte de Juan G. B., quizás el máximo y más vocal antimesista (o sillista) del blog.

Efectivamente, como se puede ver por la valoración, a mí Un amor me ha gustado bastante más que a Juan, y no porque estemos en desacuerdo en muchas de nuestras lecturas de la novela sino porque lo que a él le parecen defectos, curiosamente a mí me han parecido virtudes.

Dice Juan, por ejemplo, que la novela se centra en una protagonista irritante: la traductora Natalia, que decide huir de la ciudad (y de sus carísimos alquileres) para establecerse en una casa ruinosa en un pueblo perdido (e inventado), integrándose así en una línea de la narrativa española en la que destacan títulos como Alabanza de Alberto Olmos, Por si se va la luz o Piel de lobo de Lara Moreno o El límite interior de Nere Basabe. Estoy de acuerdo, por otro lado, en que Natalia, o Nat, es una persona antisocial, egocéntrica e irresponsable, pero... nadie dijo que los personajes nos tengan que caernos bien para ser interesantes. De hecho, es una marca definidora de la narrativa de Sara Mesa el construir personajes atípicos, antipáticos, excéntricos y que toman decisiones sorprendentes o inexplicables, que pueden incluso resultar inverosímiles, llevados por el instinto, la necesidad, el deseo o el trauma. 
 
En Un amor, de hecho, Natalia tomará varias decisiones claramente autodestructivas (la fundamental, la que da título a la obra, será iniciar una relación amorosa con... con uno de los personajes masculinos, no diré cuál para no estropear la novela a futuros lectores) que pueden estar fundamentadas en un trauma anterior, una explicación poco desarrollada que personalmente me parece algo simplista psicológicamente hablando. La forma como se comporta puede parecer inverosímil o injustificada, pero no deja de ser un comportamiento humanamente posible, y Sara Mesa consigue profundizar en cada momento de ese proceso de forma que minuciosa y creíble.
 
Otra cosa que dice en su reseña Juan es que los conflictos y la sensación de opresión que Natalia vive en el pueblo no es "real", sino que responde a su propia psicología y a su predisposición previa. Una vez más, estoy de acuerdo, pero una vez más, esto no me parece en absoluto un defecto sino, simplemente, una técnica narrativa. Aunque la novela esté escrita en tercera persona, el punto de vista es obviamente el de Natalia, y es un punto de vista necesariamente parcial, y en este caso deformado por esa suspicacia que la caracteriza. Así, no solo el personaje del casero aparece marcado de forma claramente negativa, sino que también se establece una distancia hacia los personajes de Píter (un hippie bienintencionado aunque por momentos resulte bastante pesado), de la chica de la tienda del pueblo, del "alemán" (un misterioso y silencioso hombre que, por supuesto, no es alemán) o de los vecinos, una familia urbanita y típicamente burguesa. Esta frialdad y ese distanciamiento en relación con el mundo solo se rompe cuando en el mundo de Nat entra el "amor" del título, aunque, obviamente, tratándose de Sara Mesa no es un amor de unicornios que vomitan arco iris, sino algo bien diferente.

Coincidimos, por último, Juan y yo, en el que creo que es casi el único elogio que le dedica en su reseña: a lo largo de su trayectoria, Sara Mesa ha perfeccionado un estilo clínico, funcional, que viene a corresponder perfectamente con el distanciamiento emocional que demuestran sus personajes. Podríamos desear que la escritora hubiese optado por un estilo más emotivo, más exuberante o más rompedor (como los de Mónica Ojeda o Andrea Abreu, por poner dos ejemplos), pero entonces Sara Mesa no sería Sara Mesa. Y a Sara Mesa hay que quererla (u odiarla) como es. 

Sé que no habré convencido a Juan (ni al resto de los antimesistas del blog) con esta contrarreseña; tampoco era esa mi intención. Creo que la propuesta estética de Sara Mesa tiene una personalidad propia, establecida y original, y es bueno que esto provoque adhesiones y rechazos. Personalmente, seguiré leyendo lo que escriba con interés (y tengo, de hecho, pendiente La familia), y, si mantiene el nivel de sus últimos libros, seguiré reseñándola positivamente.


También de Sara Mesa en ULAD: Aquí

5 comentarios:

Marian dijo...

¡Hola!
muy interesante tu contrarreña. Para ser sincera estoy de acuerdo contigo en todo lo que dices y no tanto con Juan (ya se sabe que para gustos...). Cierto que un personaje no tiene porque caernos bien o ser "normal" para ser interesante, de hecho yo prefiero este tipo de personajes un tanto atípicos y "poco creíbles" (en realidad no es así, ya que de perfiles psicológicos distintos está lleno el mundo y de todo hay o puede haber)
Lo que sí está claro es que es una novela que da para el debate, largo y tendido y que cómo dices, a Sara Mesa le pasa un poco como a mi querido Murakami, que o se le odia o se le ama
Saludos

Juan G. B. dijo...

Estimado Santi, te equivocas totalmente: no sólo me has convencido, sino que estoy dispuesto a rectificar mi error, volviendo a leer esta novela. Incluso viendo la película de Isabel Coixet, dos veces, si hace falta. O las que sean.
Y azotarme, para acabar de cumplir mi penitencia...

Zamboy dijo...

Ehhhh porque perdemos tiempo con uno ya reseñado!!! Una vez listo, queda tatuado no hay redención para nadie... Aunque esta vez parece que si

el chico de la consuelo dijo...

Antimesista. Y eso que la peli edulcoró un poco el recuerdo del libro.
Abrazos

Lidy dijo...

Me parecio cutre, neurotica, mal escrita y sacada de toda realidad...una vision muy urbanita y fantasiosa de esa moda de irse a los pueblos...alla donde te vayas tus neuras se van contigo.La peli ni la intente ver...