Año de publicación: 2022
Valoración: entre recomendable y está bien
Antes que nada, debo decir que la cubierta de este libro me encanta; de hecho, debió de incluirse en la entrada de las mejores cubiertas del 2022 y sólo un error puede disculparme por no haberlo hecho. Dicho lo cual, ¿puede que me haya decidido a leer esta novela sólo por su cubierta? Pues... en gran medida, sí, lo confieso, aunque no sólo; también me intrigaba lo que desvela la sinopsis del libro, que sugiere una narración híbrida entre el drama, el género fantástico y el thriller. Para ello, la novela incorpora elementos variopintos y, en un principio, difícilmente conjuntables: un atentado de ETA, un cuarentón en crisis, un niño con un tumor cerebral, el fósil de un anfibio del Paleozoico, una historia de fantasmas, un comunicador estrella de la derecha mediática, una presencia, más que sobrenatural, supraterrenal... En fin, toda una serie de ingredientes que parecen más que difíciles de casar, pero que Ismael Martínez Biurrun consigue articular en una narración del todo coherente; tal vez, incluso, la armazón que compone sea demasiado cerrada, un artefacto que funciona demasiado bien, sin dejar holguras o resquicios, momentos más relajados que dejen aposentarse la historia y, aunque pueda sonar contradictorio, ayuden a cimentar su verosimilitud (aunque cualquiera que lea esta novela me podrá replicar que la verosimilitud no es, precisamente, lo que más importa en una historia que mezcla aspectos más o menos realistas, pese a las muchas casualidades que, de hecho, articulan la narración, con otros fantásticos, sobrenaturales u oníricos. Sí, de acuerdo, pero, aún así, es obligación de todo narrador buscar la famosa "suspensión de la incredulidad", incluso en las narraciones más fantásticas o disparatadas que pueda pergeñar. O más aún en éstas, si cabe).
No quiero dar una impresión equivocada: en absoluto es ésta una novela fallida o desnortada -al contrario, si algo se puede aducir es que resulta un tanto "forzada", dicho sea con todas las comillas del mundo y en el sentido de que todos los componentes de su trama están atados y bien atados con nudos marineros de doble vuelta-; es más, al meritorio y a veces complicado ensamblaje de todos los elementos que he mencionado -y alguno más- hay que añadir un exhaustivo trabajo de composición de los personajes y la consecución de algunos momentos bastantes brillantes (por ejemplo, y perdón si adelanto demasiado de la trama a alguien, ciertas apariciones fantasmales, que a mí me supieron a poco; ojalá la novela hubiera explorado más ese territorio).
Además, la prosa de Martínez Biurrun resulta no ya irreprochable, sino que muestra una tendencia constante a elevarse por encima de lo meramente funcional; quizá su estilo, no obstante, de la impresión, al igual que la armazón de la novela, de encontrarse demasiado controlado y se agradecería , en algún momento, que su autor se hubiera "dejado llevar" en mayor medida... pero, en fin, estas son objeciones un tanto difusas e incluso febles: no se le puede reprochar a nadie escribir demasiado bien. En todo caso, es ésta una novela notable, que no decepcionará a los amantes de las historias intensas en las que se combina lo real con lo fantástico ni de los giros imprevistos en las mismas. Amén de los interesados en la literatura de buena factura y que explora caminos poco trillados, claro está.
3 comentarios:
Muy buena reseña, Juan. Tengo este libro en la pila de pendientes de hace tiempo, así que en cuanto lo lea, te digo qué me parece a mí.
Conocí a Ismael junto a otro autor, Carlos Pitillas, y me dedicó mi ejemplar de Solo los vivos perdonan. Me pareció una persona muy humilde, amante de la literatura y gran conocedora del género fantástico. Según Carlos, es un escritor muy meticuloso, tanto en la elaboración del argumento y los personajes como en el apartado estilístico, y veo que, según cuentas, eso se plasma en sus historias.
Hola: pues sí, lo que cuentas sobre el autor me cuadra bastante con su forma de escribir ...
Ayer mismo terminé esta lectura. Tengo que decir que me ha encantado como fluye todo el texto, la forma de escribir de Ismael Martínez Biurrun me ha parecido impecable. Hace un traje de sastrería. Perfecto y a la medida.
La ambientación está muy bien conseguida. Los personajes son reales, cuentan con cierta profundidad en pocas páginas. Las sincronicidades de la trama, la emotividad bien llevada... Todos estos detalles consiguen un libro más que digno en estos tiempos de "trapos de mercadillo"
Publicar un comentario