martes, 7 de noviembre de 2023

Menchu Gutiérrez: La ventana inolvidable

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2022

Valoración: Recomendable


En cierta ocasión asistí a una muy interesante exposición pictórica titulada La ventana en el arte, con obras muy sugerentes. La ventana es un objeto con gran carga simbólica y que facilita la metáfora y la reflexión: dentro y fuera, la transparencia, el reflejo, el cristal roto, el sonido que entra de la calle o sale de la casa, la ventana cerrada, la celda, la ventana de enfrente. Mil imágenes en las que detenerse o que dan pie a fantasear o a recordar. Todas estas perspectivas y muchas otras recorre Menchu Gutiérrez, autora que me dejó deslumbrado con La niebla, tres veces y que, si no me equivoco, llevaba cierto tiempo sin publicar narrativa.

Menchu Gutiérrez escribe extraordinariamente bien, no solo por el manejo del lenguaje, sino por su economía de medios (la palabra exacta, figuras sí pero solo las necesarias) y la capacidad para mantener un ritmo suave, no lento, que se ajusta como un guante a lo que exige la narración. Me gusta además cómo mantiene la distancia, cómo lo que dice, aunque esté impregnado de emotividad, parece haber recibido un antitérmico que lo ha dejado en la temperatura deseada, que es más bien tibia.

Todo esto le da a la prosa un carácter amable, reposado e inteligente, como si alguien nos estuviese desvelando perspectivas insólitas de las cosas, aspectos en los que nunca hubiéramos reparado. La ventana es en este caso un leitmotiv, una excusa para hablar de la vida, del ser humano y sus pequeñas o grandes historias, de los recuerdos, las imágenes o las sensaciones. Y efectivamente encontramos todo eso que habíamos venido a buscar cuando decidimos leer un libro de Menchu Gutiérrez, qué ideas nos evoca el objeto que hemos tomado como instrumento, en este caso la ventana, cualquier tipo de ventana real o metafórica, todas ellas, la ventana metafísica.

El libro es así una sucesión de pequeñas reflexiones, tres o cuatro páginas, algunas sutilmente conectadas, otras completamente independientes, derivadas de ese recorrido aleatorio. Tiene algo de ejercicio de estilo, o más bien de taller literario, digamos para la semana que viene vamos a escribir unas pocas páginas sobre la ventana. Y en ese hipotético taller Menchu siempre es la que mejor escribe, la que encuentra el matiz escondido, la analogía más brillante, y lo hace con auténtica maestría, sin contar de más ni de menos, sin generar ruido, sembrando a veces la inquietud, la tristeza, el juego.

Me ha gustado especialmente, porque no lo había visto hasta ahora, una secuencia de pasajes relacionado con el reciente confinamiento, claro, qué elemento más decisivo que una ventana cuando uno se encuentra recluido en casa y sin remedio posible, ve y escucha a través de ella cosas que nunca antes había percibido, las calles en silencio o un único coche que se supone que pasa a varias manzanas de distancia, el viento, vecinos hasta entonces desconocidos o un atardecer sobre los tejados. Todo ello, claro está, contado con enorme finura y situando a las personas que miran desde uno u otro lado buscando alguna comunicación.

Sin embargo, hay algo que seguramente no debe hacerse pero es inevitable hacer: comparar con experiencias anteriores. Por mi parte, ya dejé clara en su momento mi admiración, casi entusiasmo, por los relatos del libro citado arriba, y esa es una cota difícil de igualar. De manera que cualquier cosa que venga de Menchu Gutiérrez va a tener el lastre de la odiosa comparación. Supongo que cuando uno escribe un libro nuevo tiene la intención de hacer algo diferente, de penetrar en otros campos, así que no será muy académico lo que digo, pero he echado en falta algo más de riesgo, algo perturbador que solo asoma un alguna ocasión muy aislada, esa pincelada de lo inverosímil que transmita algo de tensión.

Posiblemente es un crítica tonta, la autora no ha querido esta vez internarse en ese mundo y ya está. Lo que ha escrito es casi perfecto, con su estilo elegante y cálido, su precisión y su ritmo exacto. Pero quizá algún lector, yo al menos, hubiera deseado un poco más, utilizar ese talento para algo más ambicioso, que trascendiera el intimismo o lo manejara con más valentía, como ya ha hecho antes. Habrá más, seguro, y aquí estaremos para contarlo.

Otras obras de Menchu Gutiérrez en ULAD: La niebla, tres vecesaraña, cisne, caballo


4 comentarios:

Amparo dijo...

Lo he leído recientemente y me ha parecido una maravilla.

Carlos Andia dijo...

Pues me alegro, Amparo. El libro está realmente muy bien escrito. Quizá yo lo he valorado demasiado a la vista de otros anteriores de la autora, pero en cualquier caso está muy bien.

Un saludo y gracias por comentar.

Anónimo dijo...

Hola. Además de los que ya están reseñados en la página, ¿qué otros libros recomiendan de la autora?
Saludos,

Carlos Andia dijo...

Hola. Pues por mi parte no puedo aportar nada más, pero yo creo que con los que tienes reseñados puede ser bastante para probar.

Un saludo.