Año de publicación: 1888
Valoración: Está bien (recomendable para interesados)
Alejandro Sawa escribió Noche en 1888, siguiendo la corriente naturalista que imperaba entonces. Su novela, un decadente tapiz de la España finisecular, abunda en ambientes sórdidos, personajes miserables y escenas incómodas.
Relata la descomposición de la familia de don Francisco y doña Dolores, dos devotos llenos de contradicciones. Él asfixia a los suyos al encerrarlos en casa y exigirles los más estrictos valores religiosos. Ella se pliega a los designios de su marido, incluso en los momentos en que debería plantarle cara para defender a sus hijos.
El argumento de Noche está al servicio de las ideas de Sawa. Ideas que, aunque reiterativas y a ratos excesivamente enfáticas, funcionan por la enérgica forma en que son comunicadas. Ideas que indagan en torno a la hipocresía de una civilización que se pretende moral, el cristianismo, los pros y contras de la libertad, la paternidad, el sufrimiento, la pobreza, el machismo y el deseo.
Ideas que nos hacen plantearnos una serie de preguntas. Por ejemplo: ¿puede un ser humano alcanzar la virtud de los catecismos? En caso afirmativo, ¿a qué costa? Más aún: ¿es lícito imponer dicha virtud? Sobre todo teniendo en cuenta que la gente que la anhela o vela por ella suele instrumentarla egoístamente. Por no mencionar que lo que muchas culturas consideran tentaciones, herejías o blasfemias son en realidad mecanismos biológicos que nunca deberían reprimirse.
Insisto: Sawa mete cucharada constantemente. Castizo afrancesado, reivindicador de la «vida», azote de los biempensantes, rabiosamente anticlerical, sorprendentemente empático con el papel al que su sociedad relegaba a las mujeres, suelta perlitas como la que sigue: «¡Oh, madre Naturaleza! ¡Oh, santo instinto de fecundación (...)! ¡Tú eres el solo placer completo que existe sobre la tierra! (...) Por ti, sin el auxilio de ningún factor psicológico, de ninguna clase de alma espiritual e invisible, la vida es fecunda y eterna. Te niegan y te condenan, sin embargo, los cursis y los tontos, el confuso pelotón humano. Es que blasfeman de ese modo. Y en cambio, a nosotros que te afirmamos, ¡oh, Naturaleza!, nos llaman ateos.» (página 139)
Ya veis a qué me refería con lo de ideas excesivamente enfáticas. Pero tampoco ignoremos otros pasajes, planteados con idéntica expresividad pero mucha menos grandilocuencia. Adjunto uno que me gusta particularmente, por lo atmósferico que es: «Había vuelto el mal tiempo, los días frigídisimos del mes de diciembre. Se manifestaba el cielo como una injuria permanente contra la humanidad, y eso hasta el punto de que solo dejaba de llover cuando a los lagrimones como garbanzos con que la lluvia azotaba la ciudad, sustituía la nieve, unos copos de nieve anchos como cuartillas de papel blanco que dejaran caer desde una gran altura. / La circulación por las calles, ofreciendo molestias y aun peligros, se había restringido considerablemente, y solo algún que otro miserable o algún perro vagabundo eran los osados a salir de sus casas, deslizándose en toda la extensión de las aceras, más semejantes a fantasmas que van o vienen de los infiernos (...). Allí donde nieve se derretía, quedaban enormes barrizales intransitables, y sin luz arriba ni sosiego abajo, envueltos por el color gris del horizonte, eran aquellos los días malos en que la desesperación es un consuelo y la muerte una promesa cariñosa; los días en que cualquiera que sea la organización y el temperamento de la criatura humana, se reconoce por todos que lo más difícil es vivir. (...) / Por fin, a las siete de la mañana, (...) se hizo la luz diurna por completo. (...) En Londres mismo se hubiera cubierto de ridículo aquel sol que simulaba alumbrar a Madrid, como quien cumple deber penoso, y se fastidia de consiguiente, y solo se preocuopa de salir del paso. Un sol cochino, al que maldito lo que tenían que agradecer las vegetaciones ni los hombres.» (páginas 105-06)
A continuación querría destacar el apartado menos logrado de la novela: la irregularidad del conjunto. Porque ni el tono es consistente, ni la prosa presenta siempre el mismo nivel de inspiración ni la trama fluye igual de orgánicamente. A esto hay que añadir escollos adicionales: cierta tendencia al melodrama, descripciones abultadas, afectación en los diálogos o las intervenciones del autor/narrador, reiteración de conceptos, una estructura caótica, etc...
Resumiendo: Noche es imperfecta. Aun así, posee un encanto innegable. No sólo la recomiendo por las reflexiones (alejadas de la moralina fácil) que suscita, su afilado sentido de la ironía o la calidad de determinados pasajes; también por ser el producto de un lúcido retratista de su época que no podemos, no debemos, dejar caer en el olvido.
Por último, dejad que alabe la labor de amarillo. Noche es su primera publicación, y la verdad es que la editorial apunta maneras. Sin duda, el libro exhibe oficio y es, como se nos asegura en uno de sus últimos paratextos, «hijo del esfuerzo y la ilusión.»
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A continuación adjuntamos un pequeño cuestionario que Ester Vallejo, editora de amarillo, ha respondido con suma amabilidad:
ULAD: Para quienes no te conozcan, ¿cómo te presentarías?
E.V.: Soy una enamorada de los libros y la literatura, siempre han formado parte de mi vida, desde niña. Mi abuela materna siempre que venía a casa nos traía a mi hermano y a mí un cuento -o un tebeo-, y un bollo, decía que así alimentábamos el cuerpo y el espíritu, todo en uno. Aún conservo en mi biblioteca libros de mis primeros años, incluso libros que formaron parte de la infancia de mi padre, son un tesoro. Posteriormente, en etapas más complicadas como fue la adolescencia -con los cambios e inseguridades propios de la edad-, fueron mi mayor apoyo, lo más mío, lo que constituía -yo ya lo sabía-, algo inherente a mi persona, y que me daba seguridad. Le debo mucho a los libros.
ULAD: ¿Qué te ha impulsado a montar una editorial en los tiempos que corren?
E.V.: amarillo editora nace de una ilusión que venía forjándose desde hace años. Siempre supe que quería dedicarme a algo que tuviera que ver con los libros. Me formé como bibliotecaria y empecé desde muy joven a trabajar en una librería. He sido librera durante veinticinco años felices, aunque siempre tuve la curiosidad de saber qué había al otro lado del proceso de comercialización de los libros, es decir, qué sucede antes de que el libro llegue al librero, cómo se hace un libro, en definitiva. Hace unos años decidí formarme en este sentido, en principio solo por capricho, como aprendizaje personal. Estuve dos años largos aprendiendo un montón de cosas y poco a poco me empezó a picar el gusanillo de trabajar en una editorial. Tuve que preparar un trabajo de fin de máster y me involucré tanto en el proyecto que cuando terminé, mis objetivos habían cambiado. Quería montar mi propia editorial. No obstante, el proyecto estuvo un año en un cajón, en parte por la situación social, pandemia mediante, y en parte porque dejar un trabajo seguro, con buenas condiciones, y empezar yo sola un proyecto desde cero me parecía una locura. Al final el deseo fue más fuerte que cualquier otro planteamiento y en octubre del 2022 dejé todo y empecé con amarillo.
ULAD: ¿Cuál es tu visión para amarillo editora? ¿Qué catálogo, ritmo de publicación y estética tienes en mente?
E.V.: amarillo editora está dirigida a un público adulto al que quisiera ofrecer literatura interesante, de calidad. Mi idea para el catálogo es, por un lado, rescatar obras y autores de los siglos XIX y XX que en su día fueron importantes pero que hoy día están algo olvidados o descatalogados, y por otro publicar autores más actuales que tengan una trayectoria literaria interesante a sus espaldas pero que no sean muy conocidos. Me interesa en principio cualquier género, de momento he arrancado con novelas pero me gusta mucho el ensayo, la biografía y la literatura de viajes, y me encantaría en el futuro incluir libros en el catálogo que sigan esta línea. Intento buscar el equilibrio, obras de calidad que a la vez puedan interesar al lector de hoy, un lector abrumado por las tecnologías, las prisas y la inmediatez de la sociedad actual. La editorial no deja de ser una empresa que necesita equilibrar la parte puramente literaria con la parte económica, si quiere sobrevivir. En fin, el tiempo dirá, yo de momento aprendo cada día algo nuevo lo cual, para mí, es un lujo maravilloso.
En cuanto al ritmo de producción, amarillo es una editorial pequeñita, así es que el ritmo de producción será tranquilo. Mi objetivo es llegar a 6 títulos el primer año y más adelante alrededor de 8 títulos anuales. Ya veremos, producir cada libro supone mucho trabajo y cada libro es cuidado hasta el milímetro, revisando, corrigiendo, etc. Para mí el libro es un todo, continente y contenido. Cuento con algunos colaboradores externos para labores de diseño, maquetación, corrección, etc. La estética de los libros es algo para mí fundamental. Quisiera que el público lector (y ahí incluyo a los libreros, uno de los puntos clave de todo el proyecto), asociara el nombre de la editorial a un aspecto concreto y a una forma de trabajar. Los libros de momento tendrán el color amarillo como estética fundamental, con cubiertas modernas y atractivas, a la vez que sencillas y elegantes, que acerquen los textos de hace cien años al lector de hoy día.
Como decía, un aspecto muy importante que quiero cuidar es la relación de amarillo con las librerías. Afortunadamente cuento con una excelente distribuidora que hará que los libros de amarillo lleguen a las librerías de todo el territorio nacional. Las librerías son un punto clave para que todo el trabajo previo de editores, autores, traductores y demás personas implicadas en el proceso de creación de un libro tenga sentido. Son el nexo entre el libro y el lector final, si el libro no llega al lector, todo el trabajo anterior carece de sentido. Hay que mimar a nuestros libreros y libreras, su trabajo es extraordinario y fundamental en la sociedad actual.
ULAD: ¿Hay algún libro que te haga especial ilusión rescatar del olvido? Asimismo, ¿existen obras que crees que encajarían perfectamente en amarillo pero por la razón que sea no podrás publicar?
E.V.: Alguno hay, algún autor que me encantaría publicar y que de hecho he intentado pero que no he conseguido. Para publicar primero hay que comprar los derechos si el autor no es del dominio público y a veces una editorial que empieza no puede llegar a ofrecer los mismos recursos que una editorial grande, o que una editorial consolidada con un engranaje ya en marcha. De momento me he quedado con las ganas de algún título que no ha podido ser, pero no desisto, quizá en unos años esté en condiciones de volver a intentarlo.
ULAD: ¿Por qué has decidido iniciar tu andadura en el mundo editorial con Noche, de Alejandro Sawa?
E.V.: ¡Ay, Sawa! Cuando era estudiante en el instituto tratamos como lectura obligatoria Luces de bohemia de Valle-Inclán (ignoro si sigue siendo lectura obligada). Como es sabido, Valle se inspiró en el propio Sawa para construir su personaje protagonista Max Estrella. Recuerdo que el profesor nos contó un poco sobre Sawa, quién fue y cómo fue su vida. Yo me enamoré del personaje y desde entonces siempre me resultó atractivo. Posteriormente he leído su obra, no muy extensa porque murió joven, y traerle de nuevo hoy día me hacía ilusión. Todas las semanas paso delante de la casa en donde murió, en la calle Conde Duque de Madrid, y resulta emocionante pensar que has contribuido un poquito a que su obra siga con nosotros. Durante todos estos años otras editoriales han ido publicando de vez en cuando alguno de sus títulos y de este modo nuevos lectores podrán saber quién fue. Sawa fue un autor que nunca se plegó a censuras ni convencionalismos, amaba el Arte y la Belleza por encima de todo, vivió sus «años dorados» -como él mismo los denominaba-, en el París de principios de siglo, y dejó su impronta en la sociedad de su momento. Pero su forma de ser y de vivir eran poco prácticas y acabó su vida arruinado y enfermo. Si a alguien le interesa su figura, recomiendo absolutamente la espléndida biografía de la profesora Amelina Correa, Alejandro Sawa. Luces de bohemia, un placer de lectura.
ULAD: ¿Puedes adelantar qué está por venir en amarillo?
E.V.: Lo próximo serán dos autoras interesantísimas y muy valoradas en su momento: Dolores Medio, ganadora del Premio Nadal en 1952, y Elisabeth Mulder, una mujer extraordinaria en su tiempo, con un bagaje cultural y vital nada comunes en la España de los años cuarenta. De Medio publicaré El pez sigue flotando, una novela sobre la clase media española en los años cincuenta, en plena dictadura. De Mulder rescatamos Alba Grey, una estupenda novela que en su día tuvo mucho éxito de público y crítica, y en donde lo mejor son, sin duda, sus personajes bien construidos, lo cual es una de las señas de identidad de la obra de esta autora. Y seguiremos…
2 comentarios:
Pues muy interesante la reseña, la entrevista y el autor, a quien no conocía en absoluto. Habrá que buscar más.
Saludos, compadre.
Fíjate que mientras leía "Noche" pensaba: este libro es de los que podrían interesar a Carlos (también a Santi, creo).
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