miércoles, 31 de agosto de 2022

Alexandr Solzhenitsyn: Pabellón de cáncer

Idioma original: Ruso
Título original: Rakoli Corpus
Traducción: Julia Pericacho
Año de publicación: 1968
Valoración: Muy recomendable

La concesión, en el año 1970, del Nobel a Alexandr Solzhenitsyn causó cierto revuelo por ser considerado en algunos medios como un premio "político" debido al distanciamiento entre el autor y el régimen soviético. Habiendo leído únicamente tres obras de Solzhenitsyn (este magnífico "Pabellón de cáncer", "Archipiélago Gulag" y "Un día en la vida de Ivan Denisovich", la más floja de las tres), no soy nadie para hablar sobre la justicia o no de la concesión, aunque sí que puedo decir que las críticas "políticas" no son del todo correctas. Lo veremos más adelante.

"Pabellón de cáncer" es una novela que, como su propio título indica, transcurre en las dependencias de un hospital para enfermos oncológicos.  Además, estamos en 1955 y en algún lugar de Asia Central, dos datos clave que sirven para que la novela se desarrolle por dos vías entrelazadas, la "política" y la "intimista", a través de dos personajes antitéticos: el fiel servidor del régimen Pavel Rusanov y el prisionero Kostoglotov.

1955. El "amigo" Stalin ha fallecido hace cosa de un par de años.  El XX Congreso del PCUS está al caer y aparece el choque entre las "2 Rusias", entre viejos y jóvenes (aunque no sea exactamente así siempre). Se hacen oír las primeras voces que claman contra el terror estalinista, contra el horror del destierro padecido por seres que lo acaban prefiriendo a la oscuridad de la vida anterior y contra el papel de la sociedad rusa en su conjunto en el período del "camarada Dzhugashvili". Es muy importante decir aquí que la crítica que Solzhenitsyn realiza en la novela se centra más en el estalinismo que en el propio sistema soviético. Así, es más un replanteamiento de este último y de los problemas éticos a los que el mismo se enfrentaba, lo que unido a cierto fatalismo típicamente ruso, hace que la sombra de Leon Tolstoi planee por la novela. Dos párrafos / frases sirven de ejemplo:
Estamos condenados a extinguirnos en la ignominia
Depende, Alexei Filipovich, del número que te haya caído en suerte. En nuestro lugar, ustedes habrían sido tan mártires como nosotros. Y nosotros, en el suyo, habríamos sido igualmente contemporizadores, Pero hay algo más. Para quienes, como usted, comprendieron en seguida, ha sido un infierno. Para quienes conservaron la fe, todo ha ido sobre ruedas. Tienen las manos tintas en sangre, pero si no las tuvieran no se habrían explicado la situación.
Lo anterior no debe ocultar que "Pabellón de cáncer" es una novela intimista en la que las dudas, esperanzas, anhelos, miedos, formas de afrontar la enfermedad, etc. tienen un papel preponderante. Por otro lado, las relaciones personales entre los enfermos, entre médicos y enfermos generan variopintas situaciones en las que la vida, el amor, el deseo... se abren camino. Porque "¿Está constituida de tal modo la naturaleza humana que es imposible hacer perder al hombre el hábito de sorprenderse?".

Todo ello configura una novela que, sin dejar de ser una metáfora de la Unión Soviética estalinista, es una historia terriblemente humana, narrada a un ritmo lento pero seguro y con algunos personajes de esos que se quedan grabados en la memoria. Una novela, en definitiva, muy muy recomendable.

También de Solzhenitsyn en ULAD: Un día en la vida de Ivan Denisovich

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífica reseña. Leí el libro hace 2 años y me encantó.
Recuerdo con mucho cariño el personaje de Kostoglotov, su ironía y su fina (a veces cínica) compresión del mundo terrible que le tocó vivir.

"¡Era obvio que tenía razón! No es, en absoluto, el nivel de prosperidad lo que hace felices a los hombres, sino la afinidad entre los corazones y el punto de vista que adoptemos frente a la vida. Tanto lo uno como lo otro está a nuestro alcance, y significa que se puede ser dichoso si uno lo desea y sin que nadie pueda impedirlo".

Poco después, Kostoglotov entra en ese tren cama atestado, y nos deja un final magnífico y triste.

Quiero seguir leyendo a este autor, y dudo entre Archipiélago Gulag o El primer círculo. ¿Alguna recomendación? Gracias por vuestro trabajo,

Miguel

Koldo CF dijo...

Bueno, Miguel. Lo primero es que me alegra saber que este libro no está tan olvidado como yo pensaba. Desde luego que es un NOVELÓN y que el personaje de Kostoglotov está magníficamente construido. En cuanto a otras otras del autor, solo he leído Un día en la vida de Iván Denisovich, que me pareció mucho más flojo, y Archipiélago Gulag, que leí hace 1000 años y del que apenas conservo una impresión muy general. En cualquier caso, elegiría Archipiélago.

Muchas gracias por pasarte a comentar!!

Anónimo dijo...

Hola Miguel!!! Me alegra saber que no soy el único que está redescubriendo las obras de este valiente escritor ruso que hizo honor a su nombre.

Iván Denisovich es más bien un relato anécdotico de cómo se podían pasar tantas penurias en un solo día de cautiverio, sin perder las ansías de sobrevivir. De ahí su brevedad, porque de dar más detalles no hubiera sido publicado en la URSS. Por suerte, el deshielo de Jruschov fue una bocanada de oxígeno que permitió un eco de voz que luego encontró resonancia en otros sobrevivientes del terror soviético que ayudaron a Solzhenitsyn a recabar más de 200 testimonios que serían la base para su obra culmine publicada en 1974: Archipiélago Gulag, que combina testimonios vívidos con literatura prohibida.

Por eso, te recomiendo leerlo, pero encontrarlo en castellano es todo un desafío. Hay ediciones de Barcelona de fines de los 70 y principios del Tercer Milenio. Al igual que la versión en Ruso, está dividido en 3 tomos.

El Primer círculo fue escrito en Ruso, pero no sé si ha pasado al castellano. Existe una versión digital con OCR que tuve suerte de encontrar. Si estás interesado, házmelo saber.

Para conocer la historia detrás del escritor, recomiendo ver el documental titulado "La Historia Secreta de Archipiélago Gulag", de Nicolás Miletitch.

Salud y Esperanza!

Rodolfo.