domingo, 23 de junio de 2019

Elena Poniatowska: Tinísima


Idioma original: Castellano
Año de publicación: 1992
Valoración: Muy recomendable

Iniciado como un encargo para un guión cinematográfico, la mexicana Elena Poniatskowa (París, 1932) mantuvo durante diez años el borrador de Tinísima entrando y saliendo del cajón. Quiere esto decir que durante una década convivió con Tina Modotti; se documentó y leyó todo lo que caía en sus manos, entrevistó a fuentes primarias que la conocieron, la trataron, la amaron (por ejemplo, el que acabó como senador italiano, Vittorio Vidali) y fabuló con sus sentimientos, sus motivaciones, sus afanes, talentos y reveses. De Tina Modotti (Udine, Italia, 1896, fallecida en México DF a los 46 años) nos queda la memoria de una vida convulsa y agitada, cosida con delicadeza y fanatismo, con generosidad y militancia, que arrancó prometedora para finalmente apagarse derrotada entre la renuncia, el silencio y el olvido.

Tinísima es un novelón, casi setecientas páginas, torrencial y meticuloso, visceral y emocionante. También algo irregular; lógicamente la tensión dramática, el frenesí narrativo, tiene altibajos. Por ejemplo, la primera parte digamos mexicana me ha parecido bastante más interesante y bella que su segunda mitad, europea y española, más oscura y tenebrosa. La novela arranca con una Tina soñadora y atrevida que abandona su incipiente carrera como modelo y actriz de Hollywood para dejarse llevar desde la incipiente y vacua bohemia de California al exótico y excitante México post revolucionario como ayudante del fotógrafo Eduard Weston. Allí empezará a experimentar y desarrollar su propio proyecto vital y artístico; la sensibilidad de su mirada, el empeño en amar a quien decida, la capacidad de vivir con sus propias normas y valores; de posar desnuda, de cambiar de pareja, de relacionarse con la gente más humilde de tú a tú, de ser autosuficiente y de llegar libremente más allá de los límites, las convenciones o las imposiciones.

Aquí hay páginas excelentes, bellas y trepidantes, en las que la escritura de Elena Poniatowska es sensorial, carnal y poderosa, convirtiendo la lectura en un ejercicio a flor de piel, como cuando describe el amor entre Tina y el cubano –comunista y exiliado- Julio Antonio Mella: “Grita ¡Julio!, el vaivén de las olas en su cuerpo, el rostro en lágrimas, su cuerpo en cada ola; Julio desaparece en la mole oscura que curva su dorso y se desploma; la resaca lo hará visible, ella lo rescatará por los cabellos cubiertos de arena  y espuma; aplicará su boca a los sus labios rotos, respirará en su pecho copos de sal hasta ver las sábanas otra vez levantadas a su lado, Julio recuperado”, Fue este el punto de inflexión en la vida de Tina Modotti, el asesinato de Julio Antonio Mella andando de su brazo por las calles de DF. La prensa se le echó encima, los círculos comunistas en los que se movía respondieron con tibieza (Mella exhibía criterio propio, actitud herética para la ortodoxia del Partido) y sólo la generosa y apasionada defensa de Diego Rivera le devolvió la libertad, aunque al precio de ser expulsada del país. De esos años, sus fotografías y las que a ella le hicieron nos revelan tanto lo que observó como la manera en que decidió ver lo que le rodeaba y las páginas de Tinísima están impregnadas decididamente de esa luz, de esa atmósfera, de ese pálpito.

En el Berlín previo a los nazis, Tina Modotti, desiste de la máquina de fotografiar para implicarse por completo en la maquinaria comunista; de allí pasa a Moscú, donde se integra en el Socorro Rojo Internacional y ejerce como agente en misiones por Europa. El arrojo que le permitió trascender límites se reconvierte en profesionalidad revolucionaria; las órdenes se ejecutan, las consignas y los líderes, ahí está Stalin, jamás se cuestionan. Aún así, la paranoia y el cretinismo soviético la empujan a poner tierra por medio y establecerse en España, donde adopta el nombre de María, primero para intentar paliar la represión por el estallido de octubre del 34, al poco el de la Guerra Civil. Tina Modotti la pasará cuidando, curando, alimentando a heridos y refugiados, ayudando a crear el Hospital Obrero de Madrid, intentando paliar el sufrimiento de la población en al huída de Málaga a Almería, alentando a las Brigadas Internacionales… La derrota de la República española la llevará a Francia, Estados Unidos, de nuevo México.

Elena Poniatowska describe la transformación de Tina, el tránsito de aquella mujer magnética y deseable, sabedora que portaba el maravilloso y extraordinario don del arte hacia el de una persona esquiva e intransigente, acre, opaca, depresiva, que despreció a Diego Rivera por la simpatía del pintor hacia Trotsky. Aquí también la escritura de Elena Poniatowska se enreda por momentos, a mi parecer, en largas enumeraciones de apellidos, párrafos íntegros de testimonios y algunos errores de bulto, como asegurar que las Brigadas Internacionales tuvieron que abandonar España por órdenes de las Naciones Unidas…

Otros deslices quizás, sean la mera reproducción de una creencia sin confirmar, como cuando el personaje de Tina Modotti asegura que Matilde Landa falleció en Granada. La que también fuera incansable militante comunista y con la que Tina Modotti trabajó coco con codo durante la guerra española, en realidad se mató al tirarse al vacio en la prisión de mujeres de can Sales, en Palma, incapaz de seguir soportando la presión por el chantaje al que catequistas, monjas y carceleros le sometieron con el fin de que aceptase ser públicamente bautizada. Una historiadora lo definió como el espectáculo de la humillación. Hoy esa prisión es una biblioteca pública; de una balda en su sótano he tomado prestado el ejemplar de Tínisima con el que Elena Poniatowska quiso que no se perdiera, que no perdiéramos, la memoria de Tina Modotti.

 
 



















 Otras reseñas de Elena Poniatowska en Un libro al día: Leonora, Querido Diego, te abraza Quiela







4 comentarios:

Koldo CF dijo...

Magnífica reseña (como ya es ha igual). Va siendo hora de hincarle el diente a esta autora.

Un abrazo, compañero

Gabriel Diz dijo...

Hola Carlos: me sumo a Koldo. Gran reseña. De Poniatowska leí “Querido Diego, te abraza Quiela” y no sólo me gustó sino que lo considero un libro entrañable.

Saludos

carlos ciprés dijo...

Hola Koldo, hola Gabriel, de esta autora apenas había leído "La piel del cielo" y también lo disfruté muchísimo.

Anónimo dijo...

Maravillosa autora. “Hasta no verte más Jesús mía” y “Querido Diego...” son, siendo bien distintas, dos estupendas novelas,