miércoles, 8 de mayo de 2019

María Gainza: El nervio óptico

Idioma: español
Año de publicación: 2014
Valoración: recomendable

Primera pregunta que se le puede ocurrir a quien tenga curiosidad por este libro, pero no tan claro si leerlo o no: ¿Se trata de una novela, como aparece en algunas sinopsis y reseñas, de un libro de cuentos, de autoficción o qué? 

Respuesta posible: El nervio óptico es una reunión de relatos escrito por la argentina María Gainza y que responden a un misma voluntad temática: todos ellos giran alrededor de alguna obra de arte pictórica, y, a partir de ésta, del pintor que la haya creado. Todos, además, están contados desde la perspectiva subjetiva de una narradora que parece ser la misma en todo el libro... o no -de igual manera que podría ser la propia Gainza, o no-; siempre se trata de una mujer aún joven, pero con ya bastante trayecto vivido, que se dedica a la crítica o al estudio del arte y que proviene de una familia acomodada, incluso patricia, pero venida a menos. Por tanto, si se considera cada capítulo como una narración independiente, sería un libro de relatos un tanto peculiar, pero si pensamos que la  narradora -y hasta cierto punto protagonista- es la misma en todos ellos, sí que podríamos considerar el libro una novela, incluso una partícipe de mi temida (¡ay!) autoficción.

Así pues, ¿estamos hablando de un libro de divulgación de obras de arte, un libro apara eruditos, una anecdotario sobre pintores? Pues de todo un poco, pero tampoco es nada de todo eso, en concreto. La/s narradora/s parte/n, ya digo, de obraas y vidas de artistas pictóricos, en ocasiones muy conocidos mundialmente -Courbet, Toulouse-Lautrec, el Greco- y en otras , poco más allá de las fronteras argentinas o hispanoamericanas para, desde ahí, enlazar sus observaciones y reflexiones al respecto con alguna historia que le haya ocurrido a ella , a alguien de su familia o amigos. Como explica ya en el primer relato, El ciervo de Dreux, "una escribe algo para contar otra cosa". Otra cosa, añado,  generalmente trágica o al menos triste, melancólica; no es un libro que, en general, irradie una alegría desbordante. agridulce, en todo caso...

Por otra parte, en la mayoría de los casos, aunque se hable de artistas "internacionales", sus obras a las que se hace referencia se encuentran en museos o colecciones privadas argentinas; en otros, son pintores de aquel país, que, al menos para mí me eran desconocidos hasta ahora (el pintor de batallas Cándido López, Augusto Schiavoni, Victorica...). También hay artistas que, pese a haber gozado de gran éxito en su momento, son considerados de segunda fila, por el tipo de pintura "de género" que realizaban: es el caso del pintor de cacerías, Dreux, el de ruinas Hubert Robert, el decorativista Sert - en este caso, la co-protagonista del relato es más bien su mujer, la extraordinaria Misia Godebska- o el exótico Foujita, retratista de gatos y mujeres.

Las asociaciones que hace Gainza entre la obra o el artista y la historia paralela que nos cuenta son en ocasiones obvias, como en el primer relato o en El cerro desde mi ventana -a partir de una obra de Henri Rousseau- o en Ser "rapper" (se refiere a un tipo de fantasma, no a Eminem y compañía... bueno, ya me entendéis); en otras, la conexión nos lleva por caminos más enrevesados y también más curiosos o sorprendentes... ¿Puede tener alguna relación Gustave Courbet con la película Le llaman Bodhi? Pues sí. ¿Rothko con una prostituta que ejerce en un hospital? ¿Toulouse-Lautrec con un dorodango, esfera perfecta que en la tradición japonesa se amasa con barro? ¿El Greco con los "pitucones", jóvenes que se consideran prometedores, pero también las coderas que se cosen en chaquetas o jerseys? Pues parece que también...

Tercera pregunta: ¿entonces, merece la pena leer este libro?

Pues yo creo que sí, sin duda. No sólo porque está estupendamente escrito, con un estilo cuidado y ágil a la vez, sino que además hay relatos que remiten a otros escritores excelentes, como el ambiente ominoso de Gracias, Charly, que recuerda al de algún cuento de su compatriota Mariana Enriquez o el muy "chatwiniano" Las artes de la respiración, sobre la pianista y musa de tantos pintores Misia Godebska y un supuesto tío Marion, epicúreo y decadente... (aunque , en realidad, la sombra de Bruce Chatwin sobrevuela todo este libro, tan centrado en el arte y en historias más o menos peculiares de gente sin duda peculiar). Pero, sobre todo, el libro merece la pena porque es una indagación, errática e inconcluyente, si se quiere (pero como no podría ser de otra manera), sobre los entresijos del destino y las vicisitudes del alma humana. O viceversa.


Otros títulos de esta autora reseñados en Un Libro Al Día: La luz negra

4 comentarios:

Gabriel Diz dijo...

Buen día Juan:

De acuerdo contigo en la reseña, es un libro bien escrito y con buen ritmo. También tuve la sensación de que podía leerse como novela o relatos, aunque en mí opinión prevalece la primera alternativa. Termino diciendo que Chatwin pasa a la lista de pendientes por tu culpa 😉 .....si te cuento cuántos libros tengo pendientes me tomas por loco!

Saludos

Juan G. B. dijo...

Hola, Gabriel:
No te creas, no...si tú vieses mi lista de penientes (y creo que de mis compañeros también)...; )
Un saludo y gracias por el comentario.

Anónimo dijo...

Una gozada. Muy argentina. Delicada, culta, entretenida. Si peca de algo es que se me hizo corta. A escoger, como novela para leer de un par de tirones o como relatos, saboreándolos al ritmo y por el orden que más te guste. Para mi, como mínimo, recomendable. Tanto como para repetir con la autora


Anónimo dijo...

Muy recomendable. Tiene un nivel de escritura y argumental que hace que uno no la olvide. Las historias son creibles y muy originales. Quien escribe es una persona culta que te acerca al arte.