Titulo original: En terrain miné
Traducción: Elena M. Cano e Ignacio Sánchez-Paños
Año de publicación: 2017
Valoración: Interesante
Élisabeth de Fontenay es profesora de Filosofía en La Sorbona de París. Alain Finkielkraut, por su parte, es filósofo y profesor de Historia de las Ideas en la Escuela Politécnica de París, además de conducir un programa radiofónico en France Culture desde hace décadas y ser un conocido “polemista” en el país vecino.
Ambos comparten formación, nacionalidad y origen judío, además de una larga amistad, pese a (o precisamente debido a, quién sabe) sus diferencias ideológicas. En este sentido, podríamos situar a de Fontenay en la actual socialdemocracia y a Finkielkraut… Bueno, Finkielkraut es más difícilmente etiquetable, aunque de Fontenay le acusa de acercarse , en ocasiones peligrosamente, a la ultraderecha, algo que él rebate aferrándose a su apego a la laicidad y a su defensa encarnizada de la escuela republicana.
Debido a esa vieja y querida amistad y a una visión global según la cual la controversia "hay que entenderla entonces como una oportunidad de ser más inteligentes", ambos se lanzan a la publicación de este intercambio epistolar con el que se ponen de manifiesto sus acuerdos y desacuerdos (más estos que aquellos) en temas tan actuales y polémicos como la inmigración, el Islam, la identidad nacional, el mestizaje cultural, el progreso, el papel de la Historia y el pasado en los acontecimientos actuales y en la interpretación que de ellos tenemos, etc.
Es precisamente la elección por parte de los autores de ese formato epistolar algo que los profanos en la materia debemos agradecer. Cierto es que se trata de un formato que limita las posibilidades de réplica y contrarréplica y que impide un mayor desarrollo teórico, pero creo que los “no iniciados” nos sentimos más cómodos en estos textos breves en los que prima la inmediatez y actualidad de los temas frente al soporte teórico de las opiniones. En cualquier caso, las referencias (Habermas, la escuela de Frankfurt, Sartre, Kundera, Marx, etc) no abruman e invitan a tratar de bucear en ellas.
Otro aspecto destacable del libro (o de sus autores) es el exquisito respeto con el que se tratan. Uno está acostumbrado a “debates televisivos” en los que la descalificación gratuita e infantiloide está a la orden del día (cualquiera que viera los últimos debates electorales en España lo podría atestiguar). En este caso, pese a sus diferencias casi irreconciliables, tanto de Fontenay como Finkielkraut argumentan sus posiciones sin caer en reducciones al absurdo.
Como punto menos favorable, además del ya comentado mayor desarrollo teórico que gente con (algo de) formación en el campo de la filosofía podría requerir, está la excesiva “francesidad” del texto. Y es que algunas referencias locales (autores como Renaud Camus, Patrick Boucheron, etc) me resultan tan extrañas que no puedo hacer otra cosa que tratar de buscar algo de información (que siempre queda incompleta) y lamentarme de mi ignorancia.
En cualquier caso, creo que lo bueno del libro supera con creces a lo “malo”, más achacable a mis propias carencias que a otra cosa, y que “Campo de minas” es una lectura más que interesante acerca de los tiempos que nos han tocado en suerte.
También de Alain Finkielkraut en ULAD: La identidad desdichada
4 comentarios:
Te voy a felicitar por lo oportuno de la reseña, Koldo, porque a pesar de no conocer el libro, interpreto que es una provechosa lectura para antes de votar en las europeas. Convocatoria que, por lo visto, no tiene el bombo que debería ya que los partidos nacionales europeos venden (mala) política nacional y poca política europea. No sea cosa que el ciudadano certifique que se dedican a la inacción.
Al respecto de este tema se puede consultar Beck: "Una Europa Alemana".
También se agradece que señales el respeto con que los autores mantienen el debate. Hace poco leía a Innerarity señalando que el "espectáculo" que ahora da la política es causa directa y compensación de la pérdida de poder que viene experimentando desde hace décadas.
(Agradecimiento a Montuenga por su reseña "La sociedad invisible").
La cuestión es que da asco y somnolencia escuchar a nuestros politicos (incluso a los que votamos) y siempre se agradece que protagonistas menos comerciales den algo de contenido al discurso.
En fin, que como bien dices, el libro tiene que ser interesante, aunque pienso que podría ser mejor con tres autores. Me explico: parece que la autora representara al bloque de partidos que han gobernado hasta ahora, y que el autor representa a el bloque ascendente de los euroescépticos severos, tan en auge, y de los que nos vamos salvando, de momento, únicamente porque los de Vox son muy cutres.
Pero me falta el altermundista, el de la Europa sí, pero no solo esta Europa financiera.
No sé si la socialdemócrata hace crítica sobre sus teorías, o sea, sobre la falta de aplicación de éstas, pero se me ocurre que un debate entre "la Europa que es" y "la que quiso ser" explica, de por sí, la que crece y algunos tememos.
La de Finkielkraut perdiendo el respeto por todo lo que encuentre distinto.
Gracias por el espacio. Un abrazo.
Al margen de sus ideas políticas, Finkielkraut es una analista muy fino e incisivo en materia cultural, así que el libro parece interesante, y la reseña, muy oportuna.
Saludos.
Bueno,lo de situar a De Fontenay en la socialdemocracia y a Finkielkraut en el otro lado es aproximado. De hecho, ambos critican algunos aspectos de sus organizaciones aparentemente afines.
Por otra parte, el lado de analista cultural de Finkielkraut lo desconocía (en realidad, desconocía al propio personaje), pero sí me pega que sea un libro que te pueda interesar, compañero!
Un abrazo
Entonces debo estar meando fuera de la escupidera. Si ambos critican a las organizaciones que deberían representarlos el libro debe estar aún mejor de lo que imaginé ayer.
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