domingo, 17 de marzo de 2019

Jesús Marchamalo & Marc Torices: Cortázar


Idioma: español
Año de publicación: 2017
Valoración: recomendable

Nunca he sido un acérrimo "cortazariano", pero la reseña a veinte manos (bueno, a decir verdad, diecinueve, que yo estuve al mismo tiempo comiendo doritos) que nos marcamos recientemente me creó alguna curiosidad por conocer más cosas del célebre autor del cuento, aparte de lo que cualquiera con cierta culturilla general podría saber (escribió Rayuela, nacido en Bélgica, vivió en Francia, enterrado en el cementerio de Montparnasse... bueno, vale, para esto último hay que ser un poco biblionecrófilo, lo admito). pero vamos, ni ganas de meterme una biografía de esas tochacas con estudios filológicos comparatistas de todas las obras de este insigne escritor y tal y cual...; por fortuna para  los holgazanes lectores inquietos como yo, vivimos en la época dorada de los tebeos para adultos gafapastas las novelas gráficas. Así que una de éstas, de título inequívoco y estupenda por lo demás, es la que hoy ocupa esta reseña.

El libro -en puridad, tampoco sería correcto llamarle "novela", aunque sí "gráfica, claro-, también es una biografía, sólo que mucho más ligera y amena que lo que suele ocurrir al uso. Pero, en general, sigue el habitual hilo temporal de nacimiento-infancia-juventud-etc... hasta el fallecimiento de Cortázar. Hilo roto, de vez en cuando, por anécdotas o peculiaridades diversas del escritor; sin llegar a calificarlos de "interludios líricos" o "poéticos", sí es cierto que estos pequeños episodios, amén de proporcionarnos una visión más completa de la personalidad y circunstancias del biografiado, aportan al conjunto un toque entrañable, a la par que fresco. La narración, en todo caso, toca todos los momentos en principio fundamentales de la vida del escritor: su niñez, con su padre ausente, el comienzo de la fascinación por los libros, sus trabajos como profesor y traductor, sus primeros escarceos literarios, el traslado a París, sus relaciones amorosas, sus viajes, el reconocimiento de su obra, su posicionamiento político a favor de la Revolución cubana... (*) Como os podéis suponer, especial ilusión me ha hecho ver reflejado el momento en el que, en 1946, el propio Borges recibió y decidió publicar en la revista Los Anales de Buenos Aires el cuento Casa tomada.


En suma, que la trayectoria, tanto vital como literaria de Julio Cortázar se ve explicada y representada a la perfección en este libro, con la fundamental ayuda, además, de un grafismo sencillo pero muy efectivo, que oscila entre cierta ingenuidad y un toque onírico de lo más adecuado. Ahora bien, por poner algún pero (que no todo va a ser néctar y pétalos de flores), he de señalar que, a pesar de esta minuciosidad de la narración y del recurso al anecdotario cortazaresco que he mencionado antes, la figura del escritor queda envuelta en un aire, no de frialdad, pero sí de cierta reserva, se le ve siempre un tanto distante, como si los autores del libro no hubiesen sido capaces de traspasar una capa protectora, una burbuja de timidez y soledad en la que se refugiase el biografiado (no descarto, por supuesto, que Cortázar fuera así de verdad, que no lo sé).

Aún así, que no lo dude nadie: esta es una lectura de lo más recomendable, que además cumple con una función importante: que te entren ganas de leer más cosas del autor de Rayuela. No es poco, eso...

(*)Hace poco leí, por cierto, un emocionante párrafo de un libro de Bioy Casares acerca del fallecimiento de Cortázar, en el que le manifestaba gran aprecio y consideraba que siempre habían sido amigos, a pesar de no compartir ideas políticas. Un gran ejemplo.


2 comentarios:

lupita dijo...

Hola, Juan:

Yo tampoco soy una gran cortazariana, sobre todo porque Cortázar es el autor de Rayuela (libro que jamás he conseguido leer, y que cada año me propongo como reto, pero..), y ,sin embargo, me gusta mucho cómo escribía, cómo recitaba, y, por supuesto, me apasiona el cómic. Qué bien que estemos en la era dorada del comic para gafapastas porque me lo estoy pasando teta.

He disfrutado mucho con este cómic. Lo cogí de la biblioteca y cuando anunciaste tu reseña volví a por él, para poder contrastar nuestras opiniones. La verdad es que coincido contigo en todo: colores vivos, dibujos un poco naif, a veces oníricos, y un tono un poco frío o melancólico, que no acabo de poder definir. Yo lo he sentido como si nos transmitiera el gusto por la soledad del propio autor, gusto que él mismo refirió en sus entrevistas. También está muy bien conseguida la sensación de ser enorme, de no caber en ningún sitio, contraponiendo su estatura con espacios reducidos donde parece Gulliver en Liliput.

Por favor, seguid reseñando novela gráfica. Es de lo mejor que hay ahora.
Saludos

Juan G. B. dijo...

Hola Lupita:
Pues me alegro mucho de que coincidamos sobre este libro, au que creo que tu has expresado mejor que yo lo que pretendía decir en la reseña.
Por mi parte, te aseguro que seguiremos publicando reseñas de novela gráfica; incluso parece que mis compañeros conienzan a animarse a hacerlo, como Carlos este mismo mes. Quedan todavía, ciertamente, muchas obras estupendas de este género de las que hablar.
Sin más, un saludo y gracias por el comentario, como siempre.