viernes, 19 de junio de 2015

Eduardo Mendoza: Los soldados de Cataluña

Idioma: español
Título original: La verdad sobre el caso Savolta
Año de publicación: 1975
Valoración: Imprescindible, sin duda alguna (¿o no?)

Tranquilícense todos los incondicionales de Eduardo Mendoza -y también sus detractores-: ésta no es una nueva novela del escritor barcelonés. Es más: se trata de la primera que escribió, La verdad sobre el caso Savolta, que recupera ahora su título original, con el que fue concebida, para conmemorar el 40º aniversario de su publicación. Por lo visto, Mendoza escribió la novela allá por 1971, pero tardó varios años en ver la luz, probablemente a causa de la peculiar situación política de la época. y si se publicó en 1975, fue con el título cambiado por consejo del editor, Pere Gimferrer, pues aunque el dictador y su alegre régimen ya estaban dando sus últimos coletazos, aún guardaban fuerzas para firmar sentencias de muerte, por ejemplo. Los soldados de Cataluña, pues, no parecía el título más adecuado para evitarse problemas. La ironía es que 40 años después, tampoco parece serlo, aunque por suerte, ya no exista la censura en España (a no ser que pretendas presentar tu libro en alguno de los Institutos Cervantes repartidos por el mundo o pretendas ser concejal de Madrid, claro...).

En fin, llámese como se llame, esta novela es reconocida de forma amplia, ya que no unánime (pues aunque no estoy muy versado en el tema, imagino que no faltarán estudiosos y aficionados dispuestos a contradecir la opinión mayoritaria, aportando cuantos ejemplos hagan falta para probarlo) como la novela que renovó en su momento la literatura española y recuperó el gusto por la narrativa en sí misma, aportando una reconstrucción minuciosa pero desenfadada del pasado; es decir, frente a las tendencias dominantes hasta entonces: la novela social y el experimentalismo. Además de que el éxito de Eduardo Mendoza sirvió de punta de lanza para la aparición de otros escritores españoles contemporáneos o inmediatamente posteriores a él: Muñoz MolinaJavier MaríasVila-Matas... y un bastante nutrido etcétera.

Este gusto por la "narración pura" no significa un retorno a los cánones decimonónicos; muy al contrario, Mendoza utilizó sin empacho elementos aportados por diferentes vanguardias del siglo XX, estructurando su novela a modo de collage o puzzle en el que se alternaban la narración directa en primera persona con documentos oficiales, artículos aparecidos en la prensa o fragmentos del interrogatorio efectuado en un juzgado neoyorquino. Todo para contar una historia que se desarrolla en la Barcelona de 1917, cuando a la crisis económica en España se suma el conflicto social más que latente, la sombra de la Revolución rusa en marcha, la pujanza del movimiento anarquista en esa ciudad y la respuesta de la patronal en forma de pistolerismo o "terrorismo blanco".

No voy a desvelar demasiado del argumento de la novela, para no privar a quien no la haya leído del placer de ir descubriéndolo por sí mismo. Diré sólo que la acción se desarrolla a partir de los tejemanejes que tienen lugar en torno a la fábrica de armas del industrial  Savolta (recordemos que muchas empresas españolas se forraron fabricando armas para los contendientes de la I G. M.). Sin embargo, lo importante de esta novela, creo, son los personajes y las relaciones que se establecen entre ellos, más -aún- que los pormenores de la intriga. Encontramos, como "protagonista", a Javier Miranda, joven abogado vallisoletano, hasta cierto punto espectador pasivo de lo que ocurre y, por ello mismo, testigo relator de los hechos (de ahí que, al parecer  El superviviente fuera otro de los títulos que se barajaron antes de la publicación del libro). A su lado, el fascinante Lepprince, uno de los villanos mejor conseguidos, creo, de la literatura española, y la no menos fascinante maría Coral. personajes como el propio Savolta y sus socios Cortabanyes, Claudedeu y Parells, representantes de la burguesía catalana, objeto siempre de la ironía de Mendoza  o los barojianos -una de las referencias continuas de este escritor- Pajarito de Soto y Nemesio Cabra, entroncados también con la tradición picaresca...(los apellidos de los personajes no están adjudicados al azar, desde luego).

En vez de seguir hablando de este libro prefiero aconsejar, a quien no lo haya hecho, que  se ponga ya mismo con su lectura; que comience a disfrutar y a maravillarse con el desovillado de esta historia, con sus múltiples guiños y matices, la aparición y desaparición de sus personajes; con el placer de contemplar cómo una narración se va abriendo ante nuestros ojos, absorbiendo toda nuestra atención y disolviendo el tiempo a nuestro alrededor por medio de la sencilla pero inasible magia de combinar las palabras, en esa insólita entelequia que llamamos literatura. Envidia ya me dan, no crean...


Otros libros de Eduardo Mendoza en Un Libro Al DíaLa ciudad de los prodigiosTres vidas de santosEl enredo de la bolsa y la vidaEl misterio de la cripta embrujadaSin noticias de Gurb, El laberinto de las aceitunasEl año del diluvioUna comedia ligera

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estupenda novela. La leí hace ya muchísimo tiempo (con el título que casi todos conocemos) y creo que se merece una relectura. Gracias Juan por el recordatorio y la magnífica reseña.

Carlos Andia.

Juan G. B. dijo...

Gracias a ti, Carlos, por tu comentario.
De todas formas, reseñar libros tan estupendos como esta novela es bien fácil, creo yo..

Anónimo dijo...

... "aunque por suerte, ya no exista la censura en España (a no ser que pretendas presentar tu libro en alguno de los Institutos Cervantes repartidos por el mundo o pretendas ser concejal de Madrid, claro...)."

Ains, que siempre miramos para el mismo lado, con las facilidades y simpatías que encuentran Boadella o Félix de Azúa, por ejemplo, en su tierra natal.

Juan G. B. dijo...

Hola, anónimo:
Pues puede que tengas razón, pero como no soy catalán ni vivo en Cataluña, lo cierto es que no tengo presentes los casos de Boadella y Azúa.
De cualquier modo, no me parece adecuado que utilices el plural, puesto que el único responsable de lo que esté escrito en esta reseña soy yo, y en absoluto ninguno de mis compañeros de blog.
Gracias por tu comentario, por supuesto, y un saludo.