martes, 27 de julio de 2010

Beatriz Preciado: Pornotopía

Idioma original: castellano
Fecha de publicación: 2010
Valoración: muy recomendable

...O de cómo desvelar las ambiciosas e insospechadas intenciones de Hugh Hefner, el revolucionario del batín de seda. ¿Hefner? -pensaréis-. ¿El mismo anciano risueño que sigue posando rodeado de 'conejitas' en su Mansión Playboy? ¿Acaso hay algo más trivial que la vida alegre del fundador de una revista erótica? Pues en efecto, lo que hace Beatriz Preciado en este libro es precisamente repasar la vida y la obra de este magnate del porno light. Y os diré algo: el resultado es una lección de la mejor teoría contemporánea.

Preciado toma Playboy como si fuera una célula bajo el microscopio y le aplica los recursos interpretativos de la Filosofía última: principalmente, las consideraciones de Foucault sobre las tecnologías de producción de la subjetividad y la teoría de los hábitats de Sloterdijk. Así, lo que parece a simple vista un banal proyecto de entretenimiento se convierte, ante los ojos asombrados del lector, en la punta de lanza del 'régimen farmacopornográfico' en que vivimos -según Preciado-. Hay una serie de hechos que no deben desconocerse para entender este diagnóstico.

Playboy nace en 1953 como una mera revista con fotos de chicas desnudas, sí, pero pronto se va desarrollando a su alrededor un archipiélago de espacios con unas características propias. Primero viene el diseño de un espacio imaginado, publicado en la propia revista: el Ático Playboy. Después, a su imagen y semejanza, se construye la Mansión Playboy en Chicago (1959), modelo de todos los Clubs Playboy que se abrieron por todo el planeta. A esta siguieron la Mansión Playboy West en Los Ángeles (actual domicilio de Hefner) e incluso el avión privado Big Bunny (el Gran Conejo). Según Preciado, esta proliferación de espacios dedicados a la promiscuidad masculina heterosexual tiene un claro enemigo: la típica casa familiar de los suburbios americanos.

Al ofrecer un contramodelo del espacio familiar predominante en los 50 Hefner pone en crisis los roles de género y los modos de sexualidad que le estaban asociados. Sus casas para solteros reivindican para el varón la esfera privada que hasta entonces era reservada a la mujer, pero, al mismo tiempo, la modifican sustancialmente (para evitar cualquier riesgo de feminización). El resultado son espacios des-domesticados, concebidos como emisores y receptores de información y centros de producción de placer altamente tecnológicos. Convirtiendo sus mansiones en platós de televisión, Hefner inventó los realities que ahora nos invaden y anticipó la provisión de cibersexo a través de webcam. El actual declive de su emporio sólo se debe al éxito universal del modelo que inventó.

Preciado analiza las implicaciones del archipiélago Playboy con un rigor admirable y una prosa elegante y precisa. Decir que merece ser finalista del Premio Anagrama de Ensayo se queda corto.

También de Beatriz Preciado en ULAD: Testo Yonqui

10 comentarios:

Montuenga dijo...

¿Y de la degradación del concepto "género femenino" no habla? Según creo entender, el análisis no tiene en cuenta la clamorosa asimetría entre cliente/persona (masculina,claro) y mercancía que se brinda a si misma dando a entender que nuestro género siempre tiene un precio (las mujeres, ¡cómo no!)
Supongo que esto no se pasará por alto siendo la autora mujer.

Anónimo dijo...

Creo que hay grave peligro en que cada uno pueda pontificar lo que significa "degradacion" puesto que, al final, todo se hace desde una optica personal, depende de la percepcion de cada uno, no puede decirse que esto o lo otro degrade a alguien por el mero hecho de que a mi no me gusta lo que hace. Es mucha mayor degradacion en mi opinion el pretender pensar e imponer comportamientos a mujeres mayores de edad que deciden hacer lo que quieren sin estar sujetas a condicionamientos morales o sociales de aquellos que tienen la verdad en posesion y dictan que es o no lo correcto. Me encantaria ver a algunos grupos feministas que coartan la libertad femenina de mostrase desnudas o tener sexo de pago manifestarse en los mismos terminos de degradacion respecto a la prostitucion masculina o los anuncios masculinos con desnudos. Ya esta bien de hipocresias

Ian Grecco dijo...

Estoy completamente de acuerdo con Montuenga. "Degradación" es la primera palabra que aparece en mi mente cada vez que veo a una barbie recauchutada y espatarrada en bragas y con cara pre-estornudo (a saber, ceño fruncido + boca a medio abrir) en la portada de una de esas revistas tan liberales ellas (que luego contendrá en su interior un interesantísimo reportaje sobre la estanflación, porque una cosa no quita la otra, mes amis...).

Y, ¿de verdad que este libro lo ha escrito una mujer? ¿En serio...? Ah, bueno, supongo que ahí radicará su gran atractivo: una fémina sobradamente preparada ha puesto sus cinco sentidos en engendrar un ensayo sobre lo que es, literalmente, "un juego para chicos". Mira que molamos rompiendo esquemas, oh...Esta mujer se merece todos los premios del mundo.

Perdón por el sarcasmo, pero soy de los que piensan que aunque la revistamos de una exquisita, estulta e informadísima membrana, en el mundo de la cutura existe una magna parafernalia erótica-festiva protagonizada por mujeres de buen ver en paños menores que trata de ocultar lo que verdaderamente es: puro exhibicionismo de ellas al servico de la líbido de ellos. A sus defensores yo les llamo los pornointelectuales.

Y respondiendo a este último Ánonimo, yo no veo "hipocresías" por ninguna parte: Playboy es un reino creado por y para el hombre, un culto al machote extremadamente varonil y orgulloso de su sexualidad rozando el límite de lo neandertal. Otra cosa es que haya mujeres con edad de votar dispuestas a entrar en el "play". Es su problema si se ven a sí mismas como materia prima para un buen roast beef, sí, pero no olvidemos que la mecánica en la que han decidido entrar no tiene nada de inocente...

Pese a los loables avances que las mujeres han logrado a lo largo de la historia, su obsesión por ser objetos hermosos venerados y deseados por el hombre continúa constituyendo uno de los obstáculos más ruines en su carrera por la igualdad con el otro sexo.

Faco flavor hace ese viejo repugnante con albornoz casposo a la liberación femenina, porque, queridos amigos, "desprejuicio sexual" no es ni mucho menos sinónimo de "mente abierta". Que se lo digan a los pederastas occidentales que van en sus vacaciones al sudeste asiático en busca de lolitas (que estarán ahí por que quieren, seguramente): la mayoría de ellos se declararán demócratas y liberales, pero se les revolverán las tripas cuando en su barrio se inaugure una nueva mezquita.

Ian Grecco dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ian Grecco dijo...
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Jaime dijo...

Promover la degradación de la mujer ha sido sin duda la principal objeción contra este tipo de revistas. Y si por esto entendemos una cierta cosificación, no seré yo quien lo niegue. Pero esto no es lo que interesa a Preciado. Quizá por lo que dice Anónimo: no tiene por qué darse por sentado que nadie quiera acatar según qué roles voluntariamente. Pero sobre todo, creo yo, no adopta esa perspectiva de denuncia porque no le interesa hacer una lectura moral de lo que está estudiando.

De hecho, creo que en ningún momento puede decirse que celebre o condene el fenómeno Playboy. Lo que hace es analizarlo como punta de lanza de un vasto cambio social, que, entre otras cosas, supone la desvinculación de la sexualidad de la reproducción (y todo su discurso naturalizante). Si se mira así, Playboy cobra una importancia histórica, y el hecho de emitir o no una condena moral se vuelve bastante irrelevante.

Preciado toma en muchos puntos a Foucault como modelo. Cuando éste habla de los cambios en las prisiones a lo largo del XIX, decide pasar por alto el discurso sobre la "humanización de los castigos", porque lo que le interesa es el cambio en el modelo de poder. O sea: decide no celebrar el fenómeno, sino estudiarlo. Aquí igual, sólo que evitando la condena.

Por otro lado, Montuenga e Ian, me parece que vuestras objeciones muestran un espíritu un poco peligroso. Ambos os preguntáis cómo siendo la autora una mujer puede no haber dicho o puede haber pasado por alto... ¿Acaso por ser mujer tiene el deber de tratar el tema con indignación moral? O al revés: ¿es que los varones estamos tan satisfechos con la excitación de nuestra propia libido que no podemos advertir serenamente sus implicaciones para el otro género? Creo que son estos discursos que genitalizan el pensamiento, y no un análisis como el de Preciado, los que hacen un flaco favor a la igualdad entre sexos.

Montuenga dijo...

Jaime, yo en principio sólo quería saber si el libro abordaba de algún modo la cuestión o no. Simple curiosidad. Pero estoy de acuerdo con Ian en todo y estoy casi segura que tú también. Sin embargo, un gran porcentaje de personas de ambos sexos (incluyendo unos pocos de los que son capaces de asimilar obras de este tipo) piensa de otra forma. Y eso es en realidad lo peligroso, porque así la asimetría se va perpetuando.
En una época regresiva, como ésta, (y que, encima, no lo parece) no se puede estar de vuelta de todo.
En cuanto a Foucault, supongo que nunca estuvo en prisión, por tanto no era un afectado directo, aún así creó una entidad de apoyo a los presos y me da la impresión (no puedo estar segura hasta que no lea lo que dice) de que, en su discurso, no aceptaba implícitamente el orden establecido sino justamente al revés.
Es bien sabido que el mejor síntoma de la dominación efectiva de un grupo de poder es la aceptación incondicional de este dominio por parte de los dominados. Por dinero, costumbre, motivos religiosos etc. Hay ejemplos en todos los lugares y épocas. La mayor parte de los esclavos americanos, por ejemplo, eran los primeros que se sentían privilegiados por vivir en aquellas mansiones. Por tanto, el argumento de que los individuos femeninos que se prestan son mayores de edad no me parece relevante. Sería pedirles demasiado que se planteen que están perpetuando las estructuras dominantes de poder sexual y económico y que, además, lo están haciendo desde una atalaya (la prensa porno) de tremenda influencia propagandística. Ellas ya tienen bastante con exhibirse, no les vamos a exigir, encima, que pongan en marcha su cerebro.

izas dijo...

Montuenga, por tu último comentario, presupones que una mujer que se muestra desnuda voluntariamente no usa el cerebro y creo que eso ya es meterse en terreno peligroso.

Opinar que mostrarse desnudo es o no degradante es perfectamente respetable (hay tantas opiniones como cabezas, desde luego), pero creo que afirmar que quien se presta a ello no es inteligente es confirmar el mito "chica guapa = imbécil".

Hay que tener en cuenta que un hombre y una mujer, una vez que cumplen su mayoría de edad, son libres de hacer lo que les dé la gana. En mi opinión, mientras no exista coacción, me parece perfectamente respetable que les hagan fotos desnudos, sean actores porno o lleven floreros en la cabeza. No veo ningún tipo de degradación en ello. En mi opinión, cada uno vive de lo que quiere y, sobre todo, de lo que puede, y que estas mujeres y estos hombres posen desnudos en lugar de trabajar en una oficina me parece estupendo. Tan estupendo como conducir un taxi, cocinar en un restaurante o instalar calefacciones.

Los estereotipos no se crean en una revista de desnudos, los mamamos en casa; y es en casa donde tenemos que aprender que las personas guapas no son bobas y que el hecho de vivir de tu cuerpo es tan respetable como vivir de tu pericia informática o cualquier otra habilidad que se tenga.

Sonia dijo...

Uhm...este es uno de esos temas que dan para larguísimos debates. El desnudo como obra de arte o como degradación...pero amigos, no estamos hablando del David de Miguel Ángel, ni de una Revolución Industrial ni de un cambio de monarquía a República...estamos hablando de cómo, cuando la mujer estaba recuperando su verdadero rol de ser con alma, derecho a voto y posibilidad de trabajar no sólo como chacha, sino también por vocación y fuera de casa, sale este tipo realizando sus fantasías sexuales. y lo malo no es que se le permita jugar con sus juguetes y tener cerca cosas con pechos, y no mujeres con cerebro (no es que no lo tengan Izas, y no siempre trabajarán de ello a disgusto, sino que a este señor y a los que disfrutan haciendo sus cosas mientras las ven, no creo que lo que su cerebro tenga y las palabras que puedan salir de su boca sea lo que les interese), sino que, además, el fenómeno se extienda y muchos hombres deseen o sueñen con tener una mansión igual llena de pechos.Así, este hombre lo que hizo fue volver a encerrar a la mujer en casa y hacer que los hijos de esa mujer crezcan en el mismo ambiente que sus antepasados, desde la Edad Media. El sistema que se retroalimenta y restituye el régimen de antes.
Y no, me niego a hacerle pionero en la desvinculación de la sexualidad con la reproducción! Pero si sólo hemos conocido eso con la edad Media y posteriores religiosos recalcitrantes!No olvidemos que el preservativo y la prostitución son ya prehistóricos, y en pocas culturas se castiga la sexualidad que no conlleve reproducción! Sólo una pequeña parte del mundo,y durante un corto espacio de tiempo ha tenido, y tiene, ese problema, que,bueno,la verdad es que se está extendiendo de nuevo. No hace falta que venga ese señor a contarnos milongas, el hace lo que hace porque le gusta. Y porque le dejan.
La pornografía existe desde que a nuestros antepasados crogmanones les dio por pintar vaginas en las cuevas, y no sólo como adoración a la diosa madre y la supervivencia de la especie, porque también hay pinturas de felaciones, y tontos no eran, sabían "cómo hacer niños", y eso no era para ese fin. Y no es negativo, forma parte de nuestra naturaleza. Lo negativo es el cambio de sentido que ha tenido. De ser algo natural, instintivo y comunitario, ha pasado a ser una fábrica de billetes y un buen opio, y eso lo cambia todo.
Ejem, me he extendido mucho y me queda mucho por decir, pero creo que ya es suficiente;-) La mujer ha vuelto a su celda.

Anónimo dijo...

Yo creo que las personas que han opinado en este foro no se han leido el libro que tanto critican. Tampoco conocen sobre la autora. Creo que antes de opinar sobre un libro uno debe leerlo y educarse sobre este, y asi no escribir opiniones infundadas que solo raya en la estupidez de la ignorancia.