miércoles, 28 de abril de 2010

Irvin D. Yalom: El día que Nietzsche lloró

Idioma original: inglés
Título original: When Nietzsche Wept
Fecha de publicación: 1992
Valoración: está bien

Esta novela tenía muchas papeletas para no gustarme. Por lo general me molestan esos relatos que juegan con personajes célebres y se mueven entre la frontera de la realidad histórica y la ficción. Sobre todo porque el autor suele estar esperando cualquier oportunidad para desplegar su erudición ante el lector de un modo muy mal disimulado. Por ejemplo: "Entonces vio a uno de sus alumnos más prometedores paseando pensativo por las calles de Viena. Sigmund -pensó- llegaría muy lejos." El lector ata cabos y concluye "Ajá, Sigmund Freud"; da un codazo inteligente al autor y éste le corresponde con un terrón de azúcar.

El pasaje -aunque no es literal- está sacado de este libro, pero hay que admitir que Yalom maneja con bastante equilibrio el reto de hacer ficción sobre personajes conocidos. Y tan conocidos. Ni más ni menos que Freud y Nietzsche, junto a Josef Breuer y Lou Salomé. Los primeros no necesitan presentación. En cuanto a Breuer, el auténtico protagonista, yo desconocía por completo su papel fundamental en el nacimiento del psicoanálisis. Fue maestro de Freud e inventó una terapia contra la histeria basada en la hipnosis. Durante un tiempo trató exitosamente los extraños síntomas de su paciente Anna O. haciéndola rememorar, en trance hipnótico, el origen traumático de sus dolencias. La relación de dependencia que la paciente generó hacia él hizo que Breuer abandonara precipitadamente el caso, pero Freud siguió aplicando y perfeccionando el método con otros pacientes.

La acción de la novela transcurre en Viena en el invierno de 1882, es decir, meses después de que Breuer interrumpiera el tratamiento de Anna O. Yalom presume una obsesión erótica del doctor por su paciente, y de esto, desde luego, no se sabe nada, pero tampoco es imposible. Tampoco hubiera sido imposible la premisa fundamental del argumento: la visita de Nietzsche a Breuer durante ese mismo invierno. Al filósofo le quedaban unos 7 años de vida cuerda y es sabido que su mala salud le obligó a vagar por las consultas más afamadas de Europa. Yalom quiere, además, que sea Lou Salomé quien arregle el encuentro. Esta inteligente y bella mujer fascinó a Nietzsche durante bastante tiempo, aunque ella acabó decantándose por Paul Rée, amigo de ambos. Aquí podéis ver una foto de los tres que no tiene desperdicio.

Pues bien, dicho todo esto, la novela puede parecer un amasijo de anécdotas semi-ficticias destinada a los lectores aquejados de morbo biográfico. En parte sí, pero no sólo. Yalom consigue hacer creíble la relación entre Nietzsche y Breuer, animándola con todo cuanto sabemos de ambos sin caer en un exhibicionismo de erudito. En mi caso, al menos, ha logrado que suspendiera mi incredulidad durante la lectura: y eso que estaba bien dispuesto a no hacerlo. Los diálogos entre ambos son sugerentes y evidencian una construcción compleja, paulatina y sutil de los caracteres. Aceptada la premisa ficticia, engancha y se disfruta. Hay adaptación al cine.

6 comentarios:

Anónimo dijo...
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Un libro al día dijo...

En Un libro al día condenamos toda incitación ideológica al odio, venga de donde venga. Pero nos molesta especialmente cuando ésta trata de ganar para su causa a alguna de las grandes voces de la literatura y el pensamiento, forzando y extendiendo interpretaciones aviesas. Por eso hemos eliminado el comentario a esta entrada, que dirigía a una página de contenido neonazi.

Paula dijo...

¡Muy bien dicho! -asiente Paula mientras hace un gesto enérgico con la cabeza.

J dijo...

Muchas veces he discutido sobre este libro. Sobre todo con la madre de un amigo, que lo considera lo mejor que ha leído. Y en general esa es la opinión pública. Me agrada saber que otros piensan como yo jaja. En todo caso me entretuvo y no pude parade leer hasta terminarlo

Juan Esteve dijo...

Leí el libro buscando algo de más comprensión sobre la obra de Nietzsche. Me pareció un divertimento basado en la idea del origen del psicoanálisis mediante "la cura por el habla", decía Breuer en la obra. Desde luego que Nietzsche hablaba, pero consigo mismo.
El reconocimiento de su amistad con Breuer, el médico judío, es el clímax que hace que merezca la pena leer este libro. Calla muchas bocas. Y es que Nietzsche odiaba a los antisemitas.
Un saludo.

Victoria Cos dijo...

Lo estoy leyendo ahora y quería tener otra opinión respecto al libro. Coincido totalmente con tu crítica. Hasta ahora, le pongo un 7. Claramente no se trata de una obra brillante. Como muchos de los que también comentaron esta entrada, empecé la novela buscando adentrarme un poco más en la filosofía de Nietzsche (en ese sentido ayuda bastante). La combinación con el psicoanálisis me parecía muy atractiva. Sin embargo, me cuesta leerlo, no me entusiasma del todo.
Los diálogos me parecen muy artificiales, muy tirados de los pelos. Pero se deja leer.
Tengo expectativas de que mejore..