Idioma original: inglés
Título original: Beneath the Trees Where Nobody Sees
Año de publicación: 2023
Traducción: Santiago García
Valoración: recomendable, pero no para todos los gustos
La pequeña ciudad de Woodcreek es una pintoresca y tranquilísima localidad donde todo el mundo se conoce, se ayuda y son amables unos con otros, un remanso de paz y calidad de vida al viejo estilo, que es especialmente apreciado por Samantha Strong, la dueña de la ferretería, una ciudadana también especialmente querida y ejemplar. Claro que Samantha necesita, de vez en cuando, darse una vuelta por la ciudad para poder explayar su verdadera naturaleza, lejos de sus vecinos. Porque Samantha resulta ser una asesina en serie que, eso sí, se cuida de matar siempre lejos de Woodbrook y, por supuesto, a ningún conocido. Sin embargo, alguien más en el pueblo comienza a cometer horrendos crímenes sin preocuparse de estas precauciones y nuestra asesina deberá asumir el papel de detective para encontrar quién es, antes de que las investigaciones oficiales la puedan localizar a ella.

Con este argumento se puede construir un estupendo thriller -lo que, de hecho, es esta novela gráfica- o también una comedia negrísima; Bajo lo árboles... consigue combinar ambos géneros gracias a la elección gráfica que hace su autor. Porque los personajes de la historia, los habitantes de ese idílico pueblo que es Woodcreek no son tienen el aspecto de personas, sino de animales antropomorfos, como en cualquier historieta para niños al uso. Ni siquiera se ha buscado darles un aire de ferocidad -en el caso de los asesinos, me refiero- sino, al contrario, el look de todo el libro es dulce, tirando a ñoño; la propia Samantha es una osita con cierto parecido a los conocidos (quizás ya no tanto) Osos Amorosos y, junto a ella, encontramos, conejos, ratones, cerditos... en fin, la fauna habitual de cualquier cuento infantil. Lo mismo ocurre con la gama cromática empleada, a base de colores suaves, muchas veces lo que llamamos "pastel", tan sólo rotos, en los momentos más truculentos -que lo son mucho, aviso-, por el rojo de la sangre. Porque ahí está la gracia de libro, en esa combinación de lo cursi o ñoño con la violencia más extrema, con la recreación sanguinolenta de la psicopatía extrema. algo a lo que estamos acostumbrados y aceptamos en la ficción sobre psicokillers, ya sean literarias o cinematográficas, pero que impacta más, por contraste, en un cómic que parece destinado al público infantil (por cierto, quien se lleve este libro a casa, por favor, que no lo deje al alcance de los niños. Repito: NO ES UN LIBRO PARA NIÑOS). Como he leído en alguna crítica, este cómic sería como introducir la trama de El silencio de los corderos en el mundo de Winnie the Pooh. Un El viento en los sauces con Patrick Bateman haciendo de las suyas. En realidad, parece que hay toda una tendencia "cuquitruculenta" o cute gore (el término tampoco es mío; lo he leído en otra crítica) en el cómic y la animación actuales... Me estoy acordando de la tremebunda película Unicorn Wars), consistente en esta mezcla de ilustraciones de aire cándido o infantil con argumentos perturbadores. Tal vez se deba, en origen, a la influencia del arte Lowbrow, no lo sé, pero prometo inquirir en el asunto...

También se le puede dar a esta novela gráfica, aunque no sé si era la intención de su autor, un significado sociopolítico: Samantha vive feliz en un entorno ideal e idealizado, como la supuesta sociedad de tiempos pasados que añoran ciertos sectores "nostálgicos" (por decirlo así) tanto en EE.UU. como aquí... Una sociedad donde cada cual tenía su lugar y no se salía de su sitio, donde los vicios y los defectos se escondían debajo de la alfombra; de hecho, nuestra gentil osita se desplazaba a la babilónica ciudad para cometer sus propios crímenes, hasta que algo, en este caso una competencia imprevista, hace saltar ese orden y pone de manifiesto la falsedad del sistema. Lo mismo que el orden pasado ideal que algunos (o muchos) reivindican hoy en día no existió nunca, parece decirnos Horvath, pues tan sólo era necesario fijarse en sus aspectos discordantes para que se le vieran las costuras.
Lo que no significa que seguir un cierto orden no resulte importante...
1 comentario:
La última ilustración resume la reseña. Claro, sin la reseña no diría nada la ilustración ¡Qué bien se complementan ambas! (Gracias ULAD por la sorpresa del día de hoy. Ah, y gracias, obvio, primero a ti, Juan G. B.)
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