Idioma original: inglés.
Título original: The Guest.
Traducción: Inga Pellisa
Año de publicación: 2024.
Valoración: recomendable.
Tercera novela que leo de Emma Cline y, aunque ni la anterior Harvey ni esta La invitada vienen rodeadas del revuelo que supuso su toma como miembro femenina del clan Manson en Las chicas, sí empiezo a reconocer un cierto patrón, un perfil de personalidad de esta joven escritora californiana, y aunque sus novelas todavía no hayan llegado a las altas cotas que algún crítico exagerado – los hay – le ha asignado, me está gustando su evolución y su valentía a la hora de afrontar perfiles, digamos, complicados, como mínimo, nada al uso. Aunque no se haya puesto en el sitio de una hippy manipulada y criminal, o en el de un productor poderoso y depredador, para esta novela elige la cómoda tercera persona y encarna a Alex, una joven californiana que se ve envuelta en un obligado tránsito, físico y psicológico, cuando uno de los hombres con que suele convivir la despacha, temporalmente, de su vida y se ve obligada – pues los amigos con que convivía también la han echado de su casa – a planificar dónde va a estar durante los próximos siete días.
En ese momento la novela toma un aire reminiscente de dos clásicos: como Holly Golightly, la ocupación que hasta ese momento ha desempeñado Alex para ganarse la vida no acaba de quedar clara. Parece no tener reparos en emplear el sexo como retribución a cambio de que los hombres – jóvenes y no tanto – que frecuenta le cedan su tiempo, su espacio, algún rincón un poco oscuro de sus existencias. Y como Holden Caulfield ha de enfrentarse, en una temprana edad, a la imposición de la aventura, a la incerteza, a ese vagar que puede parecer tan atractivo siempre y cuando no sea la única opción. En ese punto, el devenir de Alex por amigos, antiguas parejas que la asedian, pequeños robos a que se ve obligada para subsistir, amistades a que recurre para pasar tiempo en una fiesta, en una casa, se convierte en el nudo de la novela, quizás una trama algo escueta y que hubiera quedado igual de resuelta en sesenta o setenta páginas menos, en los que hubiera agradecido que la autora (esto ya le sucedía en Las chicas) hubiera sido más directa, más osada e incluso procaz. Porque quizás estamos hablando de una novela de Generación Z en la que la desidia y la escasa pasión definen los pasos a dar: Alex solo contempla pasar el día siguiente y usará a quien haga falta para solucionar la siguiente noche. Se comportará de forma cruel precisamente con quién más se parece a ella y más sinceramente le desnuda su alma. Pero sus reacciones son tibias y calculadas, e incluso el texto parece sugerir que usa su atractivo físico como un puro valor transaccional. No hay mensaje moral, solo vacío y abulia, y no sé qué interpretar de ello.
Reseñados por ULAD de Emma Cline: aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario