sábado, 19 de febrero de 2022

Zoom: Buenas noches, Punpun #1, de Inio Asano

Idioma original: japonés

Título original: Oyasumi Punpun (おやすみ プンプン)

Traducción: Marc Bernabé

Año de publicación: 2007 (en castellano, 2015)

Valoración: Bastante recomendable (merece la curiosidad)


Esto del manga, que es una cosa que voy descubriendo un poco a regañadientes, es algo con aristas un tanto extrañas. Así que no nos dejemos engañar por el pollito minimalista que protagoniza el libro (en este caso, el primero de una serie de trece): a pesar de la apariencia esto no es literatura infantil, como no lo son ciertas series o películas por el hecho de ser ‘de dibujos’. Los registros japoneses, por lo que tengo visto hasta ahora, son claramente diferentes de los nuestros, y una de sus características es la fácil transición entre lo que parecería recomendable para niños y lo que de ninguna manera lo puede ser si atendemos a los patrones occidentales.

Hechas las precisiones, hay que decir que Punpun Onodera es un chaval que tendrá unos doce años, un chico normal que no obstante se representa como una pequeña ave, sin más rasgos distintivos que el pico, y brazos y piernas de alambre, como los de un dibujo de preescolar (vamos, acorde con su nombre de pila). Naturalmente, Punpun va a la escuela, tiene su pequeña cuadrilla de amigos y empieza a sentir amores hacia niñas de su clase, es decir, nada fuera de lo usual, de no ser por algún pequeño detalle, como por ejemplo que su anterior amada (que se ha cambiado de cole) es recordada, en una sola viñeta, por obligar a comer arena a la princesita de la clase. Un rasgo turbio que anuncia por dónde van los tiros.

Porque la vida de nuestro pequeño protagonista aviar, sin dejar de ser muy corriente, presenta algunas cosas perturbadoras. De momento, su padre es un borracho en paro que maltrata a la madre, a la que pronto vemos en las urgencias de un hospital. Punpun parece tener muy asumida la situación familiar (más adelante se sabrá que la madre es también de armas tomar), y ello no parece influir demasiado en su vida. En medio de la molicie propia de la edad, examina con sus amigos un video porno encontrado en la calle y, al calor de las escenas, valoran qué será y de dónde procederá cierto líquido blanco que brota de vez en cuando de una parte del cuerpo. Bueno, al tiempo que descubren cómo un extraño individuo les lanza mensajes misteriosos desde la cinta que estaban viendo.

Todo alrededor de Punpun rezuma una rara desorientación: el chico va descubriendo cosas diferentes, aspectos de un mundo adulto que no entiende bien, pero que tampoco parecen hacer mella en él. Sigue con su vida habitual, sus pequeños disgustos y sus grandes aspiraciones (fugarse con su nueva novia a otra ciudad), sin mostrar perplejidad ni miedo, con la naturalidad de quien simplemente sigue avanzando como puede y contempla lo que surge a su alrededor como un fenómeno atmosférico. El desasosiego, la incomodidad y la percepción de estar ante una historia más bien oscura la deja Asano para el lector, que presencia descolocado situaciones que debieran estar sacudiendo la frágil psicología del niño, mientras este se mantiene poco menos que imperturbable.

Inquietante es incluso la presencia de Dios, que aparece cuando Punpun le invoca (siguiendo un absurdo ritual aprendido de su tío) para que le ayude a resolver dudas o a tomar decisiones: Dios es un joven negro sonriente y algo desaliñado, al mismo tiempo cachondo y enigmático, que suelta algunas frases más o menos en clave y desaparece poco después. Dios es un tipo raro, Punpun tiene como referencia una familia dominada por el hartazgo, la vagancia y la violencia, y sin embargo en ningún momento deja de ser un chaval corriente, interesado por las cosas más normales.

Puede que eso es lo que quiere mostrar el autor convirtiendo al chico en un pollo de parvulario, despojarle de subjetividad para convertirle en un estereotipo, un niño cualquiera que vive en cualquier ciudad de cualquier parte del mundo. O tal vez es la intención de presentar simbólicamente la inocencia del chaval que descubre cada día las sombras y los misterios que la vida adulta le va dejando atisbar. Puede ser algo de esto, o podría ser solamente una ocurrencia, la genialidad de un mangaka como Asano que parece muy dispuesto a saltarse cualquier canon, no solo visual sino también narrativo, porque el relato está sembrado de flashes repentinos que tampoco facilitan una lectura lineal. 

Pero lo cierto es que el libro me parece bastante sólido. El dibujo es muy impactante, alternando imágenes realistas de extraordinario detalle con primeros planos que muestran emociones y sensaciones poderosas, y por supuesto la desconcertante presencia de ese pajarito que sabemos que es humano, al que vemos rodeado por un mundo que es hostil, que es difícil, ingrato, aunque él quizá no lo sepa. Y no sabemos si eso es lo mejor o lo peor que le puede ocurrir.

P.D.: El caso es que el ciclo de Punpun tiene un algo atrayente, como mirar a esos rincones oscuros que la vida, también la de un niño, va sembrando por las esquinas. Y no sé, es que dan ganas de seguir leyendo más.


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