Título original: Esterhazy. Eine Hasengeschichte
Año de publicación: 1993
Traducción: Consuelo Rubio Alcover
Valoración: Está bien (recomendable para niños)
Esterhazy es una fábula infantil coescrita entre Hans Magnus Enzensberger (premio Príncipe de Asturias) e Irene Dische. Trata sobre un lebratito austriaco de alta cuna que viaja a Berlín en busca de una esposa que le proporcione una descendencia lo menos canija posible. Una vez en la capital alemana, trabajará como liebre de Pascua, hará de animal de compañía y se enamorará.
El derribo del muro de Berlín ejerce de telón de fondo en este cuento. Gracias a ello, los adultos tienen la excusa perfecta con la que instruir sobre Historia a sus retoños durante la lectura del libro. Aunque también pueden obviar la ambientación y quedarse en la interpretación más literal de Esterhazy; profundizar en lo que significa visitar una gran ciudad, tan hostil como cándidos son algunos de sus habitantes.
Debo señalar que el argumento de Esterhazy, quizás por ir dirigido a niños, se relaja un poco. Nada que insulte a la inteligencia, pero no se puede negar que hay lagunas que lo atraviesan. El reencuentro del protagonista con Mimi, por ejemplo, es muy forzado. Ni siquiera se nos explica cómo es posible que ella quedara en libertad y llegara al prado, en primer lugar.
El derribo del muro de Berlín ejerce de telón de fondo en este cuento. Gracias a ello, los adultos tienen la excusa perfecta con la que instruir sobre Historia a sus retoños durante la lectura del libro. Aunque también pueden obviar la ambientación y quedarse en la interpretación más literal de Esterhazy; profundizar en lo que significa visitar una gran ciudad, tan hostil como cándidos son algunos de sus habitantes.
Debo señalar que el argumento de Esterhazy, quizás por ir dirigido a niños, se relaja un poco. Nada que insulte a la inteligencia, pero no se puede negar que hay lagunas que lo atraviesan. El reencuentro del protagonista con Mimi, por ejemplo, es muy forzado. Ni siquiera se nos explica cómo es posible que ella quedara en libertad y llegara al prado, en primer lugar.
Las ilustraciones que complementan al relato, a cargo de Michael Sowa, son deliciosas. De factura clásica en su acabado, composición y cromatismo, entregan al espectador que las contempla una miríada de simpáticos detalles en los que perderse. Quizás criticaría, eso sí, que alguna (acompañada por un extracto del texto, por cierto), se adelante varias páginas a los acontecimientos de la narración.
También de Hans Magnus Enzensberger en ULAD: Tumulto, Hammerstein o el tesón, En el laberinto de la inteligencia
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