jueves, 16 de julio de 2020

Chimamanda Ngozi Adichie: Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo

Idioma original: inglés
Título original: Dear Ijeawele, or A Feminist Manifesto in Fifteen Suggestions
Año de publicación: 2016
Valoración: Pedagógico


Nadie puede negarle a esta escritora su vocación y aptitudes didácticas. En cierto modo, me recuerda a Arundhati Roy. Ambas partían de unas condiciones difíciles para hacer oír su voz y que se reconociese su talento, empezaron escribiendo ficción y han acabado volcándose en el activismo cada una a su manera. Tal como ocurrió con La flor púrpura hace unos años, El dios de las pequeñas cosas fue todo un acontecimiento en su día, pero luego su autora se centró en el ensayo y no volvió a escribir ficción hasta veinte años más tarde. Adichie, hasta ahora, se ha dedicado sobre todo a la narrativa, sus obras de no ficción tienen un carácter más divulgativo, aunque habrá que esperar, porque vocación ensayística tiene y le queda toda una carrera por delante.
No puedo comparar este texto con Todos deberíamos ser feministas porque no lo he leído aún, pero entiendo que pretendía comunicar unos valores a los adultos de hoy, este en cambio se dirige a los adultos del futuro. Y lo considero muy necesario, pues cuando una mentalidad injusta se va transmitiendo de un siglo a otro, la única forma de romper esquemas tan arraigados es educar. Aún así, no entiendo por qué la supuesta amiga a quien va dirigida esa carta acaba de ser madre de una niña, en mi opinión, debería haber tenido gemelos, uno de cada sexo, pues la magia de la literatura permite quitar y poner lo que más convenga a los objetivos del que escribe. Y es que ¿qué hacemos con los supuestos hermanos de Chizalum, con sus primos, sus compañeros de colegio, los hombres que se crucen con ella a lo largo de su vida, la sociedad masculina que, durante su vida adulta, dirigirá el destino de Nigeria? Convendrán conmigo en que, muy probablemente, esa niña comience a discrepar más pronto que tarde de una situación que la oprime, lo que no está tan claro es que los varones de su edad, educados en el privilegio, sientan esa misma inquietud.
Urge una recopilación de consejos tan esquemática y clara como Querida Ijeawele, pero esta vez dirigida a los niños nigerianos, y que, de paso, la lean los padres y madres estadounidenses, españoles y del resto del planeta, a ver si empieza a equilibrarse un poco un estado de cosas que solo nos parece aceptable porque hemos nacido con él.
El texto se divide en quince capítulos que son otras tantas sugerencias. Dicho así puede parecer un ladrillo, pero aquí entran en juego las habilidades literarias de Adichie ofreciendo al lector una trama mínima, que vertebra y ameniza el contenido sin apartarnos de la línea expositiva. Por eso, supongo, la destinataria tiene nombre, así como su hija y marido, y las recomendaciones se alternan con anécdotas la mar de entretenidas.
Se preguntarán de qué sugerencias se trata. Les advierto que son muy básicas: no van a encontrar nada nuevo y a la mayoría de ustedes les parecerán de sentido común. Sin embargo, y a pesar de las apariencias, en la práctica se siguen ignorando, aquí y en cualquier parte, así que no está de más recordarlas, inculcárselas a las niñas y a los niños, insistir sin descanso hasta que dejen de hacer falta por obvias. Juzguen ustedes mismos: la crianza debe ser compartida por los dos progenitores, no existen “roles de género” (“Saber cocinar no es un conocimiento preinstalado en la vagina. A cocinar se aprende”). Así, tal cual, y me encanta que sea tan directa, así nadie puede alegar que no se la entiende. ¿Quieren más? A los bebés no hay que clasificarlos por colores; cualquier juguete es adecuado para ambos sexos; el matrimonio no debe ser un objetivo a conseguir por las chicas pues, una vez casadas (o a premiadas a buscar marido), se encontrarán en inferioridad de condiciones. Nadie tiene que dar permiso a nadie y todo el mundo debe aprender lo que necesita para valerse por sí mismo/a. El lenguaje nunca es inocente, así que cuidado con esos términos y frases que se graban para siempre y acaban condicionando nuestra conducta. Las mujeres no tienen que agradar, deben ser amables y resolutivas, exactamente igual que ellos. Debemos contrapesar esos prejuicios que, muy posiblemente, la niña escuchará fuera de casa etc.
Como ven, son cuestiones muy obvias, al menos para quienes vemos el mundo con una perspectiva humanística.

Traducción: Cruz Rodríguez Juiz

 Otras obras de la autora: Aquí

24 comentarios:

Lupita dijo...

Hola, Montuenga:
Es un libro que me enamoró por su sencillez y capacidad didáctica. Al mismo tiempo, me ayudó a entender " desde dentro" algunas cuestiones que atañen a la vida de las mujeres africanas y que me descolocan en el entendimiento con ellas.

Un manual para leer una y mil veces. De 10.
Saludos

Montuenga dijo...

Pues, lo primero, te agradezco la oportunidad de aclarar conceptos más allá del estricto análisis del libro. No a ti, claro, que todo esto ya lo sabes por tu labor de educadora, pero nunca olvido que nos encontramos en un espacio público y, al hilo de lo que dices, me gustaría aclarar varias cosas:

- Dice Adichie en uno de sus títulos que "todos deberíamos ser feministas", pero la triste realidad es que todos (toooodos), hasta la feminista más concienciada, arrastramos un machismo congénito, producto del ambiente en el que hemos sido criados. Hablas de África y es verdad que es un continente donde se sufre un machismo extremo, así como los países musulmanes, el judaísmo israelí y el estadounidense (a este respecto recomiendo la serie Unorthodox, disponible en plataformas, así como el libro que ha salido hace poco, y la serie Shtisel, que encontrareis en los mismos sitios).

-Todo esto lo tenemos más que racionalizado, el problema es que lo nuestro no lo vemos, y es un hecho que existe en todos los países de América y Europa que nos creemos inmunes al problema. Se habla de micromachismo,s pero debería hablarse de machismos para describir todas esas actitudes que se producen constantemente y que, por muy normalizadas que las tengan, por mucho que piensen que no pasa nada, hacen a las mujeres la vida un poco más amarga, y en esa amargura se incluye la culpabilidad: creer que eso pasa porque algo estarán haciendo mal, no por el sexo que les ha tocado en suerte.

-A las muertes, malos tratos etc. es a lo que deberíamos llamar MACRO-machismos. Y si los 15 consejos de Adichie se aplicaran en serio en laa familias, al menos en gran número de ellas, los asesinatos machistas descenderían, incluso desaparecerían si se generalizasen esos 15 comportamientos que, en teoría, nos parecen tan obvios.

-Por eso comentaba aquí hace unos días, mientras estaba preparando esta reseña, que son imprescindibles estos libritos tan sencillos, tan cortos, pero tan prácticos a la vez, donde se explica, al margen de teorías, el cómo y el por qué de lo que ocurre, y también el cómo y el por qué podría y debería resolverse.

-Ensayos, tratados divulgativos, análisis filosóficos acerca de la cuestión hay muchos desde principios del siglo XX hasta hoy. Estamos en la cuarta ola del movimiento feminista (aunque se conocen antecedentes desde el Renacimiento), y en cada una de ellas, incluida la actual -que es la cuarta- se han hecho estudios profundísimos y pormenorizados desde todos los puntos de vista posibles. No me voy a extender, a quien le interese el tema que indague. Pero, repito, LO IMPRESCINDIBLE, LO PRÁCTICO, LO URGENTE, son libros que se dirijan al gran público, que motiven a la madre, al padre, al hijo, a la hija a echarles una ojeada. Porque, además, lo más probable es que se enganchen. Cuando algo es razonable y justo, cuando está expuesto con claridad y buena prosa, no es raro que seduzca a los que, en principio, se encontraban de espaldas al asunto.

Y eso es fundamental, es lo que hace que una sociedad avance. Os parecerá -y estay hablando para todos- una exageración, pero os aseguro que no lo es.

1984 dijo...

Bueno, son librillos didácticos, para educar en las buenas costumbres y mejores pensamientos a aquellos al parecer todavía dominados por micromachismos inconscientes, prejuicios heredados o actitudes reaccionarias. Porque, por supuesto, quienes toman sobre sí la pesada carga de educar y formar a los demás están libres de semejantes lacras: no conocen el prejuicio, la tergiversación o el error. Claro que sí. Los equivocados son siempre los demás; ellos se toman muy en serio: almas puras. Moralismo contra el error. Buenos contra malos o equivocados. Algunas personas entienden el feminismo como una especie de religión alternativa con toda su carga dogmática e intolerante. En esta nueva fe, los micromachismos hacen el papel de los pecados veniales de la religión tradicional.

Toda religión es misionera por naturaleza y busca redimir a los demás en nombre del bien y por su bien. Así que debe hacerse labor pedagógica para salvar a las almas sencillas de las tenebrosas garras del maligno (=algo que se llama "machismo").

A mí este libro me parece sospechosamente parecido a un catecismo corriente y vulgar. Se simplifica mucho: preguntas y respuestas. Se utiliza un lenguaje sencillo, porque ya se sabe que los demás son algo tontos, como niños a los que hay que educar. Se dan consejos para la vida doméstica. Se abunda en lo que no se puede decir y sí se puede decir. Se evita clasificar a los niños por sus colores (?). En fin, sea en África o en la Cochinchina, lo importante es formar ortodoxamente al pagano como si se tratara de un catecúmeno, librarlo del error y enderezarlo por la recta vía feminista hacia el bien sin mezcla de mal. Pues estupendo hermanos y hermanas. Amén.

El parecido de toda esta historia con el viejo puritanismo es llamativo: por la vía de la pureza, hacia la justicia y el bien. Razonable y justo. ¿Qué es razonable y justo? Depende. Lo que es justo para tal puede ser injusto hasta lo insoportable para cual. Y lo más razonable para x es la sinrazón para y. Así es la vida real, esa tan complicada que nunca contienen los catecismos de cualquier credo.

Se acabará escribiendo "La perfecta feminista" como el gran fray Luis de León escribió "La perfecta casada" en el siglo XVI.

Anónimo dijo...

1984, eres machista y ademas neonasi!!!

Lupita dijo...

Hola, 1984:

Aparte de que es un librillo didáctico y nada pretencioso, creo que sugiere más que impone normas o ideas, y , en ningún caso, está contra los hombres. En mi caso, por motivos laborales y personales, convivo con chicas muy jóvenes y cada día me cuestiono lo que hago y lo que digo. Educar es muy difícil, y nadie tiene la verdad absoluta.

En cuanto al moralismo, pues tienes tu parte de razón. Pero, al final, la lucha contra las desigualdades también se basa en la moral, o, al menos, en la ética.

Bueno, al fin y al cabo, reconozco que soy una moralista, y que tus comentarios hacen pensar, que ya es mucho.

Saludos

Montuenga dijo...

¡Cuánta rabia y cuántos prejuicios!
Antes de hablar hay que informarse, ni el libro ni mi artículo son ninguna broma. Espero que el resto de comentaristas estén a la altura.

Montuenga dijo...

Pero ¡¡si no lo ha leído!! Imposible debatir con alguien que se inventa los contenidos de una obra.

1984 dijo...

Bueno, Lupita, es que si estuviera en contra de los hombres ya sería de apaga y vámonos. Que se tengan que hacer estas aclaraciones es señal de hasta dónde han llegado ciertos cruzados (y cruzadas) por la causa.

A mí me importa muy poco que una persona sea lo que quiera, mientras cumpla la ley y una normas morales básicas y universales. Respeto todos y cada uno de los puntos de vista que se sostengan por sí mismos y no sean un mero disparate. Creo en la pluralidad de valores y en la tolerancia bien entendida (no en tragar porque sí, o por miedo).

Una cosa es la igualdad legal entre los ciudadanos y la no discriminación por motivos arbitrarios, absolutamente exigible y ya reconocida por suerte en los ordenamientos legales de los países civilizados, entre ellos España, y otra muy distinta que "todos" tengamos que ser feministas o machistas o liberales o comunistas o budistas por fuerza legal. Ahí ya entramos en algo peligroso, que es imponer por ley o por presión social determinadas creencias "santas y buenas" que nadie puede, por lo visto, discutir. No es necesario explicar que en buena democracia son los ciudadanos adultos quienes deciden y nadie más. Y estos ciudadanos adultos pueden rechazar o aceptar el feminismo si les da la real gana y en libérrimo uso de sus facultades mentales y derechos. Y sin que ningún guardián de la fe les ponga la caperuza amarilla por su elección, que implica naturalmente una libre decisión. Es la vieja autonomía moral kantiana, base del liberalismo moderno y de la democracia.

Por eso no me gusta nada este feminismo doctrinario que busca "micromachismos" hasta en la sopa, intenta depurar el lenguaje de expresiones no ortodoxas, se inmiscuye en aspectos privados de la vida cotidiana, exige enmendar la historia y la cultura universales y, como remate, se cree en posesión de la verdad absoluta, pretendiendo que todos estábamos en las tinieblas del error hasta que llegaron ellas o ellos o ello con su catecismo.

A mí todo este cuento me parece sencillamente fundamentalismo e inquisición con un toque vagamente totalitario. Y no trago. No tanto porque sea feminismo, sino porque intenta meterse en asuntos que son de la más estricta privacidad. A nadie le importa realmente si en mi casa la cama o la comida la hago yo, mi mujer o el gato. O las expresiones que utilizo habitualmente o dejo de utilizar. O lo que leo o no leo. O si Irene Montero me parece un genio o una lela. El peligro real es ese, esa obsesión por meter el hocico en nido ajeno, que muchos no quieren ver, deslumbrados por grandes palabras como "justicia", "igualdad" o "empoderamiento."

No me extraña que ante semejante Gestapo de vía estrecha se acaben reforzando, por reacción simple y lógica, las posturas machistas más carpetovetónicas y lamentables.

Un cordial saludo a todos.

Marc Peig dijo...

Buenas, perdón per interrumpir pero como hombre me siento aludido por el último comentario de 1984, y me gustaría decir que como hombre se puede estar en contra de los hombres si estos expresan o manifiestan mediante sus actos actitudes machistas. No me extenderé y no haré un mansplanning respecto al feminismo pero sólo diré que el feminismo defiende la igualdad, entender otra cosa es no entenderlo.
Y no se puede acusar a un supuesto feminismo que catalogas como Gestapo (no sé cuál es, pero puedo adivinar hacia dónde diriges Tu critica) de la existencia de posturas machistas. Es como decir que por causa de los antifascistas existe Vox. La cosa no va así, y nunca se puede culpar a quien defende las minorías oprimidas del auge del poderoso o dominante.
Saludos
Marc

Beatriz Garza dijo...

Vamos a quitarnos las gafas en blanco y negro:
(1)en referencia a un pasado rancio y más machista si cabe que el presente que vivimos y
(2)para poder percibir la gama de grises que hay en toda exposición, libro, teoría que se precie y cuya percepción es signo de inteligencia y de capacidad reflexiva y autocrítica.

Si cada vez que reseñamos un libro feminista (feminismo=igualdad ¿tengo que poner la definición de la RAE?) va a salir un ofendidito en plan #notallmen entonces pondremos una etiqueta al principio de la reseña (un rombito, como en las películas de antaño) para que todo aquel que no venga con sus inseguridades resueltas de casa no tenga que pasar el mal trago de pensar que se le está adoctrinando o acusando de algo personalmente.

Los demás también nos ahorraremos tener que lidiar con estas situaciones que más que molestas son ridículas.

Perdón por el tono pero es que ya vale, nooo? Una cosa es opinar y otra es venir aquí a hacer terapia gratis.

Antonieta dijo...

Estamos haciendo la experiencia, así que errores más, errores menos, demás vamos a cometer las mujeres para avanzar en derechos e igualdad. Lo importante para mí es hacer el camino, aprendiendo y avanzando. Y ya que tan estupendamente salió el tema con Montuenga de la mano del libro y, hablando de derechos, pues sumo que las locas tenemos nuestro propio listado en comparación con los locos: nos empastillan más, nos abusan sexualmente más en las cárceles psiquiátricas, nos esterilizan sin consentimiento, nos quitan más a l*s hij*s, nos estigmatizan más, nos hacen más electroschok (que ahora se aplica bajo el elegante lenguaje seudocientífico: terapia electroconvulsiva), principalmente, porque a las embarazadas no les pueden dar drogas psiquiátricas.

Abrazos fraternos y loc🌀🌀s

Antonieta dijo...

Aunque sea un apodo para saber quién opina así?

Lupita dijo...

Hola de nuevo y perdón por intervenir otra vez.
Este debate nos ha desviado del libro en sí y puestos a resaltar las experiencias personales como lectores, la mía con "Como educar.." fue mucho más que grata. Fui a una estupenda librería (Katakrack) buscando un libro para iniciar a mi hija en el conocimiento del feminismo (porque sí, y por su interés en el tema, y en la historia) y una dependienta maravillosa me dio un "tour" por la sección de feminismo que fue apabullante. Después de un despliegue de conocimiento que me dejó con la boca abierta, elegí para empezar este librito.
Era para ella, pero lo leí yo, y en pocas páginas resolví dudas de años sobre mí misma, y no sólo eso, me hizo sentirme más cercana a las mujeres nigerianas con las que coincido en mi vida personal.

Este tipo de libros que se centran en la vida cotidiana de las mujeres (maternidad, pareja, trabajo, labores domésticas, entre otros temas) quedan constreñidos, en ocasiones, a un segundo nivel, al de "las tonterías de mujeres" (lo he oído en muchas ocasiones) Esto sí me enfada. El trabajo doméstico, realizado por quien sea, es tan digno como cualquier otro. No sólo es trabajo aquello remunerado económicamente, y la educación de los hijos, de los jóvenes es tan importante para la sociedad como las grandes transacciones económicas. O más.

Si una mujer en unas cuantas páginas me ha proporcionado esta inestimable ayuda para hablar de tantas cosas y aclarar conceptos, no puedo por menos que alabarla. A mí me encanta este libro.

Se lo aconsejo a todos los padres y madres, y a todo el que esté interesado en la educación.
Leeré todo lo que pueda de ella, por su claridad, honestidad y valentía.

Saludos a todos.

1984 dijo...

Marc, no entiendo por qué te sientes aludido por mí si en ningún momento te menciono. Entiendo que se pueda estar en contra de lo que he escrito, por supuesto, pero me parece un tanto excesivo tomárselo como una afrenta personal, o algo parecido. Nada más lejos de mi intención que ofender o molestar a nadie, mucho menos a ti. No obstante, te agradezco el tono, siempre amable, y recibe un cordial saludo de mi parte.

Beatriz Garza. Veo que vas de psicóloga aficionada y eres rápida en el ataque, con alusiones malintencionadas y absurdas contra personas que no conoces ni de vista. Bueno. Esto en general demuestra la pésima catadura moral de una persona. Y otro rápido apunte. Lo poco que he leído de ti me parece bastante malo, pedante, cursi y afectado. Vamos, sin interés ninguno. Torpe y con pretensiones, que es todavía peor. Lo malo (para ti) es que destacas (para mal) en un lugar en donde la gente sí tiene ideas y las sabe expresar correctamente. Triste es tu suerte: brillas con luz negra. Hay personas a las que da gusto leer (esto no significa estar de acuerdo con ellas, de ningún modo); otras, así, así; y en tu caso, lo que escribes es sencillamente hilarante. Un consejo, Beatriz Garza: aprende a escribir, porque te hace mucha falta. Puedes empezar con los entrañables Cuadernos Rubio. Créeme. Recibe un nada cordial saludo de mi parte.

Montuenga dijo...

Exacto. La educación en el feminismo es muy necesaria, porque ya estamos viendo el resultado de la ignorancia sumada al deseo de no abandonar los privilegios nunca.
Si no fuera por las madres todavía estaríamos en la prehistoria..

Montuenga dijo...

Çaballero, aquí los insultos no se admiten. Si no sabe comportarse, le ruego se abstenga de intervenir en foros de gente pacífica que expone educadamente sus ideas.

Lupita dijo...

Halaaaaa:

Beatriz levanta pasiones; sin duda, no deja indiferente.
Yo siempre espero sus reseñas, porque muchas veces son hilarantes, algo de agradecer y mucho. Pero, en fin, yo también soy cursi y supongo que pedante.

Tienes razón, 1984, Beatriz brilla, para unos de un modo y para otros, pues de uno muy diferente, visto lo visto.

Bien por ella. Mal por tu tono.

Saludos a todos.

Francesc Bon dijo...

Sobre el libro, veo que es una secuencia lógica de Todos deberíamos ser feministas y, desde luego lo único que puede argumentarse es que toda esta corriente no surgiera antes o no surgiera de forma más clara y contundente, la humanidad ha de recuperar demasiados siglos de golpe y esa premura encuentra a algunos (no niego motivos generacionales o circunstancias personales que inciden en su apreciación) con el paso cambiado.
Lo digo porque ha de ser una mujer africana y de color quien alce la voz y sea visualizada como ariete de ese movimiento. Ha de ser la tormenta perfecta de situaciones de discriminación, parece un diseño de estrategia de marketing, y eso, a según quien, puede molestarle como a algunos les incomodan las mayorías abrumadoras. Es humano y comprensible desmarcarse de esas mayorías y ponerlas en tela de juicio igual solo sea un frívolo ejercicio de esnobismo... siempre que en aras de desmarcarse de ello, uno acaba saliéndose por el otro lado. Ser críticos sí, hasta, permitidme el juego de palabras, cítricos. Elevar la polémica disponiendo de un foro donde no se modera ni se filtra contenido, pasando a cuestiones ya poco relacionadas con la divulgación cultural (nuestro inmodesto objetivo primigenio) y más con la pura voluntad de relevancia personal (ocultándose, eso sí, tras un nick) me parece simple, cómodo y, ya que estamos, algo cobarde.
Y gracias. Montuenga, pienso leer el libro, cuando pueda. Insisto: mucho retraso y poco tiempo para ponerse al día en temas como este.

Carmen dijo...

Sobre el libro: es un libro necesario porque, a pesar de su sencillez (o precisamente por eso) tiene la gran virtud de que consigue llegar más allá del público ya convencido. Además, en mi opinión está bien escrito y contiene ejemplos que no por obvios dejan de ser pertinentes. En definitiva, buen libro y buena reseña (sólo discrepo, Montuenga, en cuanto a que debería estar dirigido también a los hombres/niños... entiendo que, en realidad, lo está).

Sobre los comentarios de 1984: "todos" tenemos que ser feministas porque no es lo contrario a ser machista (¿a estas alturas hay que explicarlo?), sino que supone que todos tenemos que estar a favor de la igualdad (real, y no sólo normativa, que me río yo de las normas que propugnan la igualdad y del caso que se les hace). Incluir en una enumeración, como si fueran cuestiones equivalentes, el ser feminista, machista, liberal, comunista o budista está -en mi opinión- fuera de lugar.
A ti te parece que es peligroso "imponer por ley o por presión social determinadas creencias "santas y buenas" que nadie puede, por lo visto, discutir". A mí, sin embargo, me parece peligrosa la idea tan extendida de que "toda opinión es respetable" que se deduce de eso que dices, porque no es verdad: en primer lugar, no es respetable una opinión que no respete los derechos humanos, y, en segundo lugar, todo se puede discutir, sí, siempre que estemos en el marco de respeto de los derechos humanos. Y quien no respeta el principio de igualdad no respeta los derechos humanos, de manera que sí se le puede imponer por ley (en concreto, en virtud de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, además de otras leyes) no determinadas creencias, pero sí determinadas actitudes y obligaciones. El ciudadano libérrimo no puede legalmente rechazar el feminismo porque no puede, legalmente, rechazar la igualdad.
Acabo con unos últimos apuntes: el feminismo no "busca" micromachismos hasta en la sopa, sino que, desgraciadamente, se los encuentra. El feminismo no "intenta depurar" el lenguaje, sino que aboga por un lenguaje inclusivo, porque lo que no se dice no existe y el lenguaje no es sólo relejo de la sociedad, sino que la construye. El feminismo se inmiscuye en aspectos privados de la vida cotidiana, claro, porque la alternativa de que la mujer se quede en casa y con la pata quebrada ya la conocemos y a las personas feministas no nos gusta.

ChuangTzu dijo...

Inevitablemente, toda discusión política en Internet termina sin ningún intercambio de ideas y con ataques personales e insultos.

Montuenga dijo...

Hola Carmen. Has descrito perfectamente en qué consiste el feminismo y los motivos de que exista. Nada que añadir por ese lado.
Sobre tu discrepancia, te diré que el libro, en mi opinión, interpela indirectamente a los varones, pero no les da pautas directas. Es como si se tratase de una tarea exclusivamente femenina, pero por muy concienciadas que estén las niñas, si ellos no cambian de actitud, el cambio no tendrá lugar o se hará a costa de graves tensiones.
Que tampoco estaría mal rebelarse por una vez, digo yo.

Montuenga dijo...

La mala educación nunca es inevitable, y en este blog lo llevamos demostrando más de una década.

ChuangTzu dijo...

Yo veo insultos y ataques personales por las dos partes.

Un libro al día dijo...

1984: los administradores del Blog optamos por las mínimas intervenciones en los comentarios. Pero no podemos tolerar en modo alguno que, por mucho que la discrepancia sobre cualquier asunto pueda elevar el tono, se realicen ataques personales del tipo de los expresados en uno de tus comentarios, completamente incomprensibles y que, desde luego, ningún colaborador de este espacio libre y altruista tiene que aguantar. Ni el blog va a admitirlos, de forma tajante.