jueves, 6 de octubre de 2016

Blake Butler: El atlas de ceniza


Idioma original: inglés
Título original: Scorch atlas
Año de publicación: 2009
Traducción: Javier Calvo
Valoración: bastante recomendable (pero no cenéis antes)

Apocalipsis: hay que soltar la palabra ya, de primeras: es imposible no usarla para reseñar este libro. Podéis sugerirme palabras o expresiones equivalentes, pero antes de sufrir (también) devanándome los sesos sobre cómo evitarla, la suelto a la primera de cambio. Ya estoy descansado, pues. Porque de eso trata El atlas de ceniza, de una serie de relatos conectados por su temática (aunque algo apunta a personajes coincidentes, imposible confirmarlos pues hay cuentos llenos de nombres propios y otros completamente elusivos de estos detalles). Y la temática es la dura subsistencia humana tras algo gordo que ha pasado en nuestro estimado y maltratado planeta. En un tiempo que se parece demasiado al nuestro de hoy o de aquí cinco o diez años. Y ya os digo que a mí no me encontraréis esgrimiendo frases típicas de fajines publicitarios como Si Stephen King, Lovecraft y Brett Easton Ellis se quedasen encerrados en un ascensor con un borrador de "La carretera", una colección de "Creepy", un libro ilustrado de Oncología y "Las once mil vergas" de Apollinaire. Dios me libre a mí de hacer esas comparaciones tan poco originales.

Blake Butler: parece el nombre de una nueva estrella del cine para adultos. Es un nombre que le pega al tipo (aspecto de enfant terrible), como le pegaría disponer de una banda de rock a la que aporta letras y guitarra rítmica, y de vivir en un loft compartido con una guapa escultora que no se saca de encima a los caza-talentos de las escuelas de modelos. Bueno: esto es una disquisición, pero no es así. Es un escritor joven y activo en la Red, al cual creo que conviene no colocar comerciales pero incómodos sambenitos de esos que (ya que esto lo publica Alpha Decay) hicieron que me enfadara tanto al leer a Tao Lin.

Ceniza: uno de los elementos físicos del libro. Me remito al primer párrafo. Algo gordo ha pasado en la Tierra, y parece que estamos metidos justo en sus inexorables consecuencias. Dejad que especule, aunque no estará de más recordar que, en USA, este libro se publica en el convulso 2009, digamos, primer año en que se especulaba que lo del 2007 (la niñería de Lehman Brothers) ya acababa, y ya hemos visto que no. Así que un escritor en un mundo en el que las perspectivas a corto se están dinamitando a marchas forzadas puede encontrar perfectamente una corriente inspiradora que incluya toda suerte de de elementos catastróficos combinados y alternados a palazos. El deprimente planeta post-lo-que-cojones-haya-pasado incluye toda suerte de catástrofes dignas del cine de los 90. Sin Will Smith para liberarlo, por eso.

Desgracia: pues lo que decíamos. El planeta asolado por toda variedad de barbaridades. Puede que Butler aquí especule con la cuestión medio ambiental y lo del cambio climático. Inundaciones, hundimientos del terreno, lluvias torrenciales (no solamente de agua: de muchas cosas y la gran parte de ellas muy asquerosas). Un sol enorme que todo lo arrasa. Puede que el agujero de ozono, puede que el deshielo de los polos, puede que alguna barbaridad nuclear. No se sabe. Pero los supervivientes lo tienen muy crudo. En lo físico, porque los efectos secundarios del desastre cuentan el hambre como sólo uno de ellos. Los miembros crecen y se deforman. Las cabezas. El pelo, las uñas. En un momento se habla de que esa época ha anulado ciertos sentimientos. Y no es descabellado pensar que los personajes de Butler, muchos de ellos, han quedado divididos por esa brecha. Los que recuerdan el pasado y sus sentimientos y los que no y andan movidos por el egoísmo y por un regreso al instinto más primario. Qué, si no, pensar de esa horda de hijos que ata a la madre para poder amamantarse. Uh. Quería no ser muy explícito. Pero ya que estamos, pues, lancemos una serie de palabras clave que Butler usa profusamente a lo largo de este libro. 
Ceniza, pelo, piel, larvas, cucaracha, jejen, tumor, sangre, costra, lombriz, gusano. Pudrir, y todas las palabras de su familia.

Extraño: y a pesar de todo, a pesar de que cualquiera dejaría rápido de prestar atención a este catálogo de escenas sórdidas, que achacaríamos a una mente enfermiza, resulta que es muy dificil resistirse a continuar hasta el final. No por morbo, ni por curiosidad malsana, simplemente porque Butler sabe llevar de la mano al lector incluso por un camino tan tortuoso. Y sabe narrar sin implicación (algo me ha recordado a Tom McCarthy) de manera que en ningún momento uno espera a un escritor sometiéndonos a un alegato final de esos de "cuidadito" que es a lo que vamos. Cosa muy satisfactoria que no se haga de un modo directo, pues ya está bien, ya está bien de escritores que nos dan exactamente lo que esperamos. Otra cosa es que la cosa haya calado de otra manera.

Fin

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Aburre ya un poco el tema postapocaliptico..

julian bluff dijo...

Hola a todos!

El tema de la crítica, de cualquier crítica artística, no tiene por qué ser sólo la literaria, conlleva para quien la hace un problema serio, un compromiso, no otro que este: Ser consciente de que...

PONIENDO A LOS "MALOS" A LA ALTURA DE LOS "BUENOS", LES ESTÁS PONIENDO, POR ENDE, A LOS "BUENOS" A LA ALTURA DE LOS "MALOS".

Elevando la valía del vulgar hasta equipararla a la del genio, estás indefectiblemente, aunque no fuese eso lo que pretendieses con tus elogios al primero, devaluando la valía del segundo.

Parece algo de cajón, casi imposible de no pillar a la primera, y sin embargo...

;-)

Anónimo dijo...

Para cuando una reseña de Patria de Aramburu? Saludos craks

Francesc Bon dijo...

Gracias por los comentarios.
Tienes razón en que el tema apocalíptico parece no dar más de sí, pero la perspectiva de Butler es diferente de la habitual basada en víctima/héroe, y resulta que la desarrolla de una manera magnética.
Julian: no acabo de entender si tu comentario es genérico o tiene algo que ver con esta reseña en particular. En todo caso, si hay referencia a nuestro sistema de valoraciones, indicarte que es tan errático como podamos ser, combinados, quienes reseñamos. A veces me sorprende al mismo nivel de valoración que puedan haber quedado libros muy diferentes en sus méritos, pero no suelo modificar nada: si la impresión recién leído un libro es una, no tiene sentido cambiarla.
Respecto a "Patria" de Aramburu, permitid que, a pesar de mi reciente acopio de reseñas de relativas novedades, emplace a cualquiera de los compañeros euskaldunes a valorar un libro que pueden juzgar mejor que yo, en lo referente a su temática.

julian bluff dijo...

Francesc,

Me refiero a la tónica general del blog, si lo que léis fuese todo tan bueno como vosotros mismos pretendéis creeros, estaríais todos y cada uno de los letraheridos de ULAD (que no ULAE, como por error escribí en otro post) muertos de gozo. Literalmente.

Y no añado que se trata de una mera opinión porque resulta obvio que se trata de una mera opinión.

Besines. ;-)

Santi dijo...

"Patria" de Aramburu me lo tengo pedido yo. Me da algo de miedo, porque ha habido otros libros del mismo autor que me han decepcionado, pero le voy a dar una oportunidad.

Respecto a que somos unos "buenistas", pues puede ser, pero más que la valoración lo que importa es el texto de la reseña, que es donde se explica por qué concedemos esas valoraciones. Y luego cada uno que decida si nos cree o no...

Francesc Bon dijo...

Por lo que a mi concierne se avecina una oleada de varapalos. Varias de mis últimas lecturas han resultado bastante frustrantes.

Juan G.B dijo...

Me permito intervenir: no creo que seamos "buenistas", sino que, simplemente, tratamos de leer buenos libros. Hay una diferencia...