Idioma original: alemán
Año de publicación: 2001
Valoración: está bien
Después de la caída del muro de Berlín y del desmantelamiento de la URSS, los habitantes de la Europa del este experimentaron dos cosas: el rechazo absoluto a todo lo que tuviera que ver con el régimen comunista, primero, y, pocos años después, lo que se llamó Ostalgie, la nostalgia por el estilo de vida bajo dicho régimen. Wladimir Kaminer, sin embargo, ha afirmado en numerosas ocasiones no haber sentido ni una cosa ni la otra. Como escritor de éxito, DJ, columnista, organizador de saraos y candidato en el pasado a la alcaldía de Berlín, este irrevente autor ruso ha intentado siempre tener los pies en la tierra y mostrar el verdadero rostro del comunismo, es decir, sus cosas malas y sus cosas buenas, sin demonizar lo primero ni idealizar lo segundo.
Eso es lo que hace, precisamente, en Música militar, su primera novela. Escrita en tono autobiográfico, en ella descubrimos cómo era la vida en la antigua Unión Soviética en los años 80, justo antes de la caída del régimen (si nosotros renegamos de esa década, imaginaos lo que nos puede decir sobre ella un ciudadano ruso). Kaminer nos cuenta cómo fue su infancia, su paso por la escuela, sus estudios de teatro, su trabajo como vigilante en un parque, su familia, sus amigos, el peso de la política en la vida diaria... consiguiendo un logradísimo retrato de una sociedad que, pese a su cercanía, sigue siendo completamente extraña para nosotros.
Como también ocurre con sus colecciones de relatos, el autor no se pierde en reflexiones interminables y va directo al grano, utilizando un estilo sencillo y mucho sentido del humor para vestir los siete capítulos que forman esta novela y que nos dan una versión que nos esperábamos (porque, sin duda, es mucho más amable y menos terrible de lo que generalmente solemos creer) sobre la URSS.
Si no conocéis la obra de este autor, este libro es una obra perfecta para adentraros en ella. Se lee rápido, es divertido y nos enseña muchas cosas que desconocíamos. No se puede pedir más.
También de Wladimir Kaminer: Mis vecinos rusos y Desde Alemania con amor.
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