Título original: Lost in music. A pop odissey.
Año de publicación: 1995
Año de publicación: 1995
Traducción: Silvia Guiu
Valoración: imprescindible para interesados, muy recomendable para profanos
Reconozco mi filia en lo concerniente a libros sobre música. Sobre todo, ese tipo de libros que comparten con los lectores esa experiencia de la obsesión. En este caso, por la música pop, a veces denostada, pero potente influencia cultural desde los años 50.
Primero, hay que advertir que el profano en la materia va a disfrutar un poco menos de esta lectura. Contra, editorial especializada en literatura sobre música, cine y deporte, ya lo declara tanto en las referencias que aconsejan el libro (Kiko Amat o el gran John Peel) como en la estética de su portada. Irremediable, que un libro así sea una sucesión de nombres y referencias que un auténtico interesado o conocedor va a entender y disfrutar en su integridad. Pero que, ojo, no da la espalda al público general.
Luego está, claro, facilitará las cosas comulgar en cierta medida con los gustos que el autor va desgranando. Ahí ya incide (cosa que Smith reconoce) la experiencia acumulada de cada uno. Yo podría sentirme decepcionado por el hecho de que no haya menciones a iconos particulares como Scott Walker, los Magazine, o Marc Almond y, en cambio, figuren Sting, Madonna o Phil Collins, artistas de gran repercusión comercial, pero de muy limitado alcance artístico.
Lost in music es una biografía de su autor en función de su relación con la música: como oyente, como músico frustrado, como partícipe (a través del periodismo) en su entramado. El joven Giles Smith, como muchos jóvenes ingleses, allá por los 70, está obsesionado con el pop, compra discos, en ediciones especiales a precios inverosímiles, venera a los músicos, acude a conciertos y, quizás atraído por lo que parece ser un proceso simple, lo intenta también él, con un grupo cuya fulminante rescisión de contrato es una de las primeras escenas. El libro es un recorrido por ese trayecto, donde impera un entusiasmo casi hooligan, una especie de ensoñación tardo-adolescente donde el autor se ve compartiendo mesa y mantel con los grandes mitos. Eso sí, recogiendo esa experiencia desde los últmos 60 a mediados de los 90. Cuestión importante.
Lost in music es una biografía de su autor en función de su relación con la música: como oyente, como músico frustrado, como partícipe (a través del periodismo) en su entramado. El joven Giles Smith, como muchos jóvenes ingleses, allá por los 70, está obsesionado con el pop, compra discos, en ediciones especiales a precios inverosímiles, venera a los músicos, acude a conciertos y, quizás atraído por lo que parece ser un proceso simple, lo intenta también él, con un grupo cuya fulminante rescisión de contrato es una de las primeras escenas. El libro es un recorrido por ese trayecto, donde impera un entusiasmo casi hooligan, una especie de ensoñación tardo-adolescente donde el autor se ve compartiendo mesa y mantel con los grandes mitos. Eso sí, recogiendo esa experiencia desde los últmos 60 a mediados de los 90. Cuestión importante.
La cosa es que los casi veinte años que han pasado desde su publicación hasta su traducción nos han permitido obtener un sustancial rédito. Un valioso epílogo del propio autor, saludando la traducción y reflexionando sabiamente sobre el radical cambio producido en el transcurso de este lapso: las descargas, el mp3, el streaming. Jugada muy inteligente, pues Smith demuestra su adaptabilidad, y ello viene justo tras el muy brillante último tramo del libro, que viene a ejemplificar a la perfección cómo el Smith fan-radical-pero-músico-limitado reconoce esa situación y cede ante sus contemporáneos más capacitados, y ante los avatares de la existencia convencional (no la vida excitante de rock-star que concibió en sus ensoñaciones juveniles).
Es en ese tramo final donde Lost in music es más una aguda semblanza biográfica que un emocional recorrido por un catálogo de artistas, y cualquier escepticismo, cualquier pero que pueda oponerse argumentando nostalgia u obsolescencia, es abatido con contundencia. Entonces Lost in music acaba por alzarse en lo que es en realidad: un análisis lúcido a la vez que personal, de como actúa la música sobre quienes viven pendientes de ella. Un triunfo absoluto, cuya sensación es placentera y perdurable.
Es en ese tramo final donde Lost in music es más una aguda semblanza biográfica que un emocional recorrido por un catálogo de artistas, y cualquier escepticismo, cualquier pero que pueda oponerse argumentando nostalgia u obsolescencia, es abatido con contundencia. Entonces Lost in music acaba por alzarse en lo que es en realidad: un análisis lúcido a la vez que personal, de como actúa la música sobre quienes viven pendientes de ella. Un triunfo absoluto, cuya sensación es placentera y perdurable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario