domingo, 1 de julio de 2012

Yukio Mishima: Después del banquete

Idioma original: japonés
Título original: Utage No Ato
Año de publicación: 1960
Valoración: Recomendable

Si la literatura japonesa no existiese habría que inventarla, pues nos regala –y me refiero a los grandes autores, los de siempre – historias que podemos paladear, filigranas descriptivas, sencillez estructural, personajes diseñados con talento. Para nosotros supone además el descubrimiento paulatino de una sociedad peculiar con un indiscutible atractivo y una mentalidad rígida que, nos guste o no, siempre podemos relacionar con la nuestra.

El Japón de hace 50 años se recrea aquí mediante un argumento sencillo, desarrollado en su mayor parte por los dos personajes centrales y expuesto de forma casi esquemática. El plato fuerte son esos dos caracteres, a la  vez definidos y endebles, casi cómicamente imperfectos, apasionados cada uno a su manera y entrañablemente torpes. Ambos creen haber encontrado en el otro gran parte de lo que necesitaban para que su vida estuviera completa y este convencimiento les impulsa a tomar decisiones. Pero la legítima ambición de ser socialmente útil en un caso o de dignificarse, incluso ante uno mismo, en el otro, comienza a tergiversarse, a adquirir tintes poco claros, sin que la rueda de las convenciones les permita tomar demasiada conciencia de ello ni, desde luego, sea posible volver la vista atrás y mucho menos cambiar de dirección. El eterno debate sobre el fin y los medios, en este caso referido a la política, se plantea aquí sin demasiados revestimientos. Se puede observar cierto maniqueísmo, pero si ponemos más atención veremos que el que confabula mantiene siempre cierto grado de pureza e idealismo, incluso cierta ingenuidad, y el que asume el papel de persona íntegra e incorruptible cierra los ojos cada vez que algo le favorece para que sea el otro quien se manche las manos. Un momento del diálogo entre el personaje femenino y un antiguo amigo convertido en oponente lo explicará mucho mejor: “ No estoy hablando de secretos. Estoy hablando de trucos. Lo que ahora estás haciendo es enseñar trucos sucios a ese infantil Partido Radical. El género de trucos sucios que han sido siempre propiedad exclusiva nuestra."

¡Ah, la política! No cambiará nunca. Pero la fuerza de los sentimientos tampoco, y aquí aparecen tan entremezclados como suelen estar en nuestro interior. Ambición, amor, amistad, traumas del pasado, ansia de superación, orgullo, estratagemas para lograr un triunfo seguro. Todo agitado en una coctelera y aliñado con un decorado minucioso. El paisaje y el clima como lienzo donde las emociones se dibujan y que todas la literaturas han utilizado siempre, aunque ninguna como la japonesa para manejarlas.

La trama forma un círculo perfecto. Al final todo parece idéntico a lo que había al principio, nada se ha movido de dónde estaba antes. Pero, naturalmente, nada es lo mismo. Queda la amargura de una cadena de fracasos y, sobre todo, un intenso aprendizaje, aunque parezca paradójico dada la edad de los protagonistas. La experiencia les habrá enseñado lo que es la adulación y el consejo interesado, les convencerá de que los encasillamientos sociales pueden ser inamovibles y la gente implacable aunque no lo parezca, pero sobre todo habrán aprendido quienes son, en realidad, ellos mismos y donde están sus propios límites.

También de Mishima en ULADEl marino que perdió la gracia del marEl rumor del oleajeEl sol y el aceroLos años verdesEl pabellón de oroEl Templo del AlbaNieve de primavera Sed de amor


2 comentarios:

Unknown dijo...

El primer escritor japones que leí, al igual que muchos de mi edad, fue Murakami. En lo particular de su obra me gusta mucho cuando describe a la sociedad nipona, disfrute mucho de Tokios Blues, After Dark y Spunik mi amor. Pero porque hablo de Murakami en una reseña de Mushima yukio...porque estoy convencido que los genios no tienen buena prensa. La obra de Muschima es sin lugar a dudas exquisita y extrañamente desconocida, al menos para mi hasta hace un tiempo. Su obra se asemeja a una foto antigua en blanco y negro, tan perfecta que si la miras con detenimiento se pueden distinguir los colores.

Montuenga dijo...

Hola Axioma. Supongo que Murakami impacta si es el primer autor japonés que conoces por su forma tan diferente de abordar el relato, pero yo ya había leído a otros, entre ellos Mishima, y me parecen muy superiores a él. A Murakami lo encuentro simplón y repetitivo. En la cima pondría a Kawabata, Mishima y Kenzaburo Oé, además, si han ganado el Nobel o, como Mishima, han sido candidatos a él, por algo será. Dirás que también Murakami lo es año tras año, pero esa candidatura no la veo consistente y espero que no le den el premio.
Saludos y felices lecturas.