Idioma original: inglés
Título original: No Door
Año de publicación: 1933
Valoración: Muy recomendable
Resulta que no hay historia. O sea, sí la hay, pero tampoco hay mucho que contar al respecto, porque lo que tenemos entre manos es una novela... no, espera, una biografía... no, tampoco... será un ensayo... o quizá una mezcla de las tres cosas. Eso es, Una puerta que nunca encontré es una novela autobiográfica con forma de ensayo (casi nada) de Thomas Wolfe.
Muy bien, hasta ahí, todo más o menos claro. ¿Y entonces? Entonces descubrimos que estamos ante un libro que habla de la soledad, en concreto la que aparece cuando el escritor pierde a su padre. Es una soledad vestida de castigo, de desesperación, para curarse de la cual debe escribir y dejar escapar sus demonios. Para entender esta acción, el autor también nos habla de su proceso formativo, es decir, de su crecimiento (o nacimiento, depende de cómo lo veamos) como narrador y como persona.
Así, gracias a esta escritura "curativa", el autor construye un libro de gran lirismo, donde las emociones se desbordan a través de su pluma y de las voces de los numerosos personajes que nos encontramos en sus páginas (el niño perdido, un millonario harto de su vida, un misterioso personaje que observa el mundo a través de su ventana...) y donde, a pesar de la angustia, es la belleza del lenguaje de Wolfe lo que queda en nuestro recuerdo.
También de Thomas Wolfe en UnLibroAlDía: El niño perdido, Hermana Muerte, Especulación, El viejo Rivers
3 comentarios:
Umh, y encima de Periférica.
Me lo apunto...
Pues acabo de leer El niño perdido y me ha parecido un libro sensiblero y acursilado. Buen lenguaje, buena estructura, pero al servicio de un exceso de ñoñería. Lo siento.
La traducción de F. Santos Fontela creo que es más acorde al carácter de Wolfe, con un estilo más poético. Esta de J. S. Cárdenas no es muy óptima, opino.
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