miércoles, 22 de febrero de 2012

Max Blecher: Acontecimientos de la irrealidad inmediata y La guarida iluminada


Idioma original: rumano
Título original: Întâmplări în irealitatea imediată y Vizuina luminată
Año de publicación: 1936 y 1971
Valoración: Imprescindible

A pesar de su temprana muerte y de los muchos años que su obra estuvo censurada en su país natal (durante el régimen comunista, primero, y durante el ceausista, años después), Max Blecher es uno de los autores rumanos de referencia del siglo XX, lo cual, teniendo en cuenta que sólo llegó a escribir un pequeño libro de poemas y tres novelas (además de alguna colaboración para alguna revista literaria de la época, como Billetes de papagayo y Les Feuilles Inutiles), sin duda es mucho decir.

Pensaba escribir dos reseñas para estas obras que comento hoy, pero, así como me parece una buena idea que aparezcan reunidas en un solo volumen, también creo necesario hacer una reseña conjunta, pues encuentro estas dos novelas como entidades complementarias, y por supuesto ganan mucho si se leen como un todo y no como obras independientes.

Así, en Acontecimientos de la irrealidad inmediata (su primera novela), Blecher narra, utilizando la primera persona (como es habitual en sus obras), la forma en la que él ve el mundo que lo rodea. ¿Son sucesos reales los que nos cuenta? No lo sabemos. Pero no importa. Importa aquí ese intento de responder a la pregunta ¿quién soy yo? ¿qué hago aquí? mientras se presenta como niño, como adolescente, como una persona a la que la enfermedad todavía no ha postrado para siempre en un camastro y que tiene una curiosidad enorme por desentrañar el mundo en el que vive.

En La guarida iluminada, sin embargo, lo que nos cuenta Blecher es muy diferente. En su tercera y última novela (publicada póstumamente), el autor recoge el testigo de la narración de Corazones cicatrizados (la crónica de su paso por la ciudad sanatorio de Berck-sur-Mer) y vuelve a hablar de su vida en un sanatorio, de la gente que conoce allí y de su experiencia con la enfermedad. Porque el texto de Blecher no es el testimonio de su lucha contra su dolencia, sino una descripción de todo aquello por lo que pasa. Cada cura, cada molestia... pero también cada momento alegre y cada cosa hermosa que ve está en este libro, y su forma de narrar es la misma en todos los casos.

Blecher no se lamenta ni autocompadence, simplemente constata un hecho. Y para ello utiliza una prosa serena y poética, donde cada párrafo es una pequeña obra de arte que nos hace disfrutar, a pesar de lo terrible y lo triste que es lo que estamos leyendo. Puede que ninguno de estos libros sea lo más recomendable cuando alguien está con el ánimo bajo, pero sin duda la obra de Blecher es un must.


También de Max Blecher: Cuerpo transparente y Corazones cicatrizados

1 comentario:

Luis Manteiga Pousa dijo...

La irrealidad puede ser buena o mala, positiva o negativa. O depende.