Título original: Afterwards
Fecha de publicación: entre 1893 y 1935
Valoración: Muy recomendable
Incluido en el libro Relatos de fantasmas (The Ghost-feeler).
"¿Qué le da al cuento de terror su emoción característica? En primer lugar creo que su sentido físico y, en segundo, un giro moral".
Así reflexionaba Graham Greene para The Spectator en 1937, y así reza la cita que abre esta colección de Relatos de fantasmas de la autora estadounidense Edith Wharton.
Sus palabras son perfectamente aplicables al cuento que ahora nos ocupa, en el que a los personajes les trae de cabeza la no-presencia de un fantasma de cuya existencia les han avisado que no se percatarán "hasta mucho tiempo después". Como la historia está narrada desde el punto de vista de Mary, la esposa -continua y simbólicamente descrita como "corta de vista"-, tampoco el lector tiene todas las claves para descubrir quién es ese fantasma que ronda la vieja casa de campo inglesa sin que los sucesivos dueños sean capaces de descubrirlo.
Y el lector se vuelve paranoico -o, al menos, esta lectora lo ha hecho-, e, impelido por ridículas ambiciones detectivesca de hallarlo antes de que la narración concluya, rastrea a tientas cada página en busca de indicios que le lleven a descubrir quién y dónde y cómo se esconde el escurridizo fantasma sobre el que murmuran las leyendas. Poco a poco, las sombras del matrimonio Boyle van saliendo a la luz; como Mary comenta proféticamente la primera vez que le hablan del evasivo espectro, "De repente, mucho tiempo después, te dices a ti misma: ¡Eso era!".
El "giro moral" del que hablaba Graham Greene se encuentra, por partida doble, en el desenlace. Para no desvelarlo, sólo diré que tiene que ver con el hecho de que "en teoría, [Mary] despreciaba la falta de interés de la esposa americana por los intereses profesionales de su marido, pero en la práctica siempre había encontrado difícil fijar su atención en los informes sobre las transacciones de su esposo".
Otra vuelta de tuerca a las historias de fantasmas, que va tejiendo el suspense efectivamente de principio a fin y obliga al lector a ejercitar sus dotes de sabueso.
También de Edith Wharton en ULAD: La edad de la inocencia, La solterona, Ethan Frome, Estío
Sus palabras son perfectamente aplicables al cuento que ahora nos ocupa, en el que a los personajes les trae de cabeza la no-presencia de un fantasma de cuya existencia les han avisado que no se percatarán "hasta mucho tiempo después". Como la historia está narrada desde el punto de vista de Mary, la esposa -continua y simbólicamente descrita como "corta de vista"-, tampoco el lector tiene todas las claves para descubrir quién es ese fantasma que ronda la vieja casa de campo inglesa sin que los sucesivos dueños sean capaces de descubrirlo.
Y el lector se vuelve paranoico -o, al menos, esta lectora lo ha hecho-, e, impelido por ridículas ambiciones detectivesca de hallarlo antes de que la narración concluya, rastrea a tientas cada página en busca de indicios que le lleven a descubrir quién y dónde y cómo se esconde el escurridizo fantasma sobre el que murmuran las leyendas. Poco a poco, las sombras del matrimonio Boyle van saliendo a la luz; como Mary comenta proféticamente la primera vez que le hablan del evasivo espectro, "De repente, mucho tiempo después, te dices a ti misma: ¡Eso era!".
El "giro moral" del que hablaba Graham Greene se encuentra, por partida doble, en el desenlace. Para no desvelarlo, sólo diré que tiene que ver con el hecho de que "en teoría, [Mary] despreciaba la falta de interés de la esposa americana por los intereses profesionales de su marido, pero en la práctica siempre había encontrado difícil fijar su atención en los informes sobre las transacciones de su esposo".
Otra vuelta de tuerca a las historias de fantasmas, que va tejiendo el suspense efectivamente de principio a fin y obliga al lector a ejercitar sus dotes de sabueso.
También de Edith Wharton en ULAD: La edad de la inocencia, La solterona, Ethan Frome, Estío
2 comentarios:
coñe, qué ganas de leerlo
COncuerdo, un relato atrapante sin dudas. Saludos.
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