Título original: The Suicide Club
Año de publicación: 1877-80 (por entregas) /1882 (en libro)
Valoración: está bien
El Club de los Suicidas: estupendo y sorprendente título para una novela que, en realidad, no es tal, sino la reunión de tres episodios diferentes, aunque relacionados entre sí: Historia del joven de los pasteles de crema, Historia del médico y el baúl de Saratoga y La aventura de los coches de punto, que forman parte de una serie aún más amplia, publicada por entregas en revistas entre 1877 y 1880, titulada , genéricamente Cuentos de los últimos días de las mil y una noches o Las nuevas mil y una noches (de ahí las referencias ocasionales a un narrador árabe, que pueden extrañar al lector).
Esta serie de historias reunidas como una novela independiente comienzan con una idea muy atractiva: una noche el príncipe Florizel de Bohemia y su asistente el coronel Geraldine, de incógnito en una taberna de Londres, conocen a un curioso joven que les introduce en un extraño y exclusivo club: el de los Suicidas, en el que cada noche el azar decide quién debe morir y quien debe ser el ejecutor de esta muerte... A partir de aquí, se desarrollan una serie de aventuras, entre Londres y parís, hasta llegar al desenlace de la historia. Sin embargo, hay que decir que, pese a que cada uno de los capítulos que componen esta serie comienzan de una manera interesante, por insólita o chocante, decaen bastante cuando se acercan a su final, quizás porque Stevenson -y sus lectores de la época-sabían que tendría continuidad en la entrega siguiente.
Aunque ésta es la mayor pega que se le puede poner a unos relatos entretenidos y originales. No es lo mejor que escribió R. L. Stevenson, desde luego; no están ni de lejos a la altura de La isla del tesoro o El extraño caso del doctor Jeckill y el señor Hyde, pero gozan del encanto de cierta literatura de otro tiempo, más ingenua pero también más lúdica que las lecturas que vendrían después: Verne, Poe, Conan Doyle... y el propio Stevenson, claro, un autor capaz de crear la felicidad de cualquier lector con sus libros; incluso con éste.
Quizá sea esta época navideña, precisamente, la más adecuada para recuperar y dar a conocer a todos estos autores... ¡Olentzero, Papá Noel, Reyes: menos videoconsolas, menos drones y móviles de chichinabo y más Stevenson, por favor! Tal vez no hoy, ni mañana, pero os aseguro que los niños de ahora os lo agradecerán en el futuro, porque gracias a sus libros, nunca dejarán de ser niños...
Otros libros de R. L. Stevenson reseñados en Un Libro Al Día: La isla del tesoro, Ensayos literarios, El diablo en la botella, El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde
Aunque ésta es la mayor pega que se le puede poner a unos relatos entretenidos y originales. No es lo mejor que escribió R. L. Stevenson, desde luego; no están ni de lejos a la altura de La isla del tesoro o El extraño caso del doctor Jeckill y el señor Hyde, pero gozan del encanto de cierta literatura de otro tiempo, más ingenua pero también más lúdica que las lecturas que vendrían después: Verne, Poe, Conan Doyle... y el propio Stevenson, claro, un autor capaz de crear la felicidad de cualquier lector con sus libros; incluso con éste.
Quizá sea esta época navideña, precisamente, la más adecuada para recuperar y dar a conocer a todos estos autores... ¡Olentzero, Papá Noel, Reyes: menos videoconsolas, menos drones y móviles de chichinabo y más Stevenson, por favor! Tal vez no hoy, ni mañana, pero os aseguro que los niños de ahora os lo agradecerán en el futuro, porque gracias a sus libros, nunca dejarán de ser niños...
Otros libros de R. L. Stevenson reseñados en Un Libro Al Día: La isla del tesoro, Ensayos literarios, El diablo en la botella, El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde
3 comentarios:
Juan, para ti un saludo muy especial en estas fiestas! Gracias por tu disposición y buen humor para "soportar" a quienes te damos lata a la distancia.
Hola, Puma:
Muchas gracias a ti por seguirnos y soportar nuestros desvaríos. Te desep que pases muy felices fiestas, igual que a todos nuestros lectores de allende el Atlántico (y aquende, por supuesto). Pensemos.en las ventajas de ser levtores: cuando ya no soportemos más a cuñados, suegras y demás patentelos, retirémonoa a disfrutar de un buen libro y las Navidades seràn de lo más llevaderas ;)
Me ha gustado. Muy originales los relatos. No está mal para estas fechas y para finalizar el año.
Saludos y FA 2018.
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