Mostrando las entradas para la consulta Arthur Koestler ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Arthur Koestler ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

jueves, 28 de marzo de 2019

Arthur Koestler: El Ártico desde la ventana de un zepelín

Idioma original: alemán
Título original: publicado dentro del libro Von weissen Nächten und roten Tagen
Año de publicación: 1931, como artículos en el diario Vossische Zeitung de Berlín; 1934, dentro del libro Von weissen Nächten und roten Tagen
Traducción: Francisco Uzcanga Meinecke
Valoración: está muy bien y, desde luego, de los más recomendable para amantes de las expediciones polares y /o los zepelines

Creo que no le estropearé a nadie la lectura de este libro si cuento de qué va, habida cuenta de que el spoiler, de haberlo, se encuentra ya en su propio título: en efecto, lo que cuenta este librito es una exploración del Ártico llevada a cabo desde un zepelín -en concreto el célebre y magnífico Graf Zeppelin LZ 127-, que tuvo lugar en 1931 y que contó entre sus miembros con el no menos célebre, al menos en tiempos posteriores periodista Arthur Koestler, como corresponsal del reputado diario berlinés Vossische Zeitung. La expedición, organizada por la asociación exploradora alemana Aeroartic, constituía un curioso ejemplo de acuerdo que quizá no pudiese darse en ninguna otra época: su principal financiadora era la Unión Soviética, pero también un millonario estadounidense aficionado a los vuelos polares y la Sociedad Filatélica Germana... (de todos modos, la idea original era aún más bizarra, pues fue cosa del magnate de la prensa Hearst, quien pretendía un encuentro en el Polo Norte entre el capitán Eckener, sucesor del conde Zeppelin, que comandaría el dirigible y un nieto de Julio Verne, que viajaría hasta allí en un submarino convenientemente rebautizado como Nautilus). Al final este curioso viaje -tampoco era el primero en este tipo de nave por el Círculo Polar Ártico- no llegaría más allá del paralelo 82 y su carácter sería eminentemente científico, sobre todo en los campos de la cartografía y la metereología, pero también contaría entre sus miembros con cameramen de cine y con el periodista Arthur Koestler, dispuesto a retransmitir a sus lectores las sensaciones y avatares de tan espectacular travesía. Koestler, a partir de sus artículos, recrearía el periplo en algunos capítulos de su libro De noches blancas y días rojos, los cuales ahora ha publicado en español Libros del K.O. como un volumen aparte.

Cabe decir que Koestler da cumplida cuenta de todo el viaje- en realidad, de poco más de una semana-, sobre todo teniendo en cuenta sus a la fuerza limitados conocimientos científicos. pero se defiende bastante bien con vívidas descripciones del paisaje y amenas explanaciones acerca de los progresos de la técnica y, de vez en cuando, sobre las ventajas y logros de la sociedad soviética, pues por entonces este periodista y escritor era un comunista convencido, igual que había sido un sionista entusiasta (luego dejaría de ser tanto una cosa como la otra). Al comienzo de su relato del viaje, de hecho, lanza algunas pullas ideológicas contra el doctor de la expedición, cuya querencia, al parecer iba más por la exaltación del volkgeist, la Heimat y esas cosas...(ya nos entendemos). Koestler, en origen Köstzler, era un húngaro de familia judía alemana.

Estas ironías, no obstante, son bastante inofensivas y hasta ingenuas, teniendo en cuenta el devenir político posterior en la vida de Koestler... De este libro queda sobre todo una imagen amable: un zeppelin sobrevolando en silencio la banquisa, llevando en su seno una variopinta tripulación de alemanes, rusos y norteamericanos, con un judío húngaro como testigo y cronista. Una imagen de un tiempo en apariencia más amable que el actual -enseguida se vería que aquella era sólo una apariencia-, que sugiere una suspensión del tiempo y la vulgaridad del mundo, como en una peli de Wes Anderson.

Para concluir este librito, y enlazando con el final de la crónica de Koestler, que hace unas sarcásticas observaciones sobre la "zepelinomanía" que acometió a la Alemania del periodo de entreguerras, que tomó a estos artefactos como uno de sus símbolos patrióticos -"El cigarro plateado se convirtió para el pequeñoburgués alemán en el cuerno mágico de la saga; lo hechizó para obligarle a elevar los ojos y la nariz hacia el cielo de tal modo que, en su ufana embriaguez, ni veía ni olía lo que pasaba abajo..."-, el traductor al castellano, Francisco Uzcanga Meinecke se extiende en un último y delicioso capítulo titulado justamente Zepelinada sobre la historia de los dirigibles rígidos en Alemania.

Porque  estos chismes serían en gran medida objeto de la propaganda nacionalista alemana e incluso quizás, aunque no fuera culpa suya, símbolos de la época del ascenso nazi al poder y su descenso hacia la locura bélica, lo sé, pero qué queréis que os diga: molan un montón, ¿o no? (aunque reconozco que siento una pizca de remordimiento: quizás debí dejar la reseña de este libro a mi compañero Koldo, que es a quien le pirra esto de expediciones polares y demás... Por otro lado, a mí me encantan los zepelines, así que la cosa está empatada. Y una reseña es una reseña... Lo siento, Koldo, pero #NoMercy!). Como decía uno de los poemas de un concurso convocado para exaltar la figura del conde Ferdinand von Zeppelin: "Cada niño, incluso el más pequeñín/ balbucea ya el nombre de Zeppelin". Pues eso.





Otros títulos de Mr. Koestler reseñados en Un Libro Al Día: El cero y el infinito, Llegada y salida

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Arthur Koestler: Llegada y salida

Idioma original: inglés
Tïtulo original: Arrival and Departure
Año de publicación: 1943
Valoración: recomendable

Pocas figuras habrá que encarnen mejor el siglo XX, con todos sus horrores y contradicciones, que Arthur Koestler, judío de origen húngaro, expatriado casi toda su vida, sionista, comunista, anticomunista, que vio los kibutz de Israel, el nacimiento de la URSS y de las purgas estalinistas, la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial, los campos de internamiento franceses, y terminó su vida siendo un defensor acérrimo de la eutanasia (que practicó en sí mismo) y un estudioso de lo paranormal. Una vida aventurera, compleja y contradictoria que se refleja en su obra narrativa y ensayística.

Llegada y salida (tercer volumen de una trilogía iniciada con Los gladiadores y continuada con El cero y el infinito) se basa en las experiencias de Koestler durante la Segunda Guerra Mundial: el protagonista, Peter Slavek, escapa del barco en el que estaba retenido y llega a Neutralia, un limbo de paz en medio del caos, dondeespera conseguir alistarse de nuevo para luchar contra el fascismo o, si no, obtener al menos un visado para los Estados Unidos. Allí conocerá a otros expatriados como él: la joven y seductora Odette; Sonia, enfermera generosa y psicóloga vocacional, o el pro-fascista Bernard.

De hecho, en torno a estos tres personajes se articulan las tres secciones centrales del libro: Odette, con quien el protagonista mantiene una corta y apasionada relación, simboliza el presente; Sonia, que someterá a Peter a una larga sesión de psicoanálisis, representa el pasado, y Bernard, con quien Peter discute largamente sobre política, el futuro. De hecho, el tono de estas tres secciones es tan diferente que si no fuera por la presencia del mismo protagonista y del mismo espacio casi podrían ser tres novelas diferentes.

Quizás la sección más destacable del libro sea la dedicada al pasado: en ella, Sonia indaga en los recuerdos de Peter para intentar curar la parálisis psicosomática de una de sus piernas. Así salen a la luz las experiencias vividas por Peter: su deportación en un tren nazi, su internamiento en una prisión, las torturas a las que es sometido... Teniendo en cuenta la fecha de la publicación del libro (1943), esto convierte a Koestler en uno de los primeros narradores en dar testimonio de las brutalidades del nazismo, del mismo modo que El cero y el infinito lo convertía en un pionero en las denuncias del estalinismo.

Uno de los grandes temas de la novela (y de la obra de Koestler en general) es el del poder destructivo de las ideologías, cuando se imponen y anulan a los individuos. Incluso Peter Slavek, a pesar de su idealismo (o precisamente por su idealismo) es en cierto modo inhumano, y no está claro si lo es por haber traicionado sus ideales, o por haberse mantenido fiel a ellos. En esta lucha entre la utopía y su corrupción, en la que se mueve buena parte de la historia del siglo XX, debe situarse también la obra de Koestler.

También de Arthur Koestler: El cero y el infinito

miércoles, 24 de agosto de 2011

Fred Uhlman: Reencuentro

Idioma original: inglés
Título original: Reunion
Año de publicación: 1971 
Valoración: Recomendable

Mi encuentro con esta novela empieza con una de esas casualidades que pasan a veces: hasta hace unas semanas yo no sabía quién era Arthur Koestler; después me compré un libro suyo en la FNAC de Lisboa (El cero y el infinito, que ya reseñé) porque me parecía curioso que precisamente un libro suyo pudiera encontrarse en español en la FNAC de Lisboa; unas semanas después, en el aeropuerto de Barcelona me compro esta novelita de Uhlman, porque era corta y barata, y el resumen tenía buena pinta. La abro, empiezo a leerla y ¿de quién es el prólogo que la encabeza y que la elogia diciendo que "ocupará un lugar perdurable en cualquier biblioteca"? De Arthur Koestler. Ahí queda eso.

Como El cero y el infinito, aunque con técnicas muy distintas, Reencuentro es también un retorno con algunos elementos autobiográficos a una época histórica convulsa: los terribles años 30 en los surgieron y triunfaron los totalitarismos europeos, y se preparó el camino para el baño de sangre que seguiría. Aquí no se trata del Stalinismo, como en la obra de Koestler, sino del nazismo, con su vena de antisemitismo visceral y su militarismo agresivo.

El tono, como dice Koestler en su prólogo, es menor, cotidiano, íntimo: cuenta la historia de un adolescente judío alemán que entabla una amistad apasionada (como son las amistades durante la adolescencia) con un compañero de escuela, el aristocrático Konradin von Hohenfels, al margen de convencionalismos sociales y de diferencias de carácter. Una amistad que se verá contaminada por el triunfo del nazismo, las tensiones raciales y la violencia. Es una mirada a las pequeñas historias de sufrimientos individuales y colectivos que debieron poblar la Europa de la época.

Los últimos capítulos de la novela ponen los pelos de punta; no por lo que cuentan (esta novela no es Sin destino o Si esto es un hombre) sino por lo que queda implícito, por el fondo terrible de desolación y odio que transparenta. No sé si decir tanto como que este libro ocupa un lugar perdurable en mi biblioteca, pero sí que no me arrepiento de haberlo comprado y leído.

lunes, 15 de agosto de 2011

Arthur Koestler: El cero y el infinito

Idioma original: alemán / inglés
Título original: Darkness at Noon / Sonnenfinsternis
Año de publicación: 1940
Valoración: Muy recomendable


Este libro desafía la idea misma de las divisiones nacionales de la literatura, y por extensión también nuestro ya famoso Sistema Unificado de Etiquetas: el autor es húngaro, pero escribió el original en alemán; este original fue traducido al inglés contemporáneamente, con el título de Darkness at Noon; después el original alemán se perdió, de manera que las versiones alemanes que existen ahora son en realidad una re-traducción de la traducción inglesa. Por si esto fuera poco, el título español no viene del alemán ni del inglés, sino del que tomó la traducción francesa (Le zéro e l'infini). ¿Se trata por lo tanto de un libro húngaro? ¿Alemán? ¿Inglés? ¿Todas esas cosas o ninguna?

En todo caso, esto es irrelevante para el mérito de la obra, que es grande: una introspección en los mecanismos ideológicos, administrativos y psicológicos que llevaron a la auto-delación de decenas de intelectuales soviéticos, algunos de ellos destacados bolcheviques, en especial en el conocido como "Juicio de los Veintiuno". En efecto, como advierte Vargas Llosa en su introducción a la obra, los hechos narrados en esta obra no son especialmente terribles (sobre todo si los comparamos con lo que Solyenitzin describiría en Archipiélago Gulag, por ejemplo): al protagonista le someten a una tortura psicológica (luces brillantes, privación de sueño, humillaciones), pero lo que interesa sobre todo es mostrar la retorcida lógica (aparejada a una retórica igualmente retorcida) que sirvió para construir una maquinaria administrativa y punitiva implacable, inhumana.

Porque el protagonista, Rubachof, es él mismo un convencido (al menos inicialmente) del marxismo y su aplicación a la Rusia comunista (aunque, por cierto, en ningún momento se afirma claramente que estemos en Rusia); porque él mismo ha aplicado a otros los mismos castigos (detención, tortura, expulsión del Partido, destierro, ejecución...) que ahora se le aplican a él, por separarse de la doctrina ortodoxa oficial y pensar como individuo (vicio típico de la burguesía capitalista occidental), dejándose llevar por los sentimientos en vez de pensar en el Gran Esquema de la Historia -que nos absolverá a todos.

El propio Koestler se lamenta (citado por Vargas Llosa) por haber arruinado sus novelas al incluir demasiadas reflexiones teóricas y filosóficas; pero en este caso el equilibrio funciona: los diálogos entre Rubachof y sus interrogadores, llenos de discusiones sobre la ideología Comunista y su aplicación histórica concreta, forman parte integral y verosímil de una historia en la que, por otro lado, también hay hueco para pasajes narrativos (recuerdos que persiguen y atormentan a Rubachof) impactantes y poderosos.

A estas alturas, no es que leer esta obra nos descubra nada nuevo sobre el Stalinismo, sobre sus perversiones o sus mecanismos retorcidos de control individual y colectivo; pero todo aquel que alguna vez se haya preguntado por qué aquellos intelectuales bolcheviques aceptaron someterse a sí mismos a la humillación pública en forma de juicios-farsa, encontrará en esta obra una explicación detallada. Y desasosegante.

También de Arthur Koestler en ULAD: Llegada y salida